La semana pasada, el ayuntamiento de Madrid (España) anunció un plan para cazar y sacrificar gran parte de los 12 mil ejemplares de cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) que viven en esa ciudad, asegurando que representan una amenaza para la seguridad y biodiversidad de la zona.
La medida, aunque controversial, es adecuada desde el punto de vista de la conservación biológica, pues tanto en España como en Chile la cotorra argentina es una especie exótica invasora.
En ese sentido, el Ministerio de Agricultura, en la Ley de Caza N° 19.473, la considera como especie dañina, por lo que autoriza su control en todas las zonas rurales de Chile. En zonas urbanas también está permitido, pero con previa autorización del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), el que fiscaliza el cumplimiento de esta Ley, bajo ciertas condiciones.
La presencia de cotorras argentinas tiene varios efectos adversos, entre ellos enfermedades hacia el ser humano. En 2017, el Dr. Cristóbal Briceño y colaboradores de la U. de Chile tomaron muestras en la comuna de Lo Barnechea, constatando la existencia de parásitos zoonóticos (pueden ser transmitidos a las personas y causarles enfermedades). Este equipo encontró la presencia de diversos parásitos externos, como ácaros de vida libre y el piojo Paragoniocotes fulvofasciatum, este último por primera vez descrito en Chile.
También halló parásitos internos del género Cryptosporidium, los cuales causan diarreas, desnutrición y retraso del crecimiento en niños, sobre todo en países en vías de desarrollo, donde hay dificultad para tratar aguas residuales, el acceso al agua es restringido y existe estrecho contacto con los animales. El riesgo de contraer estas enfermedades en Chile a través de estas aves no ha sido evaluado.
Por otro lado, las cotorras argentinas son capaces de competir por el nicho de las nativas y endémicas. Pueden competir por espacio para la construcción de nidos, alimento, etc. A ello se suma el ruido que generan, que es molesto para algunas personas, en especial en árboles de gran densidad y con gran cantidad de nidos. Con respecto a esto último, se debe considerar que son animales sociales, por lo que sus nidos no están separados como los de las otras aves, sino que están todos juntos, los que pueden tener un peso y volumen considerable.
Hay que destacar que la población de cotorras argentinas ha crecido bastante en Chile en el último tiempo. La primera vez que las avistaron fue a principios de los '70 en una torre de la comuna de La Reina. Con el tiempo, fue aumentando la importación legal como mascotas desde Uruguay y Argentina.
Hasta el año 1997 eran alrededor de 15 mil ejemplares los que entraron de forma legal, pero se sabe que el tráfico ilegal de animales también es un problema importante, por lo que no se descarta que hayan ingresado otros tantos miles de ejemplares de esta forma.
Así, desde el año 1972 en adelante el crecimiento de la cotorra ha sido casi exponencial y están las condiciones apropiadas para que puedan vivir en nuestro país, entre ellos un clima similar al que tienen en Argentina y Uruguay.
A raíz de esta expansión, en el año 1997 el SAG declaró a la especie como dañina, al observar que sus poblaciones aumentaban considerablemente tanto en La Reina como en Lo Barnechea.
Posteriormente, estas aves extendieron su distribución a otros puntos del Gran Santiago, como el sector Poniente y Norte, y también a otras regiones, como la de Valparaíso.
En ese momento, al salirse del rango urbano, la especie comenzó a atacar cultivos, frutales y árboles ornamentales en zonas rurales.
En vista de este panorama, considero que, en el corto plazo, Chile debería tomar una medida como la de Madrid. La existencia de especies exóticas invasoras causa distintos tipos de impactos, los que están descritos en distintos animales y son evidentes para muchas personas (pérdida de bosques en el sur de Chile por el castor, competencias de avispas chaqueta amarilla con insectos nativos, depredación de fauna doméstica y silvestre por el visón, etc.).
El Ministerio de Medio Ambiente incluso ha evaluado las pérdidas económicas multimillonarias para el país por la existencia de estas especies exóticas invasoras.
Para evaluar la dimensión de control y poder alcanzar la erradicación de la cotorra argentina, es necesario realizar más estudios que indiquen, por ejemplo, la abundancia de cotorras en Santiago u otros lugares de Chile y el tipo de competencia con especies nativas. Solo se han identificado la ubicación de los nidos en algunas comunas de Santiago y algunas enfermedades que podrían trasmitir a otras aves y al ser humano.
* Académico de la Escuela de Medicina Veterinaria de la U. Mayor y magíster en Conservación