La epilepsia es una enfermedad frecuente en adultos mayores, que muchas veces no se diagnostica de manera oportuna y que mucho menos recibe un tratamiento integral.
Algunas de las manifestaciones de esta patología se dan a través de crisis convulsivas, episodios de desconexión del medio y dificultad recurrente para hablar o entender. Se trata de una enfermedad del cerebro que se produce por una anormal descarga eléctrica de las neuronas y que puede darse a cualquier edad.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), este trastorno cerebral afecta a 50 millones de personas en el mundo, y en Chile al 2,2% de la población, es decir, cerca de 300.000 son quienes la padecen.
El tipo más frecuente de epilepsia es la idiopática ―no tiene una causa identificable―, donde 6 de cada 10 personas la manifiestan. Cuando las causas del trastorno son conocidas, se denomina epilepsia secundaria o sintomática, siendo ésta la más frecuente en niños.
Asimismo, esta patología se clasifica en focales y generalizadas. Éstas últimas se determinan cuando toda la corteza cerebral está dando problemas. La focalizada, por su parte, se refiere a cuando una zona específica genera crisis de convulsiones por algún daño. Los síntomas varían de una persona a otra y se suceden en el tiempo, repitiéndose de forma similar.
Además, el tipo de crisis epiléptica dependerá de la parte afectada del cerebro. Para tener una idea, el temblor de una extremidad, visión de objetos simples, un olor característico, alteración breve de conciencia o crisis convulsivas, son algunas de las manifestaciones más frecuentes.
El diagnóstico de esta patología se lleva a cabo mediante dos etapas. La primera es a través de una entrevista detallada al paciente, además de datos entregados por los familiares y amigos que hayan sido testigos de las crisis epilépticas. La segunda etapa, en tanto, corresponde a algunos análisis médicos, como un electroencefalograma e imágenes por resonancia magnética del cerebro.
El electroencefalograma es el registro gráfico de la actividad eléctrica cerebral, es un examen sencillo e indoloro que demora sólo 20 minutos y permite identificar el sitio de donde se inicia la descarga eléctrica anormal del cerebro.
Actualmente, las novedades en el tratamiento están orientadas a nuevos fármacos con menos efectos colaterales, técnicas de cirugía de la epilepsia y dispositivos para tratar las crisis (estimulador vagal, por ejemplo).
Las consecuencias de la epilepsia son muchas y muy severas, ya que pueden generar accidentes o lesiones corporales, pérdida de autonomía e independencia y/o efectos colaterales de los fármacos. Sin embargo, esta enfermedad es tratable, y pese a que es crónica los pacientes pueden llevar una vida normal y sana. Por esto es que es esencial el apoyo del entorno cercano del paciente, para que lo ayuden a reincorporarse a su vida diaria lo más normal posible.
* Neurólogo de Clínica Ciudad del Mar.