¿Cómo evitar el riesgo de enfermedades cardiovasculares en la menopausia?
Desde los 50 años comienza un aumento progresivo de la mortalidad en la mujer, y después de los 60, este incremento es mucho mayor que en el hombre. Considerando sólo las muertes por enfermedad cardiovascular, el 35% se produce en mujeres, frente al 28% en los hombres.
Las patologías cardiovasculares, que incluyen a la enfermedad coronaria, el infarto al corazón y el accidente vascular cerebral, son el principal problema de Salud Pública en Chile. En conjunto producen alrededor del 50% de las muertes de chilenas mayores de 50 años.
Es imprescindible dar a conocer, por todos los medios, que diariamente en nuestro país mueren 9 mujeres por enfermedad coronaria y 12 por accidente vascular cerebral.
Desde los 50 años comienza un aumento progresivo de la mortalidad en la mujer, y después de los 60, este incremento es mucho mayor que en el hombre. Considerando sólo las muertes por enfermedad cardiovascular, el 35% se produce en mujeres, frente al 28% en los hombres. De todos los pacientes hospitalizados en Chile por enfermedad cardiovascular, mueren más las mujeres que los hombres.
Según datos del INE, en 2016 en Chile murieron 4.288 mujeres por causa de enfermedades cerebrovasculares, 3.447 fallecieron producto de enfermedades hipertensivas, 2.582 mujeres murieron por diabetes mellitus, 2.481 por infarto agudo del miocardio y 1.490 mujeres por cáncer de mama.
Las causas de estas alarmantes cifras están a la vista. El 90% de las mujeres chilenas es sedentaria, el 36% presenta sobrepeso, el 34% obesidad, el 29% fuma y el 27% son hipertensas. Debemos insistir siempre sobre lo peligrosos que son para las mujeres la comida industrial hipergrasa y multiprocesada, el cigarrillo, el sedentarismo, la obesidad, el estrés, la falta de descanso reparador.
La ateroesclerosis se inicia en la infancia y hace eclosión en la mujer adulta, lo que significa que se puede prevenir desde la adolescencia. La probabilidad de estas patologías aumenta con cada año de vida que cumple la mujer después de la menopausia, pero la menopausia precoz -antes de los 39 años- dobla el riesgo de infarto y en los excepcionales casos en que se le extirpan los 2 ovarios a mujeres antes de los 35 años el riesgo es 7 veces mayor. Se agrega, el mayor riesgo de las mujeres que en su embarazo han tenido hipertensión, diabetes gestacional o parto prematuro.
Pese a esto, en la mujer la enfermedad cardiovascular se inicia 10 años después que en los hombres de la misma edad, debido a la acción protectora de sus estrógenos durante la etapa fértil. Pero la baja de los estrógenos en la menopausia, aumenta muy rápidamente el riesgo cardiovascular; baste mencionar el aumento acelerado del colesterol LDL, "el colesterol malo", en el año que sigue al cese de la menstruación. El 30% de los infartos en mujeres sobrevienen bruscamente, sin dolor en el pecho, por lo que el chequeo médico anual es fundamental para prevenirlos, sobre todo después de la menopausia.
La terapia hormonal con estrógenos si se inicia dentro de los primeros 10 años desde la menopausia, demostradamente disminuye el riesgo de enfermedad y las causas de mortalidad en mujeres que la inician antes de los 60 años. En Chile, la cobertura vigente del control de climaterio en el Sistema Público, en el grupo de mujeres de 45 a 64 años, muestra que la terapia hormonal la utiliza sólo el 11.9%, pese a que las hormonas están disponibles en los consultorios.
La menopausia es una oportunidad única para prevenir el riesgo de infarto y accidente vascular en mujeres que vivirán mucho más allá de los 85 años. Los estudios actuales han confirmado que la terapia hormonal con estrógenos en la menopausia mejora absolutamente el pronóstico de vida, disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular por sus positivos efectos sobre el colesterol -eleva el bueno, disminuye el malo y el total-, disminuye el riesgo de diabetes, y mejora la resistencia a la insulina.
Los mismos estudios actuales ratifican que los estrógenos solos en la terapia hormonal en la menopausia, disminuyen la incidencia y la mortalidad por cáncer de mama.
Especialista en Obstetricia y Ginecología, profesor asociado de la Facultad de Medicina y miembro del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile *
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