El 2020 ha sido el año en que el mundo ha vivido una de las mayores amenazas de los últimos tiempos. La crisis sanitaria por la pandemia por Covid-19 impactó todas las áreas. Y la educación es una de las más golpeadas.
Si ya existía un escenario previo preocupante, que el indicador de Pobreza en el aprendizaje del Banco Mundial retrataba en que el 53% de los niños de medianos y bajos ingresos no saben leer ni comprender a los 10 años, la actual crisis empeorará esos resultados. No todos los estudiantes pueden tener clases presenciales.
El desafío para el sistema escolar chileno no ha sido menor. Las escuelas primarias y secundarias debieron rápidamente responder a la urgencia e implementar clases en línea u otras modalidades, apenas se inició el año escolar.
La respuesta, motivada por el llamado del Ministerio de Educación (Mineduc) a priorizar curricularmente los contenidos, hizo que las comunidades escolares, maestros, padres, madres y niños, realizarán un esfuerzo, no exento de dificultades y creatividad, que hoy es observado por otros países. Interés que se ha dato en un área específica: las experiencias de los maestros de matemáticas con la enseñanza a distancia.
Salomé Martínez, profesora en la Universidad de Chile y directora del Laboratorio de Educación Matemática, Centro de Modelamiento Matemático de la U. de Chile, participó en un encuentro organizado por la Comisión Nacional para la Enseñanza de la Matemática de las Academia de Ciencia y Medicina en Estados Unidos. A través de un seminario on line dirigido a profesores, compartieron las experiencias de distintos países sobre cómo han enfrentado la enseñanza de matemática en contexto de pandemia. En Estados Unidos ya están preparando la vuelta a clases y cómo los docentes deben enfrentar ese proceso.
Presentaron sus experiencias países como Holanda, Bélgica, Israel y Chile. De todos, la de nuestro país era la que causaba mayor expectativa e interés: es uno de los pocos países que inició su año escolar con suspensión de clases por pandemia, situación que se ha extendido por meses.
Para responder a la crisis y continuar las clases, desde marzo, se comenzaron a coordinar diversas iniciativas, dentro de lo que destaca mucho el aprendizaje asincrónico, es decir, cuando los alumnos deben aprender de manera autónoma. “En Chile se han tenido que tomar muchas decisiones y hacer muchos ajustes que hace que nos haya afectado enormemente”, señala Martínez, quien además es directora de la Cátedra Unesco “Preparación de maestros para enseñar matemáticas en el siglo XXI”, y ganadora del Premio Unesco-Hamdan Bin Rashid Al Maktoum a la práctica y el desempeño sobresalientes para mejorar la eficacia de los docentes, y miembro de la Academia de Ciencias de Chile.
Clases en linea en pandemia
¿Cómo ha sido la experiencia chilena? Martínez indica que han realizado encuestas para indagar en cómo lo han enfrentado los docentes de matemáticas. Sus relatos, dice, cuentan que debido a que los estudiantes no poseen buenas conexiones a internet, los profesores se han visto enfrentados a utilizar con mayor frecuencia otros formatos, como redes sociales y WhatsApp.
“El mayor acceso que tienen es comunicarse con los niños a través de herramientas de chat, mandan tareas o videos, responden a través de esa vía y los papás mandan las actividades de los estudiantes, y ha sido un trabajo individual y demandante, una de las herramientas que se usan no son las típicas”, dice Martínez.
Las y los profesores, agrega, han articulado distintas estrategias, diversificando las oportunidades de aprendizaje en sus estudiantes. Piensan más allá de un solo formato de enseñanza, organizando una secuencia de aprendizaje mucho más compleja conectada a las necesidades de sus estudiantes. “En este proceso se tiene que pensar la docencia de manera distinta, los profesores mandan videos, los profesores están usando toda la creatividad para realizar sus clases”, destaca.
El 58% indica que usa varias veces a la semana videos propios grabados y compartidos en redes sociales. Un 39%, dice que usa videos propios en vivo a través de redes sociales para las clases de matemática, el 78% usa chat varias veces a la semana y 59% correos electrónicos.
Realizan clases por video llamada, combinan el uso de presentaciones online y utilizan pizarra para explicar ejercicios complejos. También trabajan en formato de guías apoyadas con pequeños vídeos donde se explica cómo hacer la guía en base a ejemplos y combinar tareas para los niños en su casa, con clases virtuales para retroalimentar la tarea.
En la realidad escolar no es posible generalizar que todas las clases son on line. En las universidades se usa Zoom, dice Martínez, pero en las escuelas no. El 44% de los profesores reportan que más de la mitad de los estudiantes no tiene un acceso adecuado a internet, y que solo el 31% cuenta con un dispositivo de uso personal y 56% tiene uno de uso compartido.
En encuestas vieron además qué cosas han resultado. Las principales, dice Martínez es no agobiar a los estudiantes con exceso de tareas. Otra herramienta eficaz ha sido el hacer tareas colaborativas con otros ramos, dice “hay una coordinación muy precisa entre los equipos docentes”.
Estudiantes más autónomos
“Mantener el sistema educativo ha implicado un esfuerzo enorme”, reconoce Martínez. Un proceso que también a dejado muchos aspectos positivos, dice, como la autonomía de los estudiantes. “También se han priorización objetivos de aprendizaje esenciales para los niños, todo en un trabajo muy rápido, y el ministerio contribuyó a que los profesores pudieran tomar buenas decisiones dando esa priorización curricular. Los profesores no pueden enseñar cómo estaban enseñando en clases antes de la pandemia, por eso fue importante definir qué de matemática tienen que aprender los niños este año”, detalla.
Un panorma que ha requerido cambios y que continuará siendo desafiante. Las clases presenciales como se conocían hasta ahora no será algo que se retome pronto. Se volverá a clases en momentos puntuales, en el 2021 van a volver todos al aula y van a tener algunas actividades presenciales, indica, “la enseñanza cómo ha sido en pandemia va a seguir mucho rato”.
Se pasó de un escenario de clase comunitaria a uno individual. “Esto va a va cambiar la manera de enseñar, la tecnología llegó, y esto es muy positivo, no sabemos cómo será la educación del 2022 en adelante”, dice Martínez.
Los profesores reportan que necesitan mucho apoyo en tecnología y en cómo hacer educación a distancia. Por ejemplo, herramientas que son importantes, dice, es saber cómo editar mejor los videos explicativos que hacen a los estudiantes.
“Mucha gente está mirando a Chile porque hay lugares en que les va a pasar lo mismo que nosotros, iniciar el año escolar en clases on line. El 4 de marzo deberíamos habernos preparado para esto porque ya se sabía del virus, pero los discursos eran sobre lo lindo de entrar a clases lindo y no de lo que venía con la pandemia. Las revoluciones son sobre la marcha, hay que aprender de esto porque va a cambiar a los profesores, alumnos y apoderados”, subraya Martínez.