Según cifras de la Ocde del 2018, Chile es sexto país en que más horas se trabaja: 1.941 horas promedio por trabajador. Una lista que tiene a México como líder con 2.148 horas al año, y a Australia como la nación en que esa cifra es menor, con 1.665 horas.

A la intensa jornada laboral se suma otro elemento no menor: el tiempo que muchos pierden en el traslado entre sus hogares y el trabajo. Solo como ejemplo, un estudio de 2016 indicó que los trabajadores en Santiago pasan el equivalente a 14 días al año en el transporte público. La investigación, Uso Global de Transporte Público 2016, realizado por la aplicación Moovit, analizó los datos de 50 millones de usuarios de la app en el mundo, determinando que en la capital se destina, en promedio 84 minutos al día.

En esa misma línea, datos de la Ocde, muestran que un trabajador de jornada completa de esta organización, usa en promedio algo menos de 40 minutos al día en ir y volver de su empleo. En Chile la cifra es de cerca de 90 minutos, lo que de alguna  incrementa el tiempo diario que se destina al trabajo.

Por ello, dos iniciativas legislativas, una encabezada por la diputada Camila Vallejos (PC), y una más reciente presentada por el gobierno, aunque con matices, impulsan una reducción de la jornada laboral, de las 45 horas actuales, a 40 según el proyecto de la diputada comunista, y a 41, pero con flexibilidad laboral, según la iniciativa oficialista.

Más tiempo

Independiente de cuál de los dos proyectos pudiera fructificar, muchos se han planteado qué podrían hacer con una hora libre más al día. "Ejercicio", señala Lorena, que trabaja en un banco. "Me levanto  a las 6.00 de la mañana. Dejo a mis hijos en el colegio a las 8.00, comienzo a trabajar cerca de las 9.00 y salgo a las 18.00, pero siempre terminó pasadas las 18.30. Si a eso le suma una hora de traslado a la casa, llego casi a las 20.00. En ese punto ya estoy extenuada para hacer ejercicio", dice.

Si saliera a las 17.00 y pudiera llegar a su casa las 18.00, máximo a las 18.30, Lorena argumenta, que "sin duda la opción de hacer ejercicio sería posible".

Paola Pismante, ingeniera y madre de dos hijas de 9 y 3 años, coincide en que sería un beneficio. Para ella con una hora menos de trabajo al día, podría acompañar a sus hijas a las actividades que tienen, como las terapia a la que asiste la menor a la Teletón. Considerando que en el traslado desde su casa al trabajo gasta más de dos horas diarias, esta madre dice que "podría también realizar algunos proyectos personales, como estudiar, o simplemente tendría tiempo de ocio que hoy es escaso".

Según Trinidad Romero, psicóloga U. Diego Portales y coach de Sureste.cl, en general, a la familia chilena promedio lo que le falta es "tiempo doméstico". Por ello, dice, tienen que designar ciertas tareas como ir al supermercado , lavar ropa, organizar temas importantes de la escolaridad los fines de semana, "así que probablemente, una hora más al día podría significar que eso que se hace el fin de semana se pueda hacer en la semana y que el fin de semana puedan descansar".

Para Wenceslao Unanue, profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez y director del Instituto del Bienestar, este tiempo extra podría permitir afianzar vínculos sociales, como las relaciones con los amigos, con la familia y altruismo con la sociedad. "La gente seguramente dormirá, descansará, otros irán a bares y quizás algunos trabajarán unas horas más para ganarse unos pesos extras", dice

Esto, agrega Romero, "va a tener impacto positivo en la salud mental de cada una de las personas y también en la productividad, porque si podemos descansar más tiempo el fin de semana, llegamos con menos agotamiento mental desde el lunes".

El bienestar aumenta a través de los vínculos y el altruismo con la comunidad, dice Unanue. "Si las horas adicionales de tiempo libre se utilizan en eso, el bienestar va a mejorar mucho. Las personas cuando sienten que sus acciones son altruistas o benevolentes, es decir, que tus acciones tienen un impacto positivo en otros, eso te energiza, mejora tu calidad de vida y hace que rindas mejor en las organizaciones. El chileno cada vez reconoce más la importancia de esto, con las empresas B, las ONG y la gente más joven que está interesada en el voluntariado".

Pese a que la discusión legislativa recién comenzó, ya hay varias empresas en el país en las que se trabaja 40 horas. La compañía de celulares WOM, es una de ellas. Desde 2015 cuentan con una jornada laboral de 40 horas semanales. La norma se aplica transversalmente a los 2 mil trabajadores de la empresa, ya sea en oficinas, como en puntos de ventas.

"Llevamos más de cuatro años con este sistema y hasta el momento ha traído beneficios. Sin embargo, para que eso se cumpla es importante que nuestros colaboradores puedan organizarse para llegar a sus metas diariamente en horarios determinados. Lo importante no es la cantidad de horas, sino la calidad de su trabajo y su compromiso con lo que hace", explica Sandra Díaz, directoera de Valor Humano de WOM.

Mejor alimentación

Oriel Solar, académica de la Escuela de Salud Pública, y del Programa de Salud Ocupacional de la Universidad de Chile, enfatiza que mayores extensiones laborales traen consigo mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares, problemas de presión arterial, ansiedad y trastornos de sueño, "incluso algunos estudios de jornadas extremas en Japón, han comprobado que provoca mayor incidencia de muerte".

En salud mental, dice Solar, las largas jornadas implican mayor incidencia de problemas de ansiedad y depresión, junto con trastornos del sueño, que también tiene repercusiones en la salud mental. "No necesariamente las largas jornadas traen patologías, pero sí falta de bienestar y apatía, lo que se refleja que las personas solo quieren a sus casas a ver televisión, desmotivas", sostiene. Por lo anterior, cualquier reducción implica, no solo mayor tiempo con la familia, dice Solar, sino también un impacto positivo para la calidad de vida de las personas.

Contar con una hora más, significaría solo ventajas desde el punto de vista de la calidad de vida y la salud de la población, resalta Fernando Vio, profesor del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) de la U. de Chile.

Desde la nutrición, el experto menciona dos aspectos claves: "Poder cocinar un plato de comida saludable en vez de tomar once y tener tiempo para comer en familia y no ir 'tomando once' en la medida que van llegando de a uno a la casa, muy cansados después de largos horarios de trabajo".

Además, dice Vio, una hora más implica la posibilidad de hacer actividad física. Por ejemplo, salir a caminar para completar los 150 minutos semanales de caminata, "que hoy no se cumple y salir a jugar con los hijos para que cumplan con el mínimo de una hora diaria de actividad moderada o intensa, que es la recomendación Organización Mundial de la Salud (OMS) para que tengan un mejor desarrollo cerebral, mejoren rendimiento académico y prevenir la obesidad infantil y sus consecuencias en la salud". Un tiempo que a su vez se puede usar para conversar con los hijos y así prevenir consumo de alcohol y droga, señala el experto en nutrición.

Por su parte Sandra Mahecha, deportóloga de la U. Mayor y Clínica Meds, coincide en que menos horas laborales son una gran oportunidad para complementar la actividad del día e intentar cumplir con los requerimientos de actividad física que recomienda la OMS,  que es de al menos 150 minutos a la semana.

En el caso de personas sedentarias y con sobrepeso y obesidad (como la mayoría de los chilenos) lo más recomendable, dice Mahecha, es iniciar la actividad física con caminata. "Caminar es lo más fácil, no requiere equipamiento salvo zapatos cómodos y fisiológicamente es lo que menos representa dificultades, no requiere una técnica específica y podemos gastar la energía suficiente para tener los efectos metabólicos y cardiovasculares del ejercicio", indica la especialista.

Si se trata de personas que nunca han tenido actividad física o no lo han hecho desde hace mucho tiempo, basta iniciar con dos minutos de caminata al día, después se van sumando más días a la semana y luego se pueden agregar más minutos a esos mismos días de la semana que ya está practicando. Ya a los tres meses de práctica, en los que se ha aumentado días de actividad y minutos en cada sesión, se puede incrementar la intensidad del ejercicio.

"Una reducción de la jornada implica que el trabajo de mayor calidad de vida, y no que el trabajo consuma la vida", sostiene Solar. Esa es la tendencia en diversos países, vinculada a tener una mayor calidad de vida, lo que se traduce en mayor productividad. "Es un oportunidad de mejorar la calidad de vida de las personas. Un cambio que en términos de costos en salud reduciría una serie de problemas de salud y por ende, licencias médicas".