Santiago tiene solo 250 autos eléctricos y 5,5 millones de autos contaminantes: ¿Cómo crear un plan para una ciudad cero emisión?
El impacto de un modelo de transporte sustentable en las urbes puede tomar años de maduración.Todo depende de la aplicación oportuna de estrategias con un enfoque sinérgico. Este proceso requiere de cinco etapas.
La primera es entrar en la era de la electromovilidad y exige el diseño de una política nacional y de una ley que elimine todas las incertidumbres al interior de varias industrias asociadas, estas son: la industria de la generación y la distribución eléctrica, los puntos de cargas, las empresas de transportes y reciclaje de baterías y de disposición final de residuos, así como también las compañías fabricantes de vehículos eléctricos. Una política eficiente y exitosa de electromovilidad debe considerar que toda la cadena de suministros se sustente sobre una emisión cero, es decir, energía 100% limpia.
La segunda fase es lo que debe cambiar con la electromovilidad. En la Región Metropolitana se concentran 6.785 buses de transporte público contaminantes y en gran medida generadores de gases de efecto invernadero. A esto se le debe sumar la circulación de más de 2 millones de automóviles contaminantes en la capital (según cifras del INE, 2018). Ambos son los responsables de los episodios de alertas, preemergencias y emergencias ambientales que dañan la vida de las personas. ¿La solución?: Aunque ya comenzó, está aún lejana, pues solo el 6% del total de buses hoy día son eléctricos, mientras tan solo 250 autos de cero emisión eléctricos transitan en la capital sobre un total de más de 5,5 millones de autos contaminantes, es decir, 0,0045% (de acuerdo a Empresas Eléctricas AG, 2019).
La tercera es la ruta a seguir, beneficios sociales inmediatos. Los primeros efectos favorables son la reducción del 70% de los costos de operación en el transporte público de electromovilidad y por tanto su consecuente rebaja en el valor de los pasajes (10% del sueldo mínimo como costo de transporte mensual), es decir, un transporte público de buses amigables con el medioambiente, cero emisión y con costos bajos para los usuarios. Cada vez que se introduce tecnología al interior de una industria los costos caen, aumenta la eficiencia y se democratiza el uso de aquel bien.
La cuarta son los beneficios ambientales inmediatos. La electromovilidad que considera política y normativa, se traduce en efectos deseables al interior del medioambiente urbano, esto es, disminución de ruidos y de temperaturas y reducción/eliminación de gases de efecto invernadero. Si esto se acompaña de planes de fortalecimiento de espacios verdes las ciudades logran aumentar sus servicios ambientales favorables para la salud humana, reduciéndose el material particulado en suspensión de penetración celular que causa cáncer. La electromovilidad traerá beneficios solo si es pensada dentro de un plan integral de "Ciudad Cero Emisión".
Por último, los compromisos actuales de Chile y la experiencia internacional. La estrategia del Gobierno tiene como meta que al 2050 el 40% de los vehículos particulares y el 100% de los buses del transporte público sea eléctrico. En tanto, la experiencia internacional en electromovilidad señala que para el caso de California una integración de modos de transportes eléctricos, entre bicicletas/scooters con buses y trenes eléctricos y con mismo sistema de pago llegará al 100% de buses eléctricos en San Francisco al 2030 y Los Ángeles al 2040.
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