Fortnite fue lanzado en 2017 y desde su estreno se ha transformado en el videojuego más utilizado por los menores, y en muchos casos, una extrema preocupación para padres.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció finalmente como una enfermedad el "trastorno por videojuegos". La medida, determinada por los 194 miembros pertenecientes al organismo, fue zanjada en el marco de la 72° edición del World Health Assembly, y estará vigente desde el 1 de enero de 2022.

La moción había sido presentada en junio de 2018, y tras la undécima revisión del International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems (ICD-11), desarrollada en Ginebra, la organización confirmó la decisión de incorporar la adicción a los videojuegos como un trastorno mental.

Pero hay algunos especialistas que han ido más allá, y aseguran que juegos como Fortnite pueden actuar igual que una droga. Es al menos lo que afirmó Kathryn Smerling, una terapeuta familiar doctorada de la U. de Fordham (EE.UU.), quien aseguró en el programa de TV de EE.UU. Mornings With Maria, de FOX Business, que las discusiones sobre el juego han comenzado a entrar en sus sesiones de terapia familiar.

"Es un desafío para los padres, ya que hay muchos desafíos, pero esto realmente ha invadido el sistema familiar porque es muy adictivo", dijo Smerling. "Se compara con algo como la heroína", añadió.

Smerling recordó cómo el Príncipe Harry de Gran Bretaña repudió la naturaleza adictiva de Fortnite; considerándolo irresponsable jugar algo que lo mantenga frente a su computador durante el mayor tiempo posible. 

La terapeuta hizo alusión a unas declaraciones del Príncipe Harry el pasado 5 de abril, durante un evento de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA, por sus siglas en inglés) en Londres, donde el príncipe expresó su deseo de que el juego sea "prohibido" en Reino Unido, por considerar que no aporta ningún "beneficio" al hogar.

«Ese juego no debería permitirse. ¿Dónde está el beneficio de tenerlo en tu hogar?", preguntó el príncipe Harry solo unas semanas antes de convertirse en padre. "Son más adictivas que el alcohol y las drogas", añadió.

Smerling aseguró que la manera de revertir el problema es convertirlo en una forma de hablar con tus hijos. "Los padres pueden hablar con sus hijos sobre lo que está sucediendo en Fortnite porque es interesante", dijo.

Sin embargo, otros expertos no están tan seguros de este poder de adicción. El profesor Andrew Przybylski, psicólogo experimental del Oxford Internet Institute, citado por la BBC, señala que solo el 0,3% de los jugadores puede tener problemas para controlar el tiempo que pasan jugando videojuegos.

Los juegos pueden no ser intrínsecamente adictivos y deberían considerarse como un mecanismo para hacer frente a la angustia mental, en lugar de causarla, dijo. "Culpar de manera indebida a los juegos hace que se estigmatice un pasatiempo popular que disfrutan casi dos mil millones de personas".

Pero la Organización Mundial de la Salud no concuerda con esta interpretación, por lo que el año pasado reconoció el juego excesivo como un trastorno de salud mental.