Ya sabes lo que dicen, si ves un asteroide corre por tu vida. Y es que desde siempre el impacto de una roca espacial gigante genera pánico. Es importante mantener la calma, pero sin exagerar. Porque sí, se puede estar a una distancia del impacto de un asteroide y vivir para contarlo.
Gracias a la tecnología, muchas organizaciones nos mantienen a salvo de amenazas exteriores debido al estudio y constante monitoreo del espacio. Por ejemplo, DART ha demostrado que incluso podríamos desviar los asteroides. Pero, ¿hasta dónde podemos confiar?.
Según el portal IFLScience, hasta ahora solo se han descubierto siete asteroides antes de que colisionaran con la Tierra. “Un número muy pequeño”, explica el portal, pero lo positivo es que fue unas horas antes de que ardieran en la atmósfera, lo que da tiempo suficiente para que las personas se logren poner a salvo del riesgo.
A pesar de que depende del tamaño, la velocidad, la densidad y las propiedades de asteroides, entre otros factores, existen ejemplos históricos que dan pistas de cuáles podrían ser las distancias en que es posible estar seguros de un inminente impacto.
El ejemplo más famoso es el evento de Tunguska en Siberia, cuando en la mañana del 30 de junio de 1908, un asteroide de hasta 60 metros de tamaño se rompió en lo alto de la atmósfera liberando una gran cantidad de energía sobre el río Podkamennaya Tunguska. La roca espacial aplastó 80 millones de árboles en un área de 2150 kilómetros cuadrados, y se cree que al menos dos personas murieron, y tal vez una tercera.
En ese acontecimiento, la energía que se liberó se estima que fue entre tres a 30 megatones de TNT. Un rango que alcanzan algunas de las armas nucleares más poderosas jamás probadas. El área segura está probablemente a decenas de kilómetros del epicentro del impacto.
IFLScience utilizó una calculadora de impacto de asteroides para estimar las distancias para estar a salvo (que tiene muchas advertencias debido a las incertidumbres). El cálculo sugiere que a 10 kilómetros todos los edificios se derrumbarían. A los 20 km, solo se romperían los de marco de madera, y a los 30 km, se romperían las ventanas de vidrio. Esto es más o menos lo que se constata utilizando el famoso simulador de bomba nuclear.
Pero, ¿qué tan real son estos cálculos?. El portal encontró varios relatos de testigos que vivieron para contarlo, según lo informado en inglés en Wikipedia. Uno en particular es de S.Semenov (registrado por la expedición del mineralogista ruso Leonid Kulik en 1930) que describe cómo Semenov fue lanzado unos metros hacia atrás (debido al brusco cambio de presión del impacto), y luego vino el viento caliente. Semenov y su esposa vivían a unos 60 kilómetros del lugar del impacto. Por lo que dicen, 30 kilómetros podrían haber sido suficientes para sobrevivir, pero incluso al duplicar la distancia, estarían experimentando algo extremo.
Otro caso fue el impacto que formó el cráter del meteorito Barringer en Arizona, Estados Unidos. Este fue un poco menor en tamaño y rendimiento al de Tunguska, pero la profundidad que excavó fue la de un agujero de un kilómetro en el suelo. Mató a los animales de la América prehistórica en un radio de seis kilómetros e hirió gravemente a otros hasta por el doble de la distancia.
El evento de Chelyabinsk también es un ejemplo digno de contar. Ocurrió el 15 de febrero de 2013 y al igual que en el caso de Tunguska, rompió en la atmósfera y fue sobre Rusia. Pero se diferencian en la cantidad de energía que liberó, siendo de 75 a 60 veces menos que en 1908. El efecto también fue mucho menor, pues la roca espacial tenía 18 metros de ancho, y aunque hubo una gran cantidad de edificios dañados, nadie resultó fallecido, solo se reportaron 1491 lesiones provenientes de ventanas rotas. Aun así, la luz del impacto fue visible a una distancia de hasta 100 kilómetros (como se muestra en el video más arriba).
Así que ya sabe, si ve un asteroide, corra por su vida para lograr alcanzar la mayor distancia entre él y usted. Ya que incluso estando lejos, se pueden sentir los efectos.