El sueño no es una experiencia continua, sino que cada noche contiene varias etapas de sueño no onírico, que incluyen un estado entre estar despierto y dormirse (sueño ligero), el inicio del sueño y el sueño profundo reparador en la que se producen la mayoría de los sueños.
A esta etapa se le denomina movimiento ocular rápido (REM), porque los ojos van de un lado a otro muy rápidamente, el ritmo cardíaco y la presión arterial aumentan, y la actividad cerebral se vuelve más intensa. En la etapa REM a nivel cerebral, el hipocampo y la amígdala se activan, la primera esta encargada de guardar las memorias y la última es la que permite procesar las emociones. Es por esto que los sueños en esta etapa ayudan al cerebro a guardar información, memorias, quitándoles el peso emocional. A través del sueño logramos sobrellevar toda la información y los estímulos con los cuales somos bombardeados en el día. Nos permite entonces procesar las emociones que hemos tenido durante el día, sobretodo el estrés y las preocupaciones.
Las pesadillas y los sueños ansiosos no son considerados como señal de alarma de alguna patología en sí mismos. De hecho, su aparición evidencia la necesidad del cerebro de tramitar lo que sucede. Se podría decir que las pesadillas son aquellos sueños en que la emoción es de terror, pánico, en cambio en los sueños ansiosos solo predomina la ansiedad.
En la actualidad nos encontramos con un estresor incomparable, que nos acerca a la muerte y a la incertidumbre. Así también, al temor de ser contagiados por algo que es invisible, el miedo a morir o a que nuestros cercanos mueran.
Esta situación de estrés diaria, más o menos intensa, según las personas y los grupos a los cuales pertenece ha llevado a la presencia de mayor cantidad de pesadillas y con componentes diversos en función del tipo de grupo. El aumento de sueños angustiosos ha aumentado en todas partes del mundo y se ha convertido en tema de discusión en el ámbito de la psicología, ya que a través de los sueños podemos pesquisar el estado mental de las personas.
Se han realizado estudios importantes en Italia, en China (Wuhan) y en Estados Unidos. Este último realizado en la Universidad de Harvard que interrogó a 2.500 personas acerca de la cualidad y temática de sus pesadillas, identificó grupos de pesadillas que aluden al Covid.
Estos estudios han mostrado que durante los primeros meses de la pandemia las pesadillas estaban relacionadas con salir a la calle y darse cuenta de que no se colocaron las mascarillas y que han estado muy cercanos a alguien, sueños que de alguna manera uno entiende como parte del aprendizaje de ese momento inicial.
Otros tienen relación directa con el contagio, como soñar que se esta con falta de aire, que no se puede respirar o se tiene una fiebre altísima. Hay pesadillas que son del ámbito metafórico y lo que más se encontró fueron la presencia de bichos, insectos voladores, gusanos, etc. Aunque suene extraño los bichos suelen estar en grupos, lo que da cuenta de como se esparce el virus, además son insectos que atacan o invaden.
En la actualidad debido a la cantidad de tiempo en cuarentena surgen pesadillas relacionadas con estas como estar encarcelado, o ser dejado en el desierto. También los padres están teniendo pesadillas como por ejemplo una madre que sueña que todo el curso del hijo viene a realizar las clases virtuales en su casa mientras ella también trabaja.
Una población de riesgo en cuanto a su salud mental son los trabajadores de la salud que están constantemente expuestos a niveles altísimos de estrés, comparables muchas veces con situaciones de guerra, que en este caso es contra el Covid. Las pesadillas que se observaron en ellos resultaron ser pesadillas traumáticas que podrían ser parte de un trastorno (el trastorno de estrés postraumático), trastorno que se evidencia en algunas personas después de eventos extremos, como guerras, genocidios, terremotos, etc.
Estas pesadillas tiene relación mas directa con la ayuda, por ejemplo estar en el hospital y querer ayudar a una persona que esta muriendo por Covid intentando colocarle el respirador artificial y no poder, o que el conector del tubo se suelta, o que el aparato no funciona. Es decir, ellos cuya función es el cuidado, en las pesadillas no lo están logrando en un ambiente que esta fuera de su control.
Los niños se han visto afectados también, sobretodo por el estrés que observan en los adultos, la preocupación que tienen por los abuelos u otros miembros de la familia, por la de sus padres y por su propia salud. Para muchos niños estas preocupaciones pueden aflorar durante la noche en forma de pesadillas aterradoras o sueños vívidos. Tenemos que tener en consideración que en condiciones normales las pesadillas o los sueños vívidos son muy comunes en los niños de entre 6 y 10 años, pero tanto los más pequeños como los mayores también experimentan pesadillas. Aproximadamente una cuarta parte de los niños tiene al menos una pesadilla a la semana.
En esta época éstos han aumentado surgiendo sueños con relación directa con la muerte o metafóricos, como monstruos que les persiguen o agreden a los miembros de la familia, ladrones que entran a la casa, es decir, situaciones de riesgo.
Cuándo buscar ayuda profesional. En cualquier etapa de la vida las pesadillas dan cuenta de algo, más cuando estas son muy recurrentes, intensas que además no dejan que el sujeto funcione bien durante el día. Sobretodo cuando el sujeto no quiere irse a dormir para evitar volver a tener una pesadilla. En este contexto tanto adultos como niños deben acercarse a un profesional de la salud mental.
*Académica Facultad de Psicología, Universidad Alberto Hurtado
-Investigadora adjunta Midap, Instituto Milenio para la investigación en depresión y personalidad.
-Directora Cipsi, Centro de Investigación en Psicoterapia.