Guiado por los temores sobre la proliferación nuclear, el calentamiento global y la ciberseguridad, el Bulletin of the Atomic Scientists ('Boletín de los científicos atómicos, en español') mantuvo la manecilla de su reloj del apocalipsis de 72 años de antigüedad en 2 minutos para la medianoche, lo más cerca que ha estado la humanidad del Armagedón desde 1953, cuando EE.UU. y la Unión Soviética detonaron por primera vez bombas de hidrógeno.
"Una nueva anomalía: todavía faltan dos minutos para la medianoche", consigna el comunicado de 2019. "La humanidad ahora enfrenta dos amenazas existenciales simultáneas, cualquiera de las cuales sería motivo de extrema preocupación y atención inmediata. Estas amenazas principales -las armas nucleares y el cambio climático- se vieron agravadas el año pasado por el aumento en el uso de la guerra de información para socavar la democracia en todo el mundo, ampliando el riesgo de estas y otras amenazas y poniendo el futuro de la civilización en un peligro extraordinario".
Los científicos y expertos que evalúan los riesgos globales y deciden lo que debe leer el reloj han visto amenazas cada vez mayores durante varios años. El reloj avanzó dos minutos en 2015, a 3 minutos para la medianoche, impulsado por el "cambio climático no controlado y la modernización de los ya enormes arsenales nucleares". Se adelantó 30 segundos en 2017, influenciado por las declaraciones del entrante presidente Donald Trump sobre el uso de armas nucleares, y en 2018, cuando el Boletín declaró que la situación de seguridad mundial es "tan peligrosa como lo ha sido desde la Segunda Guerra Mundial".
Lo que se conoció como el Reloj del Apocalipsis comenzó a funcionar en 1947, cuando los editores del Boletín de los Científicos Atómicos cambiaron su formato de un boletín a una revista y contrataron a la artista Martyl Langsdorf para que presentara una portada para el relanzamiento. El reloj se convirtió en un ícono de la Guerra Fría, al poner un número, por impresionista que fuera, sobre cuán paranoicos deberían ser todos respecto al fin de la civilización. El primer reloj se fijó en 7 minutos para la medianoche.
Desde el final de la Guerra Fría, el reloj se ha adaptado para reflejar las amenazas de la era moderna, como el cambio climático, la ciberseguridad y la proliferación nuclear.
En 2019, como no hay escasez de riesgos globales desestabilizadores, tampoco faltan intentos para evaluarlos, incluido el Informe de riesgos globales del Foro Económico Mundial, los mapas de riesgo político y terrorismo global de Aon, la Guía pesimista de Bloomberg News para el año que viene y el Reloj de Carbono.