Santiago vive el año más seco en 50 años y Valparaíso acumula el peor déficit de lluvias en el último siglo
Sin lluvias en la proyección meteorológica de las próximas semanas, este año cerrará como uno de los más secos del último siglo, un fenómeno, que debido al cambio climático, irá en aumento.
La sequía, ya catalogada como megasequía después de diez años de duración, no da tregua en la zona centro sur del país. Si terminado agosto ya se hablaba del invierno más seco en los últimos 21 años, ahora cuando el año ya finaliza, es posible decir que la zona central vive el año más seco en los últimos 50 años.
Según información de la Dirección Meteorológica de Chile, en la estación Quinta Normal en Santiago, durante 2019 solo se han registrado 82 mm de lluvia, registro solo comparable con el de 1968, año que terminó con solo 67,6 mm de precipitaciones. Sin embargo, este año va encaminado a superar el registro de 1998, año que terminó con 84,2 mm. Si bien aún quedan 26 días para que finalice el año, el pronóstico no indica lluvia. El último boletín de tendencias climáticas de la propia DMC lo ratifica. No se pronostican mayores precipitaciones durante el año.
En Valparaíso la situación es aún más catastrófica. El año 2019 está camino a convertirse en el año con menos precipitaciones en los últimos 100 años, con tan solo 83,2 mm, superando incluso a 1968, cuando llovió 88,6 mm y a 1998, cuando se registraron 94,3 mm. Solo es superado por el año de 1924, cuando según los registros de la Servicio Meteorológico de la Armada, solo llovió 61 mm.
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FOTO: LEONARDO RUBILAR/AGENCIAUNO[/caption]
Arnaldo Zúñiga, meteorólogo encargado de Difusión de la Dirección Meteorológica de Chile, explica que la zona central está bastante seca, con un déficit de precipitaciones sobre el 76% desde Curicó hacia el norte, a excepción de Antofagasta. "Estamos hablando de una megasequía. Si uno ve la estadística, desde 2009 en adelante empezaron a disminuir las precipitaciones con respecto a los últimos 30 años".
Raúl Cordero, académico de la U. de Santiago, señala que "este año hemos tenido una sequía muy intensa, entre La Serena y Curicó. Desafortunadamente las sequías ocurren, pero con el cambio climático van a ocurrir más frecuentemente y con mayor intensidad. Además, este año corona una sucesión de una década con precipitaciones más bajas de lo normal. Es una sequía larga y este año es muy intensa. Las sequías son uno de los eventos extremos que van a ser más intensos como consecuencia del calentamiento global".
El futuro no es alentador, agrega Cordero. Pronostica que habrán años tan intensos como este, incluso, peores. "Sabemos que estos años secos se darán más seguidos. Es comparable con lo ocurrido en 1968 y 1998. Se ha dado cada 20 años, y en el futuro es probable que esa periodicidad aumente".
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Precipitaciones en la zona central, una imagen que durante 2019 fue muy escasa. Foto: Sebastián Beltrán /AgenciaUno[/caption]
"La sequía es un evento que forma parte de una sucesión de eventos que configuran una tendencia. La zona central y la zona centro sur exhiben durante cuatro décadas una tendencia a la baja en las precipitaciones, no es del año pasado, tiene 40 años. Esa tendencia es cambio climático, es lo que provoca una tendencia a la baja en las precipitaciones y hace más frecuentes las sequías", establece Cordero.
"Aparentemente la actividad del anticiclón del Pacífico ha estado muy potente, estacionalmente se mueve mucho hacia el norte en invierno y permite que los sistemas frontales puedan llegar sin problemas a la zona central. Pero en el último tiempo se ha visto más potenciado este fenómeno e incluso va de la mano con el aumento de las temperaturas. Ambos están asociados al mismo fenómeno", Zúñiga.
El académico de la Usach, explica que "el cambio climático no solo provoca cosas que nunca han pasado antes, sino que lo que hace es que eventos extremos, que ya se dieron en el pasado, sean más frecuentes, por ahí va la clave. Por ejemplo, no es que Santiago nunca hizo calor, lo que sucede es que ahora las temperaturas extremas, que antes se daban muy pocas veces, ahora se dan más frecuentemente. Lo mismo con las sequías, ahora ocurrirán más frecuentemente. Eso hace el cambio climático, aumenta la intensidad y frecuencia de eventos extremos. Uno no puede decir que esta sequía es consecuencia del cambio climático, puede decir que el cambio climático la hace más intensa y frecuente".
Zúñiga señala que existe preocupación al respecto. "Se hace una proyección estacional y trimestral de temperaturas y precipitaciones basado en distintos índices, uno de ellos el Fenómeno del Niño, que no ha estado muy a la par como en otras oportunidades. Es preocupante porque por lo menos de aquí a fin de mes seguirá activo este sistema y estacionalmente se potencia más, por lo que la posibilidad de precipitaciones es bastante baja. Vamos a seguir muy al debe en las precipitaciones y por ningún motivo vamos a alcanzar los rangos normales. Si el año termina así, podría subir el déficit uno o dos puntos más, lo que llueve diciembre es muy poco como para incrementar la estadística".
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La megasequía ha afectado principalmente a la zona central del país por una década.[/caption]
Con respecto a Valparaíso, Zúñiga señala que "generalmente precipita un poco más en la costa que en la zona interior, tenemos la cordillera de la costa que es bastante gatillante con respecto a ese fenómeno. Sin embargo, los sistemas frontales que han llegado, lo han hecho de manera muy débil. Generalmente en la costa se nubla, pero asociado a la vaguada costera, que son nubes bajas. Eso solo produce un poco de llovizna, no está asociado a los frentes que hacen llover", Zuñiga.
"Antes no se hablaba de cambio climático y era difícil imaginarse un Santiago con tan pocas precipitaciones. En la memoria quedaN los eventos extremos, como cuando se salió el Mapocho. Uno nunca imagina una condición tan seca. Los 60 fueron años muy secos, y en ese entonces la mayoría eran muy niños o no habían nacido, no había conciencia de eso. Ahora se repite 50 años después y las tendencias no muestran mayores cambios", recuerda Zuñiga.
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