No, no da lo mismo que la última comida del día sea a las 20.00 o a las 21.00, o que el desayuno sea antes o después de las 9.00. Así lo demostró un reciente estudio, que analizó el comportamiento nutricional de más de 100 mil personas y determinó cuál es el riesgo de comer muy tarde. El estudio fue recientemente publicado en la revista Nature Communications.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo según el estudio Global Burden of Disease, con 18,6 millones de muertes anuales en 2019, de las cuales alrededor de 7,9 son atribuibles a la dieta. Esto significa que la dieta juega un papel importante en el desarrollo y la progresión de estas enfermedades.
El estilo de vida moderno de las sociedades occidentales ha llevado a hábitos alimenticios específicos, como cenar tarde o saltarse el desayuno. Además de la luz, el ciclo diario de ingesta de alimentos sincroniza los relojes periféricos, o ritmos circadianos, de los distintos órganos del cuerpo, influyendo así en funciones cardiometabólicas, como la regulación de la presión arterial.
¿Qué tan peligroso es comer después de las 21 horas?
La crononutrición está emergiendo como un nuevo campo importante para comprender la relación entre el momento de la ingesta de alimentos, los ritmos circadianos y la salud.
Los científicos de las universidades más prestigiosas de España y Francia utilizaron datos de 103.389 participantes en la cohorte NutriNet-Santé (79% de los cuales eran mujeres, con una edad promedio de 42 años) para estudiar las asociaciones entre los patrones de ingesta de alimentos y las enfermedades cardiovasculares. Para reducir el riesgo de posibles sesgos, los investigadores tuvieron en cuenta un gran número de factores sociodemográficos, tales como la edad, sexo, situación familiar, así también como la calidad nutricional de la dieta, el estilo de vida y el ciclo de sueño.
Los resultados muestran que tener una primera comida más tarde en el día (como cuando se salta el desayuno), se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, con un aumento del 6% en el riesgo por retraso de la hora.
Por ejemplo, una persona que come por primera vez a las 9.00 tiene un 6% más de probabilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular que alguien que come a las 8.00 Cuando se trata de la última comida del día, después de las 21.00. se asocia con un aumento del 28% en el riesgo de enfermedad cerebrovascular, en comparación con comer antes de las 20.00, particularmente en las mujeres.
Por último, una mayor duración del ayuno nocturno (el tiempo que transcurre entre la última comida del día y la primera comida del día siguiente) se asocia con un menor riesgo de enfermedad cerebrovascular. Esto, según dice el estudio, respalda la idea de comer la primera y la última comida más temprano en el día.
Estos hallazgos, que deben replicarse en otras cohortes y a través de estudios científicos adicionales con diferentes diseños, destacan un papel potencial del horario de las comidas en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Sugieren que adoptar el hábito de comer más temprano en la primera y última comida con un período más largo de ayuno nocturno podría ayudar a prevenir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.