Revolucionario estudio realizado por científicos chilenos y publicado en Nature adelanta el origen del hombre y postula que aún existirían fósiles Homo no encontrados en África
Estudio publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, señala que los primeros registros del hombre serían 500.000 años más antiguos, retrasando la edad de origen del hombre. Además, entrega nuevos antecedentes sobre la evolución de la especie.
El actual consenso científico estima el origen del ser humano y su posterior evolución, apunta a que el primer ancestro común de nuestro género Homo haya aparecido hace alrededor de 3,8 millones de años.
Sin embargo, una investigación liderada por tres científicos chilenos y publicada en la revista Nature Ecology & Evolution, modifica esta fecha, y afirma que este antiguoancestro es alrededor de 500.000 años (0,5 millones de años) más antiguo que el hallazgo más temprano de un fósil reconocido como Homo.
El estudio es liderado por Hans Püschel, estudiante de doctorado en paleontología en la Universidad de Edimburgo, Thomas Püschel y René Bobe, y en que también colaboraron Joe O’Reilly y Ornella Bertrand.
Sabemos que el primer miembro de nuestro género encontrado hasta ahora data de 2,8 millones de años (Ma). “Este fósil fue encontrado en Ledi-Geraru, región de Afar, Etiopía en 2015, y en ese momento hizo retroceder el origen de nuestro género en al menos medio millón de años. Lo que sugieren nuestros resultados es que el origen del Homo podría ser incluso más antiguo (3,3 Ma), retrasando la edad de origen en otro medio millón de años”, explica Püschel a Qué Pasa desde Alemania.
En cierto modo, “esto podría tomarse como una predicción de que todavía hay fósiles de los primeros representantes de nuestro género esperando ser encontrados en algún lugar de África. En términos de la especie específica de Homo, no podemos decirlo, ya que esto es solo una predicción basada en nuestros datos. Sin embargo, con los métodos que usamos pudimos predecir que este ancestro habría tenido un tamaño corporal cercano al de Australopithecus afarensis y una encefalización (masa cerebral relativa) muy similar a Homo floresiensis, conocido como El hombre de Flores”, argumenta el investigador.
Para llegar a esta conclusión, los científicos utilizaron métodos filogenéticos que les permitieron incorporar evidencia molecular (ADN) y morfológica de homínidos existentes y extintos para cuantificar los tiempos de especiación durante la evolución humana, “vale decir, cuando se separan los linajes de cada especie de homínido”, señala Püschel.
“Eso nos permitió estimar una edad de origen para el género Homo. Luego, usamos esta información temporal y filogenética para estudiar las tendencias evolutivas en la masa corporal y la encefalización (masa cerebral relativa) en los homínidos, utilizando algoritmos que nos permitieron reconstruir estos caracteres para los ancestros de los homínidos incluidos en el análisis”, explica el investigador.
El método utilizado, “ocupa diferentes fuentes de información (molecular, morfológica y estratigráfica) y permite entregar información de los tiempos de divergencia de las especies, que en este caso, serian los distintos homínidos que incluimos. Para explicar mejor cómo funciona el análisis, nosotros entregamos, por una lado información sobre el cambio evolutivo, que este caso es la morfología de cada homínido y su ADN (si es que hay disponible), y luego utilizamos la información estratigráfica (oradioisotópica) de cada homínido para calibrar estos cambios en el tiempo, lo que nos entrega información sobre cuándo cada especie divergió de la otra”, añade Püschel.
Homo sapiens: el que más aumentó su tamaño cerebral
Uno luego puede comparar el resultado con lo que se sabe del registro fósil de nuestro linaje, y ver si aparecen patrones interesantes. “En términos científicos esto es un gran aporte, dado que no se contaba antes con este tipo de información temporal sobre cuándo ocurrieron estos eventos, por lo que podría ser el punto de partida de otros estudios, que miren en detalle otros aspectos evolutivos, o incluso, podría ayudar a justificar una campaña en terreno a sitios en donde no se espera encontrar miembros de nuestro género”, señala el investigador.
Si observamos las masas corporales estimadas de algunos de los primeros homínidos y las comparamos con especies posteriores antes de la aparición de Homo, “tiende a haber una reducción en la masa corporal”, añade el investigador.
La encefalización de los homínidos a través del tiempo se ha observado antes. Hay varios estudios que se ocupan de eso. “Sin embargo, pudimos fechar específicamente cuándo ocurrieron estos aumentos de encefalización y en qué especies de homínidos. Esto es muy interesante porque se puede comparar con eventos antiguos para los que tenemos fechas. Por ejemplo, eventos paleoclimáticos, o incluso, la aparición de herramientas, fuego y otras innovaciones culturales”, añade Püschel.
Observamos fue que entre las diferentes especies de homínidos, “el Homo sapiens fue el homínido que aumentó más su tamaño cerebral relativo de su antepasado, y es el homínido con el cerebro relativo más grande (incluso más que el Homo neanderthalensis). Pudimos ver cuándo ocurrió este aumento y qué tan rápido fue y comparar esta tasa con la tasa evolutiva de otros homínidos. Esto no se ha hecho antes”, explica el estudiante de doctorado en paleontología en la Universidad de Edimburgo.
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