A raíz del proyecto de ley que busca regular los plásticos de un solo uso en Chile, han surgido voces que han criticado abiertamente la inclusión de las botellas de plástico PET entre los artículos que se regularían.
Al contrario de lo que se dice, la última propuesta presentada por la Comisión de Medio Ambiente del Senado no habla de prohibir la botella PET, sino más bien de regularla, ofreciendo modelos alternativos de consumo e incentivando aquellos envases PET retornables, un mecanismo ampliamente utilizado en Chile y que, por ejemplo, junto al vidrio retornable representan un 70% de los envases utilizados por Coca-Cola.
Actualmente en Chile las botellas PET desechables son 100% reciclables, pero las convierten en productos de menor valor como por ejemplo los clamshells y tapas de tortas. Esto es un ejemplo de downcycling, es decir, convertir el material reciclado en productos de menor valor.
La posibilidad de que esos mismos clamshells se reciclen nuevamente es baja. Por el contrario, sí es alta la probabilidad de que finalicen en el relleno sanitario o en la naturaleza tras solo un ciclo de reciclaje, algo que como sociedad queremos evitar a través de iniciativas como la Ley REP. Por ello, el downcycling no es el ejemplo ideal de economía circular.
Recordemos que solo convirtiendo botellas en botellas podemos asegurar que el plástico no se escape del sistema (es decir, evitando fugas), potenciando una economía circular real y efectiva a largo plazo. De esta forma, se busca disminuir tanto la utilización de plástico virgen como la generación de desechos, dos principios elementales de la economía circular y que la distinguen del reciclaje lineal que hoy se defiende.
Finalmente, la regulación de las botellas no afectará las metas de reciclaje de plástico que establece la ley REP, de un 45% al año 2030. Quienes critican el proyecto de ley señalan que restringir la producción de PET no permitirá cumplir esta meta, lo cual resulta totalmente contradictorio con el espíritu de la ley anteriormente mencionada, la que como principio básico y primario busca disminuir la cantidad de plásticos que son generados y no el reciclaje de los mismos.
Quienes ponen en duda el proyecto de ley que busca regular plásticos de un solo uso, defienden el reciclaje como un fin en sí mismo, cuando lo que debemos hacer es luchar por la disminución de los residuos y, especialmente los plásticos. Con este proyecto de ley precisamente se disminuirían los plásticos y se incentivaría que el restante 55% de éstos se rediseñen de forma tal que puedan ser reducidos, reutilizados y por último reciclados.
Todos queremos que la meta del 45% de reciclaje de plástico se cumpla, pero no tiene que ser exclusivamente a través de la botella PET, sino que también a través de los otros tipos de plástico.
Invitamos a la ciudadanía a informarse sobre cómo poder realizar compras más conscientes, que generan menos impacto en el medio ambiente, utilizando los conceptos de rechazar y reducir antes de reciclar. De esta manera, llamamos a seguir apoyando el proyecto de ley que busca transformar nuestra sociedad en una que utilice menos recursos y envíe menos residuos al relleno sanitario o, peor aún, al medio ambiente.