El próximo domingo 11 de agosto se celebra en Chile el Día del Niño, una jornada que según la Unicef busca conmemorar los avances conseguidos en materia de Derechos de la Infancia y generar conciencia sobre la importancia de trabajar día a día por el bienestar y desarrollo de todos los niños y niñas.
Pese a esto, desde hace algunos días los medios de comunicación o nuestras casillas de correo se repletan con ofertas imperdibles de "último minuto". Salimos a la calle y vemos gigantografías con niños felices, esperanzados con un objeto en la mano. Es que creemos, o más bien queremos creer, que comprando ese objeto nuestros hijos se sentirán contentos y queridos.
¿Recuerda usted un objeto que le hayan regalado de niño? ¿Qué sintió? ¿Recuerda usted el contexto en que se lo regalaron? ¿Sabe usted dónde está ese objeto hoy? ¿Lo conserva?
Es muy probable que aquel juguete se haya desdibujado en su memoria, pero la experiencia de recibir ese regalo puede estar intacta. Y eso es precisamente lo que queremos perseguir cuando damos algo a nuestros niños: regalar un momento indeleble en la memoria, que incluso puede ser el tiempo en que ayudamos a armar el juego o el que pasamos juntos jugando con él.
Por ello, les propongo regalarles tiempo a sus niños. Pasar ese día con ellos y escucharlos; conocer cuáles son sus inquietudes, qué les gusta, cuáles son sus fantasías o sus miedos. Así, esas ofertas de "último minuto" no serán tan imperdibles como esos valiosos minutos que permanecerán en su memoria hasta su vida adulta.
* Psicóloga, académica y coordinadora de Vinculación con el Medio, Escuela de Psicología de la U. Mayor