En julio de 1969, el mundo contuvo el aliento mientras Neil Armstrong y Buzz Aldrin plantaban la primera bandera en la Luna durante la misión Apolo 11. Este acto simbólico, realizado en la superficie lunar en apenas 10 minutos, marcó un hito en la historia de la humanidad y de la vexilología (el estudio de las banderas).
Pero, más de cinco décadas después, surge una pregunta inevitable: ¿qué ha sido de esas banderas y cuál es su estado actual en un entorno tan inhóspito?
¿Qué ocurrió con las banderas del Apolo en la Luna? Un enigma tras décadas en el espacio
La historia de las banderas lunares está llena de simbolismo, debates políticos y retos técnicos que las han convertido en un ícono de la exploración espacial.
Como explica Anne M. Platoff, vexilóloga, historiadora y autora del informe Donde ninguna bandera ha estado antes: aspectos políticos y técnicos de la colocación de una bandera en la Luna, las banderas plantadas durante las misiones Apolo representaban un gesto estrictamente simbólico.
“Estados Unidos, como signatario del Tratado de las Naciones Unidas sobre el Espacio Ultraterrestre, renunció a cualquier derecho territorial sobre la Luna”, afirmó Platoff en su investigación. Este tratado, firmado en 1967, estipula que ningún país puede reclamar soberanía sobre cuerpos celestes, incluyendo la Luna. Por lo tanto, las banderas estadounidenses no eran un acto de apropiación, sino un símbolo de los logros humanos en la carrera espacial.
Platoff señala en su informe que el estatus legal de la Luna claramente no se vería afectado por la presencia de una bandera estadounidense en la superficie lunar, “pero la NASA estaba al tanto de la controversia internacional que podría producirse como resultado”.
Un desafío de ingeniería lunar
Plantarlas no fue tarea fácil. Los ingenieros de la NASA diseñaron un sistema de asta único con una barra horizontal en la parte superior que permitía que la bandera diera la impresión de ondear, a pesar de la ausencia de atmósfera en la Luna.
“Otros factores que se tuvieron en cuenta en el diseño fueron el peso, la resistencia al calor y la facilidad de montaje por parte de los astronautas, cuyos trajes espaciales restringían su rango de movimiento y su capacidad para agarrar objetos”, explicó Platoff en su informe.
Buzz Aldrin describió en un artículo para la revista Life los retos que enfrentaron al plantar la bandera del Apolo 11. “El subsuelo era muy denso, logramos empujar el asta solo unos centímetros hacia adentro. No parecía muy resistente”, recordó.
Esa bandera, adquirida por $5,50 en una tienda local en Houston, fue colocada con cuidado, pero no quedó completamente estable. Sin embargo, esa imagen icónica de la bandera sobre la superficie lunar se convirtió en uno de los símbolos más duraderos del programa Apolo.
¿Aún están las banderas en pie?
Hoy, las seis banderas dejadas por las misiones Apolo probablemente siguen en la Luna, pero no en las mismas condiciones que cuando fueron plantadas. Anne Platoff explicó a Space.com que “es probable que el nailon de las banderas se haya degradado debido a la exposición prolongada a la intensa radiación solar”, un fenómeno conocido como “podredumbre solar”.
Añadió que “algo que veo constantemente en los artículos es que las banderas se blanquean por la exposición a la luz solar. Si bien esto les sucede a algunas banderas en la Tierra, no estoy segura del proceso químico involucrado y de si eso ocurriría en un entorno lunar”. Además, las temperaturas extremas que oscilan entre -173 °C por la noche y 127 °C durante el día, junto con posibles impactos de micrometeoritos, podrían haber acelerado su deterioro.
El caso de la bandera del Apolo 17 es especialmente significativo. Esta bandera había sido exhibida en la Sala de Control de Operaciones de la Misión antes de ser llevada a la Luna en diciembre de 1972, durante la última misión lunar del programa Apolo. Sin embargo, su estado actual es incierto. “Es posible que las banderas se hayan vuelto frágiles y se hayan desintegrado con el tiempo”, indicó Platoff, añadiendo que, incluso si aún están en pie, probablemente hayan perdido sus colores originales y se hayan reducido a fragmentos casi irreconocibles.
A pesar de los estragos del tiempo y el ambiente lunar, el legado de estas banderas como símbolos de exploración espacial permanece intacto.
Como escribe Platoff en su artículo de investigación de 2011, Seis banderas sobre la Luna: el papel de las banderas en las teorías conspirativas sobre el alunizaje, el significado de estas imágenes “perdurará mucho después de la muerte de quienes participaron en esta iniciativa histórica”. Las banderas no solo representan un logro técnico, sino también un testimonio de la colaboración y determinación humana.
Platoff también se refirió a las teorías conspirativas que ponen en duda la autenticidad de los alunizajes. “No es difícil refutar estas teorías. Existen pruebas contundentes de que los alunizajes del Apolo fueron reales”, declaró a Space.com.
“¿De verdad crees que sería posible mantener el nivel de cooperación de todos los involucrados en el Programa Apolo para mantener el engaño durante cincuenta y cinco años? ¿O es más plausible que la gente trabajando junta fuera capaz de aprovechar el poder de la ciencia y la tecnología para lograr el objetivo de aterrizar astronautas en la Luna y traerlos a casa sanos y salvos?”.
Más allá de su estado físico, las banderas lunares continúan siendo un poderoso recordatorio de lo que la humanidad puede lograr cuando combina ciencia, tecnología y colaboración. Como escribió Buzz Aldrin, la visión de la bandera en la Luna evocó “una unificación mística de todas las personas del mundo”. Este momento, aunque breve, simbolizó un logro compartido que trascendió fronteras nacionales y políticas.