La salud digital chilena se vuelve a estrellar en su viaje a la Luna
Para llegar a la Luna se necesita visión, una sólida estrategia, un cohete de última generación y mucho combustible. Una vez más, el viaje de la innovación digital en la salud chilena se ha vuelto a estrellar apenas intentaba a despegar. Lo advertimos hace meses y acertamos con precisión: no es posible diseñar y ejecutar un proyecto de la envergadura de Hospital Digital, sin una visión y estrategia de largo plazo.
Entre expertos nacionales e internacionales era muy claro que el proyecto despertaba fantasías inalcanzables, articulando esperanzas de cambio sin sustento en plazos fuera de la realidad. Otros países toman cinco, diez o quince años en poner en marcha estrategias de salud digital. Los casos de uso se determinan con cuidado y los procesos se mejoran en forma continúa. Y la interacción con profesionales de la salud y los pacientes es directa.
La innovación digital en la salud –posiblemente uno de los procesos con mayor impacto en la sociedad moderna– ayuda a avanzar hacia un modelo más equitativo, de mejor acceso, más eficiente en el uso de sus recursos y con prestaciones de mayor calidad. Promete para Chile disminuir la brecha de desigualdad y acercarse al mundo mas avanzado.
Las expectativas eran altas y el aterrizaje, forzoso. Muchos compararon el reto con la evolución tecnológica de la banca, el transporte o la logística, creyendo que el país podría consolidar un nuevo escenario para prestaciones médicas 2.0 en tiempo récord. Hay similitudes, es cierto, pero no es posible equiparar caminos: las vías que curan nuestras enfermedades son infinitamente más complejas.
Los despegues fallidos representan, por un lado, una innecesaria perdida de energía, valores y recursos; y, por otro, oportunidades desperdiciadas para equiparar el acceso a una salud de mejor calidad. Invertir en buenos registros de enfermedades, ofrecer soportes a decisiones clínicas con sistemas de información interoperables abren caminos nuevos para la ciencia, la investigación y la innovación. No podemos ser mezquinos. Aquí todos ganamos.
Tras los repentinos cambios de rumbo, ¿qué se nos ocurrirá ahora? Cada una de las aventuras, personales más que estatales, ha tenido inversiones multimillonarias, muchas de ellas sin efectos. Es momento de enfatizar un mensaje positivo que no ignore las experiencias ganadas, pero en un marco maduro y responsable al futuro.
La transformación digital de la salud –guiada por una estrategia de amplio acuerdo político y social, no desechable– es también el reflejo de una sociedad en evolución. Desde la ciencia, la academia y en particular desde el Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud, con todos sus asociados públicos y privados, y las redes regionales e internacionales de cinco universidades, ofrecemos nuestro compromiso y total colaboración para el desarrollo de estrategias digitales perdurables.
El viaje a la Luna no solo tuvo al astronauta que pasó a la historia con su épica frase, sino también a un equipo humano altamente capacitado detrás. Ponemos a disposición nuestras competencias, reconocidas por el mismo Estado, para evitar que nos volvamos a estrellar en el próximo viaje.
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