A mediados de abril de este año, Israel uno de los países que llevaba la delantera en cuanto a vacunación (Pfizer BioNTech) contra Covid-19 comenzaba a sacarse la mascarilla, al menos en los espacios abiertos. Entonces ya completaban casi un año con el uso obligatorio de tapabocas, mientras la mitad de la población ya contaba con el esquema de vacunación completo. Comenzaba entonces a circular en forma comunitaria la variante Delta del virus Sars-CoV-2.
En agosto, con casi el 70% de las población objetiva vacunada, iniciadas las dosis de refuerzo, los casos nuevos de contagio llegaron a los 10 mil diarios (en un país con poco más de 9 millones de habitantes), con una positividad del 10%, y el temor de un nuevo cierre de la economía y restricción de las libertades se hizo sentir: Delta estaba infectando a los vacunados y también a los niños.
Lo mismo ocurrió en Estados Unidos y en el Reino Unido.
En Chile, esta variante del nuevo coronavirus, ingresó a fines de junio, y en menos de un mes ya tenía circulación comunitaria y en tres meses ya era la variante de mayor circulación en el país. Y los casos, recién están aumentando, pero según los expertos no alcazaría el mismo nivel de contagios, gravedad ni mortalidad de la primera y segunda ola.
¿Delta con menos ingreso a UCI y menos letalidad?
En el último Informe Epidemiológico de Vigilancia Genómica publicada por el Ministerio de Salud, se muestra un recuento de las características clínicas de algunos casos de personas contagiadas (entre 22 de diciembre y el 20 de septiembre) en las que se pudo determinar la variante del virus Sars-CoV-2 causante de la enfermedad. Si bien se trata de una información descriptiva por lo que no se pueden realizar comparaciones entre las diferentes variantes (es una búsqueda intencionada y no un estudio epidemiológico), evidencia algo que los infectólogos sí están observando en clínicas y hospitales.
Es así como señala que en 402 casos de enfermedad causada por la variante Alfa (durante la primera ola), el 58,7% de los casos fue sintomático, el 9% requirió hospitalización, un 2,7% debió ser internado en la UCI/UTI y casi el 2% falleció.
Para la variante Gamma (segunda ola), hay más muestras secuenciadas, llegando a 6.399. De ellas, el 69,4% fue sintomática, el 16,7% requirió hospitalización. El 4,7% ingreso de UCI/UTI y 5% de fallecidos.
Con Delta, de presencia comunitaria en un muy buen momento epidemiológico del país, con poca circulación viral, los números cambian. Con un total de 2.075 muestras secuenciadas, el 59,6% fue sintomático, con un 5,2% de hospitalización, 1,9% de ingreso a UCI/UTI y 0,58% de fallecidos
Rafael Medina, virólogo y profesor asociado del Departamento de Enfermedades Infecciosas e Inmunología Pediátrico de la U. Católica, indica que se reporta el dato pero no se puede interpretar porque la secuenciación de la muestra que se hace es muy dirigida, por lo tanto, los patrones no son claros. Sin embargo, desde el punto de vista estadístico y matemático, es real que Delta, hasta ahora, no está produciendo más hospitalización, ni mayor ingreso a UCI ni muerte, ésto pese a que la variante está siendo introducida contantemente al país a través de las fronteras, tal como lo indica la secuenciación que se realiza a quienes ingresan al país.
“Tenemos circulación comuniaria, casos en los que no se puede detectar quién contagió, pero donde más ha aumentado su presencia es en los viajeros. Lo cierto es que de seguro, no está generando casos graves de Covid-19, no hemos visto casos significativos y seguimos recibiendo Delta, señala Medina. Este mismo informe señala que de 378 muestras positivas en viajero, 212 fueron de la variante Delta, ientras que en lo que va de septiembre, de 66 muestras secuenciadas, 57 son Delta.
La jefa de infectología de Clínica Alemana, Inia Pérez, también coincide. “Efectivamente estamos viendo que el porcentaje de casos que requiere hospitalización hoy es menor. Esperamos y confiamos que sea producto de la vacunación. La gran mayoría de casos están siendo leves, pero falta todavía para saber si esta tendencia de disminución de hospitalizaciones se mantiene en el tiempo”.
Según esta especialista, el gran problema de la primera y segunda ola de casos en Chile, fue el gran porcentaje de pacientes contagiados que requerían hospitalización, camas UCI, intemedio. “La vacuna no previene la infección, pero sí logra prevenir que los casos sean más leves y eso es lo que estamos viendo”.
La infectóloga del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Jeannette Dabanch, tiene una mirada diferente. “En Israel, la variante Delta se demoró varios meses en desplegarse en toda su magnitud. En Chile, hoy tenemos una distribución comunitaria. Es una variante más transmisible que cualquier otra, ojalá se pueda hacer un control de los contagios. Los países que han tenido Delta, han demostrado que es una variante mucho más transmisible, por eso reemplaza tan rápido a sus ‘parientes’”.
Por eso, dice, lo importante es buscar casos, encuarentenar y hacer trazabilidad. “El porcentaje de vacunados es alto en Chile, pero con una vacuna menos eficiente que las vacunas de RNA y muchas personas ya tienen más de seis meses desde la segunda dosis. A eso se suma que se están aumentando los aforos y la posibilidad de reuniones sociales. Necesitamos llegar al 90% de la población vacunada. No podemos olvidar que seguimos en pandemia mientras sigan apareciendo nuevas variantes y no tengamos una vacuna que pueda ser distribuida en forma oportuna en todo el mundo, no pasaremos a endemia”.
Javier Tinoco, infectólogo de Clínica Universidad de los Andes, recuerda que antes que ingresara al país se sabía que la variante Delta era más transmisibles que las otras variantes pero en Chile no ha causado la misma magnitud de ingresos a UCI y mortalidad que las olas que causó en los demás países.
“Chile tiene dos ventajas: la vacunación, que está muy avanzada y que permite que nos enfermemos pero sin tanta gravedad, y segundo, que no se han liberado todas las medidas sanitarias y la mascarilla se sigue utilizando”.
La mascarilla sigue siendo importante. Con las actuales medidas, advierte Tinoco, se darán más situaciones de cercanía con personas contagiada. “Hay que seguir expectante, podrían surgir brotes pero veo difícil que se repita el mismo nivel de hospitalización, UCI y mortalidad de las dos olas anteriores”.
Vacunación y mascarillas
Al parecer, dice Medina, el país todavía está en una situación relativamente controlada, un hecho al que sin lugar a dudas ha contribuido el uso de mascarillas y el alto nivel de vacunación alcanzado. Hoy la cifra de casos diarios informada por el Minsal es de 895 casos nuevos, la cifra más alta de las últimas seis semanas.
“Lo objetivo es que los casos están aumentando lentamente y ese aumento corresponde a la variante Delta que sigue ingresando al país”. Un elemento impredecible y que podría aumentar los casos, añde Medina es la apertura de las ciudades. “El uso de mascarillla en Chile siegue teniendo efecto, también las vacunas y las condiciones ambientales hacen que el virus no tenga todas las condiciones ideales para propagarse. Hay que observar las próximas dos semanas, sin toque de queda, con más libertades, probablemente la vacuna y el uso de mascarillas muestre su imapcto favorable. La vacunación en los niños pequeños también contribuye a que no sigan aumentando los casos”, comenta.
Según la infectóloga de Clínica Alemana, es la sumatoria de medidas las que hoy mantienen permiten que hoy se tengan estas cifras. “Los casos están aumentando, no es el momento de levantar medidas que ayudan a diseminar las partículas virales de quienes están infectados como las mascarillas que claramente nos ayudan a evitar contagios. La vacunación, el lavado de manos, las mascarillas, todo aporta”.