La palabra "dieta" se asocia comúnmente a un tema estético; algo temporal para lograr efectos rápidos en el peso. Sufrimiento y hambre. Lo anterior genera una pérdida de motivación y posteriores recaídas con alimentos ricos en calorías Las trabas autoimpuestas, excusas como la falta de tiempo o lo aburrida e insípidas que se vuelven las comidas, son habituales en los pacientes que han pasado por muchas dietas y a la hora de llegar a la consulta es necesario cambiar ese concepto por el de "patrón alimentario saludable".
La alimentación debe ser variada y equilibrada. Debe incluir: frutas y verduras de variados colores; proteínas bajas en grasa y un porcentaje de carbohidratos de bajo índice glicémico según los objetivos individuales. Para hacer preparaciones sabrosas se puede recurrir a las especias, frutos secos y acetite de oliva, por ejemplo.
Una alimentación basada solamente en ensaladas genera un desbalance de nutrientes importantes, principalmente de proteínas, menor saciedad y puede incluso causar malestares gástricos como meteorismo debido a una mayor producción de metabolitos a nivel del colon. Se ha visto que una alimentación rica en proteínas (20 % del aporte calórico total) favorece la baja de peso, genera saciedad y mayor adherencia al tratamiento.
Imaginemos un plato y dividámoslo por la mitad. Una mitad debe incluir verduras de todo tipo (en ensaladas o guisos), la otra mitad se divide por la mitad, es decir ¼ del plato debe ser proteínas de bajo tenor graso y el otro ¼ de carbohidratos (rico en fibra y bajo índice glicémico). Junto a las ensaladas lo ideal es consumir carnes blancas, pescado, atún o un huevo además de legumbres en diferentes preparaciones. Se ha visto que una combinación de patrón alimentaria del tipo mediterráneo y ejercicios proporciona una mayor pérdida de peso a largo plazo, así como una menor reganancia.
* Nutricionista del Centro de Tratamiento de la Obesidad Red de Salud UC CHRISTUS.