Reglamentos, crisis política y Constitución, el origen de la historia constitucional de Chile
Por estos días, a propósito del estallido social que vive nuestro país, se ha instalado en la agenda el tema de una nueva constitución. Empero para entender todo este contexto, es necesario dirigirnos a los orígenes de la historia constitucional de nuestro país y efectuar una revisión de las primeras constituciones que tuvo Chile.
Los orígenes de la historia constitucional los encontramos en los primeros días de la administración de la Primera Junta de Gobierno, constituida el 18 de septiembre de 1810, para luego dar paso a la materialización del primer Congreso Nacional en 1811. Una de sus tareas era materializar una carta fundamental que le diera legitimidad al congreso, tomando en cuenta que aún no se hablaba de independencia. Al menos de manera pública.
Para ello se aprobó el Reglamento para el arreglo de la Autoridad Ejecutiva Provisoria de Chile. Promulgado en agosto de 1811, contaba con 19 artículos y se considera el primer documento de naturaleza constitucional en nuestra historia. No obstante, los acontecimientos cambiaron con la asunción al poder de José Miguel Carrera Verdugo, tras una serie de golpes de estado. Carrera, consciente que el país necesitaba acelerar el proceso independentista, promulga el Reglamento Constitucional Provisorio en el año 1812. Este documento estableció en su artículo quinto que ningún decreto u orden que emane fuera de nuestras fronteras, tendrá efecto alguno en nuestro país. En otras palabras, era una declaración de independencia encubierta.
Estamos en plena Patria Vieja y en 1814 se promulga el Reglamento para el Gobierno Provisorio durante el gobierno del Director Supremo Francisco de la Lastra. Sin embargo, las campañas militares, así como el inicio de la "Reconquista" producto de la derrota de los patriotas tras el denominado "Desastre de Rancagua" de octubre de 1814, frenaron el desarrollo constitucional de la naciente república.
Durante el gobierno de O'Higgins se promulgaron las constituciones de 1818 y 1822, que reafirmaban la figura del Director Supremo, ante una clase política que ya no toleraba su autoritarismo. Durante el gobierno de su sucesor, Ramón Freire, se promulgó la Constitución de 1823, denominada "moralista".
Redactada por don Juan Egaña, se intenta potenciar un gobierno centralizado y promover la moralidad pública, empero esta carta fundamental fue impracticable para la sociedad de entonces.
En 1826 don José Miguel Infante promovió una serie de leyes federales, pues creía que era el camino que Chile necesitaba para su desarrollo y estabilidad política. La creación de ocho provincias en el país, más los cargos de Presidente y Vicepresidente de la República, fueron las principales innovaciones de estas leyes. Las influencias liberales se dejaron sentir en la sociedad y se plasmó en la promulgación de la Constitución de 1828, reduciendo las atribuciones del Poder Ejecutivo, además de plasmar las libertades de los ciudadanos.
Si bien la constitución tuvo el mérito de tener una acaba redacción y establecer claramente las atribuciones de los poderes del estado, era incompatible con la crisis política que ya se estaba viviendo.
La Batalla de Lircay de 1830 y la asunción de los gobiernos conservadores, llevaron a la materialización de la constitución de 1833. Con ello se cerraba una de las etapas de mayor producción en la historia constitucional de nuestro país.
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