Richard Branson inaugura una nueva era en el turismo espacial: un piloto y una astrónoma calibran la importancia y el futuro de esta industria
La expedición realizada por el empresario inglés fue catalogada como un hito de gran relevancia, la que podría abrir el camino para el público general y reducir el tiempo de viajes al espacio.
Si en décadas anteriores la carrera espacial estaba restringida exclusivamente a algunos países e instituciones gubernamentales, en la actualidad la inclusión de particulares ya es toda una realidad. Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson son los tres principales exponentes. Los tres multimillonarios tienen sus propios proyectos para “conquistar el espacio” y democratizar el acceso al Universo.
Richard Charles Nicholas Branson (70 años), es propietario de la marca Virgin y 360 empresas que forman parte de Virgin Group. Este domingo marcó un nueve precedente al concluir con éxito un viaje turístico fuera de la Tierra.
A bordo de la nave VSS Unity, el británico despegó del Puerto Espacial América en el desierto de Nuevo México, antes de desengancharse a unos 15 kilómetros de altitud. Aceleró hasta triplicar la velocidad del sonido y alcanzar una altitud de 80 kilómetros, luego de unos pocos minutos de vuelo.
El viaje tuvo una duración de 90 minutos y junto al millonario, viajaron cinco astronautas. “Mi declaración de principios es la de convertir el sueño de los viajes espaciales en una realidad: para mis nietos, para sus nietos, para todos”, señaló Branson en su cuenta de Twitter.
Branson aclaró que no será su última experiencia de estas características. Tiene previsto otros tres vuelos de prueba. Y además, anunció que realizará un sorteo con un premio de dos asientos para volar al espacio.
Klaus von Storch, ingeniero aeroespacial y candidato a astronauta chileno, señala que el viaje de Branson es un hito de gran relevancia. “Abre el camino para que mucha gente que ha soñado en llegar a cruzar las fronteras del espacio cuenten con una opción real. Además abre alternativas para ciertas investigaciones científicas a un costo más accesible”.
Bernardita Ried, licenciada en física y astronomía de la Universidad de Chile, también considera que el viaje de Branson marca un precedente en torno a lo que es, “esta nueva carrera espacial, pero de privados. Actualmente contamos con mucha tecnología, para incluso llegar nuevamente a la Luna. Pero la razón por la que no se ha hecho, es porque es muy costoso. Tener a personas como Branson, invirtiendo, abre un camino para que nuevamente podamos desarrollar más tecnología asociada a eso”.
El siguiente en la lista
El próximo 20 de julio fue la fecha escogida por Jeff Bezos para realizar un viaje a bordo de un cohete, perteneciente a su compañía Blue Origin. Pretende alcanzar los 100 kilómetros de altitud.
Este hito también va acompañado de un desarrollo tecnológico que debiera irse optimizando, reduciendo costos y dando acceso a un espectro mayor de interesados en este tipo de vuelos. “En unos días veremos una experiencia similar desarrollada por Blue Origen. Con esto se generará una segunda opción”, dice Von Storch.
Debido a que más experimentos se podrán realizar en gravedad cero, “va acercar a la gente común y corriente. Además, no son objetivos con perspectiva bélica o de guerra. Cuando muchas veces los desarrollos se hacen por parte de instituciones del Estado, se intervienen para que estas tecnologías se vayan a las fuerzas militares. Este desarrollo da a pensar de que es pacífico”, agrega Ried, también divulgadora científica del Centro de Astrofísica Cata.
Von Storch cree que al igual que en la aviación o en la tecnología, “en la medida que se desarrolle y exista competencia, irán bajando los costos, y serán accesibles en el tiempo. Es una fase inicial”.
Ried señala que “es posible que personas con mayores recursos puedan optar a esto en los próximos años, por ejemplo que vayan a la Línea de Kármán, a la altura de 80 a 100 kilómetros de la superficie de la Tierra, para pedir matrimonio o celebrar algo. Y cada vez se irán abaratando los costos, a medida que se generen más de estas naves, se hará más barato ir”.
Además, las personas podrán tenerle más fe a este tipo de viajes. “Se abre paso a que efectivamente esto se pueda hacer, y que las personas comunes y corrientes, con un poco de entrenamiento, puedan ser por unos minutos astronautas. Es probable que esto sea más común. Uno de los efectos que se me ocurre a corto plazo, es tal vez, no solamente el turismo espacial, sino que hacer los viajes en avión más cortos”, señala Ried.
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