¿Qué tan cerca está la Tierra de ser impactada por un asteroide?
Un efecto físico descubierto sobre el asteroide Aphophis, de 300 metros de ancho, confirma que el escenario de impacto contra la Tierra, aunque bajo, sigue siendo posible para el año 2068. ¿Qué determina que estos peligrosos objetos puedan cambiar su órbita y chocar contra nuestro planeta?
De los millones de objetos que circulan el espacio, sólo unos pocos tienen posibilidades de acercarse a nuestro planeta. Algunos -los más pequeños- logran ingresar a la atmósfera y se desintegran por la fricción, otros pueden provocar daños como el de Chelyabinsk (Rusia) en 2013, y muchos se acercan y causan algo de ruido en las redes sociales, como 2018VP1, un asteroide del tamaño de un refrigerador que tiene menos de un 0,5% de posibilidades de acercarse a la Tierra el 2 de noviembre, la víspera de las elecciones en Estados Unidos.
Pero existe un selecto grupo al que los astrónomos monitorean periódicamente. Son los objetos potencialmente peligrosos para la Tierra.
A ellos, los astrónomos le han designado el nombre de NEO (acrónimo inglés de near-Earth object, u objeto cercano a la Tierra), debido a que sus órbitas pueden encontrarse en algún momento en riesgo de colisión con nuestro planeta.
Actualmente se han descubierto casi 19.500 NEO. Sólo 107 (0,55%) son cometas, mientras que 19.363 (99,45%) son asteroides, y 1.955 NEO clasificados como asteroides potencialmente peligrosos.
De todo este grupo, tres cuentan con la mayor calificación de riesgo en la Escala de peligro de impacto técnico de Palermo, cuya función es medir el riesgo de impacto de uno de estos objetos: el asteroide 29075 (1950 DA); Bennu, el mismo que la semana pasada fue visitado por la sonda Osiris-Rex de la Nasa para obtener una muestra de su composición; y Apophis, el que por la cercanía de fechas, es el más conocido.
En este caso, 29075 (1950 DA) tiene una probabilidad de 1 en 8.300 (0.012%) de golpear la Tierra en el año 2880; Bennu, 1 en 2.700 (0.037%) entre los años 2175 y 2199; y Apophis, que ha tenido posibilidades ya descartadas en los años 2029 y 2036, y hoy cuenta con una probabilidad de 1 en 530.000, de acuerdo a un nuevo estudio de la Universidad de Hawaii. La fecha: 12 de abril de 2068.
Si bien el choque de un asteroide contra la Tierra aún parece improbable, de ocurrir, dejaría daños catastróficos. Apophis mide más de 300 metros de ancho (tres veces la cancha del Estadio Nacional a lo largo), lo que equivale a 1.151 megatones de TNT. Casi un 8 por ciento de la bomba de Hiroshima.
El empuje
Parece poco, pero la posibilidad existe. Según la Nasa, aunque Apophis se encuentra a 0,226 unidades astronómicas de la Tierra (33,8 millones de Kms aproximados), para los astrónomos existen muchas variables relacionadas al cambio de órbita de uno de estos objetos. Con Apophis, el estudio establece un efecto físico que llama poderosamente la atención: se trata del llamado “efecto Yarkovsky”, que de acuerdo a Dave Tholen, investigador del Instituto de Astronomía de la U. de Hawaii y autor del estudio, lo convierte en una amenaza.
“Las nuevas observaciones obtenidas a principios de este año fueron lo suficientemente buenas para revelar la aceleración Yarkovsky de Apophis, mostrando que el asteroide se está alejando de una órbita puramente gravitacional en unos 170 metros por año, suficiente para mantener el escenario de impacto de 2068 en juego”, asegura.
Pero, ¿qué es el efecto Yarkovsky? Thomas Puzia, profesor del Instituto de Astrofísica UC e investigador del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA), señala que “se trata de un efecto termodinámico en el que todos los objetos reciben y absorben radiación del Sol, y se ‘calientan’, dependiendo de su composición química. Cuando giran, el lado más caliente expuesto al Sol, al rotar, emite esta energía por el lado oscuro. Esta emisión de fotones básicamente es un proceso de inyección de ‘momento’ en la dirección opuesta al de la emisión de fotones, acelerando o frenando al asteroide”.
“Todos estos efectos son pequeños, pero con miles de años tienen un efecto en la trayectoria del objeto. Por ello es muy importante entender su composición química, ya que define la absorción de la superficie para la radiación y la llamada inercia térmica por unidad por segundo. Si gira muy rápido o lento, eso definirá el efecto Yarkovsky y el empuje que recibirá este objeto”, agrega.
“Por ello la trascendencia de las misiones Osiris-Rex y Hayabusa2: hay que entender la composición química y superficie del asteroide, si es liso, polvo, roca, qué tipo, etc. Ahora sabemos mucho más. En base a las mediciones de Bennu, deberían re calcular su trayectoria”, dice Puzia.
“Pero por ahora, la posibilidad de impacto es baja y no hay que ser alarmista”, sostiene.
Por otro lado, el experto menciona que en astronomía existe un término llamado “keyhole”, una pequeña región del espacio donde la gravedad de un planeta alteraría la órbita de un asteroide, de modo que éste chocaría con éste en un paso orbital futuro.
El término obtuvo notoriedad cuando en enero de 2005 se anunció que Aphohis pasaría por la Tierra en 2029 y atravesar un keyhole de entre 800 metros a 1 Km, provocando posibles impactos en 2036 o 2037. Sin embargo, investigaciones posteriores revelaron que la probabilidad de choque por esta causa eran extremadamente insignificantes.
“Esto no significa que el asteroide vaya a chocar, sólo hay una distribución de probabilidades en esa zona. Hay parte de este keyhole que entrega posibilidades altas, pero no un 100%”, asegura Puzia.
Aún así, durante el breve período en que Aphophis causó revuelo por su cercanía con la Tierra, estableció el récord de calificación más alta en la Escala de Turín, alcanzando el nivel 4.
A diferencia de la Escala de Palermo, la Escala de Turín fue creada como un método más simple y didáctico -similar a la escala de Mercalli en sismología- para entender la peligrosidad de un eventual impacto contra nuestro planeta, combinando estadísticas y el potencial derivado de la energía cinética producida por el mismo impacto.
Si bien Apophis alcanzó el nivel 4 (“Encuentro cercano, merecedor de atención por parte de los astrónomos y probabilidad de colisión de más de 1%, capaz de causar devastación a nivel regional”), tras los cálculos el riesgo del asteroide disminuyó a cero.
Hasta 2011, sólo dos asteroides obtuvieron categoría 1 de riesgo: (367789) 2011 AG5, que pasará muy cerca de la Tierra el año 2040; y 2007 VK184, cuya trayectoria cercana ocurrirá en 2048.
¿Se conoce de algún asteroide de categoría 10 en la Tierra? Sí, el mismo que significó la extinción de los dinosaurios, hace 66 millones de años.
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