Desde que tiene ocho años de edad que el mantra "OM", la sílaba sagrada, la oración más vibrante del hinduismo y que también es entendida como símbolo de paz en el mundo occidental, lo acompaña grabado en su mano derecha. El Dr. Rattan Lal (75) sabe que es un mensaje notorio, que lo obliga a explicar cuando se presenta. "No fue intencional", asegura sonriendo sobre la decisión que tomaron sus padres en ese momento.
Lal fue parte de la agrupación que estudió el cambio climático y que le significó recibir el Premio Nobel de la Paz en 2007, mismo año que individualmente destacó el exvicepresidente de Estados Unidos Al Gore. El explorador del calentamiento global lleva cinco años consecutivos nominado por Thomson Reuters como una de las mentes científicas más influyentes del mundo, y este año fue el primer investigador galardonado en Japón por su aporte a la Biología, Producción y Ecología, otorgado por el emperador Akihito y la emperatriz Michiko.
Por primera vez en Chile, y traído por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), donde le fue conferido el grado de Doctor Scientae et Honoris Causa, Lal analizó con Qué Pasa la previa de la COP25 en Chile, da sus impresiones sobre el uso del suelo en el país y catalogó a las mujeres agrícolas como soluciones al cambio climático.
-¿Cuál es el desafío de la COP25 en Chile?
-La implementación. Debemos tener una agenda que permita demostrar que estamos dando el ejemplo, que las plantaciones de nueces, paltas y mejoras agrícolas, están restaurando el suelo, que están mejorando calidad hídrica y que se están reduciendo los gases invernaderos. Sería bueno mostrar lo bueno que hacen ustedes para que toda Latinoamérica siga el ejemplo.
-¿Qué ha visto en Chile sobre ello?
-Me ha impresionado. Plantaciones agrícolas que son excelentes, muy bien gestionadas, con enfoque científico, pero hay problemas que deben abordarse. Por ejemplo, la concentración de carbono en el suelo, hay que crear una ley para ello, porque está muy bajo. Gran parte del suelo que he visto aquí está bajo el 1% el nivel de carbono, y un buen suelo debería tenerlo en 1,5%.
-Estamos a pocos kilómetros de Quintero, donde las emisiones no sólo afectan al medio ambiente, sino también la calidad de vida de las personas.
-No estoy muy familiarizado, pero no es extraño que las emisiones industriales causen daños a la tierra y a las personas, porque está todo interconectado. Tenemos la obligación moral de asegurarnos que su calidad sea sustentable.
-Toda su tesis apunta a que la agricultura es la solución al cambio climático...
-La tierra y el suelo pueden ser la solución. He trabajado en seis continentes y en todos los países he encontrado que el suelo y la agricultura, si se manejan apropiadamente, son la solución para mejorar el medio ambiente y el cambio climático. La salud del suelo, de las plantas, de los animales y las personas puede mejorar. Pero juntas, porque están interconectadas.
-¿Cuál es el peor error humano con el medio ambiente?
-Utilizar al medio ambiente para una ganancia personal es un error humano muy grave. Si enseñamos a los humanos que somos parte de la naturaleza, y que ella no nos pertenece, con ese cambio mental podemos cambiar la diferencia.
Mujeres y ambientalistas
Usted también ha planteado que la población excesiva es parte del problema.
-Para el año 2100 seremos 11 mil millones de personas, y cada uno de nosotros es responsable de la manera en que producimos, procesamos, comemos y transportamos. Todo eso tiene un impacto, la manera en que abusamos del agua es un gran ejemplo.
-La mujer suena clave...
-Podemos educar a la humanidad, sobretodo a las mujeres en países en desarrollo. Es muy importante reducir la natalidad y la únicas que pueden tomar esa decisión son las mujeres. Es posible, quizás no ahora, pero para el año el año 2200 si somos 4 mil millones y con un consumo moderado, es un futuro esplendor.
-¿El cambio climático obliga a empoderar a las mujeres?
-Tuve el privilegio de trabajar en África por cerca de 20 años, donde la mayoría de los granjeros son mujeres. Si podemos darle a las granjeras los derechos de suelo, la educación que necesitan, el conocimiento sobre la nutrición humana, es un gran comienzo.
-¿Algo así como una rebelión de las mujeres en la agricultura?
Además de África, hay una agricultura de mujeres en el sudeste asiático y en el Caribe (Haití, un gran ejemplo), entonces debemos asegurarnos con las granjeras, porque pueden hacer una gran diferencia. Las granjeras son las protectoras del medio ambiente y, si les dan el poder, pueden revertir el proceso. Todos podemos, pero especialmente las mujeres.
-¿Qué opinión tiene de los activistas medioambientales?
-No conozco mucho a los movimientos, pero si podemos educar al público en general, convencerlos de que los recursos naturales son finitos, frágiles, que se pueden degradar, está bien.
-¿Señales como el viaje en barco de Greta Thunberg colaboran con la causa?
-Cualquier sistema que tenga por fin aumentar la conciencia es bueno. Cualquier movimiento pacífico, racional, que no sea violento está bien, he visto movimientos similares en Noruega. Los estudiantes deben ser partícipes del movimiento. De todas maneras hay que ver todo desde el punto de vista científico.