La invasión que llegó desde África a Chile en 1973: las ranas
Sin un programa de control y educación, esta invasión seguirá incrementándose más rápido de lo que se creía, teniendo irreversibles impactos en la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos de Chile, advierte estudio.
Fue en 1973, cuando las ranas africanas (Xenopus laevis) llegaron a Chile. Un arribo que fue a través de una introducción accidental. Posteriormente, en 1980, se realizó el primer registro de una población que a esas alturas ya esta naturalizada en el país.
Es la especie de invasores anfibios más ampliamente distribuida en el mundo. Desde que llegó a Chile se ha expandido rápidamente, invadiendo una zona aproximada de 21.000 km2 y avanza entre 3,1 y 5,4 km año.
Se trata de una invasión biológica que tiene graves consecuencias, especialmente es el desplazamiento de la especie nativa de rana chilena, Calyptocephalella gayi, la cual está en peligro de extinción.
Alta densidad poblacional
Son más de cuatro décadas en que la especie ha colonizado ríos, lagunas, tranques y canales de regadío de Chile central. Un nuevo estudio, publicado hoy en la revista Management of Biological Invasions, realizado por investigadores del Centro de investigación para la Sustentabilidad (CIS) de la U. Andrés Bello y ONG Vida Nativa, indica que esta especie exótica e invasora puede alcanzar altas densidades poblacionales (hasta 14 ranas/m2 de superficie de agua).
Asimismo, los investigadores intentaron llevar a cabo un plan de erradicación en un área específica del Jardín Botánico Nacional en Viña del Mar; sin embargo, pese a los esfuerzos, este concluyó sin éxito. Claudio Soto-Azat, director del CIS y uno de los líderes de la investigación, señala: "Estuvimos yendo cada dos semanas durante tres meses a una poza en Viña Del Mar y logramos sacar más de 2.000 ranas, sin embargo la población se mantuvo estable".
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Plan de erradicación en un área específica del Jardín Botánico Nacional en Viña del Mar. Foto: UNAB[/caption]
Otro importante hallazgo fue el descubrimiento de una nueva población en el Río Copiapó, 380 km más al norte del límite previamente conocido, el río Limarí. "Este es el primer registro de la rana Africana en el norte de Chile. Resulta muy preocupante porque significa que la rana sigue ampliando su distribución de forma muy rápida, probablemente asistido por el ser humano a través del sector de la agricultura y por la liberación de ranas que se mantienen como mascotas ilegales", añade Soto-Azat.
Marta Mora, presidente de la ONG Vida Nativa, destaca que en este estudio se describe la metodología más eficiente para capturar a estos animales, pero es necesario aumentar el esfuerzo y apoyo. "Las mayores amenazas de la rápida dispersión de esta rana por Chile son que aumenta las posibilidades de diseminar el hongo quítrido a los anfibios nativos, y la depredación de peces y larvas de anfibios de nuestro país", explica.
"Existe un relato que sostiene que las ranas Africanas fueron liberadas desde el aeropuerto de Santiago durante el golpe militar en 1973 y los hallazgos científicos apoyan esta hipótesis", indica Soto-Azat.
La invasión de la rana Africana en Chile ha sido largamente ignorada por las autoridades en Chile, añade el académico. "Si el gobierno no pone en marcha un programa de control y educación, esta invasión seguirá incrementándose más rápido de lo que se creía, teniendo irreversibles impactos en la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos de Chile".
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