¿Recuerdas lo que hiciste anoche? Esta es la ciencia tras la “el consumo de alcohol”

¿Recuerdas lo que hiciste anoche? Esta es la ciencia tras la “el consumo de alcohol”
¿Recuerdas lo que hiciste anoche? Esta es la ciencia tras la “el consumo de alcohol”

La resaca es la forma que tiene el cuerpo de recuperarse después de beber alcohol y trae consigo una serie de síntomas y consecuencias.


Pasaste una noche genial, pero a la mañana siguiente te invade la ansiedad: tu corazón se acelera y repites en tu cabeza todas las conversaciones de la noche anterior. Esta sensación, conocida como ansiedad por resaca o “hangxiety“, afecta a alrededor del 22 % de los bebedores sociales.

Si bien para algunas personas son nervios leves, para otras es una oleada de ansiedad que parece imposible de superar. Los “miedos del domingo” pueden hacer que te sientas en pánico, lleno de temor e incapaz de relajarte.

La ansiedad por resaca puede hacer que incluso las tareas más sencillas parezcan abrumadoras. Aquí te contamos por qué ocurre y qué puedes hacer al respecto.

¿Qué le hace el alcohol a nuestro cerebro?

La resaca es la forma que tiene el cuerpo de recuperarse después de beber alcohol y trae consigo una serie de síntomas.

La deshidratación y la alteración del sueño juegan un papel importante en los fuertes dolores de cabeza y las náuseas que muchos de nosotros conocemos muy bien después de una gran noche de fiesta. Pero las resacas no son solo físicas: también tienen un fuerte efecto mental.

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El alcohol es un depresor del sistema nervioso, lo que significa que altera el comportamiento de ciertos mensajeros químicos (o neurotransmisores) en el cerebro. El alcohol te relaja al aumentar el ácido gamma-aminobutírico (GABA), el neurotransmisor que te hace sentir tranquilo y reduce las inhibiciones. Disminuye el glutamato, lo que también ralentiza tus pensamientos y te ayuda a entrar en un estado más relajado.

En conjunto, esta interacción afecta el estado de ánimo, las emociones y el estado de alerta. Por eso, cuando bebemos, solemos sentirnos más sociables, despreocupados y dispuestos a bajar la guardia.

A medida que los efectos del alcohol desaparecen, el cerebro trabaja para reequilibrar estas sustancias químicas reduciendo el GABA y aumentando el glutamato. Este cambio tiene el efecto opuesto al de la noche anterior, ya que hace que el cerebro se vuelva más excitable y sobreestimulado, lo que puede provocar sentimientos de ansiedad.

Entonces, ¿por qué algunas personas sufren ansiedad por resaca y otras no? No hay una respuesta clara a esta pregunta, ya que varios factores pueden influir en si alguien sufre ansiedad relacionada con la resaca.

Los genes juegan un papel

Para algunas personas, la resaca es simplemente una cuestión de cuánto bebieron o de qué tan hidratadas están. Pero la genética también puede desempeñar un papel importante. Las investigaciones muestran que tus genes pueden explicar casi la mitad de las razones por las que te despiertas con resaca, mientras que tu amigo tal vez no.

Debido a que los genes influyen en la forma en que el cuerpo procesa el alcohol, algunas personas pueden experimentar síntomas de resaca más intensos, como dolores de cabeza o deshidratación. Estos efectos físicos más fuertes pueden, a su vez, desencadenar ansiedad durante la resaca, lo que hace que sea más susceptible a la “ansiedad por resaca”.

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¿Recuerdas lo que dijiste anoche?

Pero uno de los culpables más comunes de sentirse ansioso al día siguiente es a menudo lo que uno hace mientras bebe.

Digamos que has tenido una gran noche de fiesta y no puedes recordar bien una conversación que tuviste o algo que hiciste. Tal vez actuaste de maneras de las que ahora te arrepientes o de las que te sientes avergonzado. Es posible que te obsesiones con estos pensamientos y quedes atrapado en un ciclo de preocupación y rumia. Este ciclo puede ser difícil de romper y puede hacerte sentir más ansioso.

Las investigaciones sugieren que las personas que ya luchan con sentimientos de ansiedad en su vida cotidiana son especialmente vulnerables a la ansiedad por resaca.

Algunas personas beben alcohol para relajarse después de un día estresante o para sentirse más cómodas en eventos sociales. Esto suele llevar a un consumo más intenso , lo que puede agravar los síntomas de la resaca. También puede iniciar un ciclo de consumo para sentirse mejor, lo que hace que la ansiedad por la resaca sea aún más difícil de escapar.

Cómo prevenir la ansiedad por resaca

La mejor manera de prevenir la ansiedad por la resaca es limitar el consumo de alcohol. Las pautas australianas recomiendan no tomar más de diez bebidas estándar por semana y no más de cuatro bebidas estándar en un solo día.

Por lo general, cuanto más beba, más intensos serán sus síntomas de resaca y es probable que se sienta peor.

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Mezclar otras drogas con alcohol también puede aumentar el riesgo de sufrir ansiedad por la droga. Esto es especialmente cierto en el caso de las drogas que se consumen en fiestas, como el éxtasis o el MDMA, que producen un subidón temporal pero pueden provocar ansiedad a medida que desaparecen sus efectos y el efecto se va calmando.

Si te despiertas sintiéndote ansioso:

  • Centrarse en la recuperación física para ayudar a aliviar la tensión mental.
  • Bebe mucha agua, come una comida ligera y date tiempo para descansar.
  • Prueba la meditación consciente o ejercicios de respiración profunda, especialmente si la ansiedad te mantiene despierto o tu mente se acelera.
  • Considere llevar un diario. Esto puede ayudar a replantear los pensamientos ansiosos, poner sus sentimientos en perspectiva y fomentar la autocompasión.
  • Habla con un amigo cercano. Esto puede brindar un espacio seguro para expresar tus inquietudes y sentirte menos aislado.

La ansiedad por el resaca es un huésped no deseado después de una noche de fiesta. Entender por qué se produce y cómo se puede controlar puede hacer que la mañana siguiente sea un poco menos desalentadora y ayudar a mantener a raya esos pensamientos ansiosos.

*Blair Aitken, becario de investigación postdoctoral en psicofarmacología, Universidad Tecnológica de Swinburne]

** Rebecca Rothman, candidata a doctorado en Psicología Clínica, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Tecnológica de Swinburne

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