La ventajas de la comunicación a través de WhatsApp son indiscutidas. La eficacia, rapidez y posibilidad de contactar con muchas personas al mismo tiempo, la hacen unas de las app más utilizadas.

Hoy es un sistema de mensajería presente en la cotidianidad de muchos chilenos: 88,2% dice conocerlo y 79,4% admite usarlo. Así lo revelan los datos de la IX Encuesta de Accesos y Usos de Internet, de la Subsecretaría de Telecomunicaciones.

Por ello, no es extraño que con el inicio de las clases también vuelvan la rutina de los grupos de padres en WhatsApp. La ventaja es que son una vía para involucrarse más en la educación de los hijos. Además, da la posibilidad a madres y padres de mantener contacto con otros apoderados. Son una ayuda, sin duda.

Pero también pueden ser agobiantes. Y si no se administran correctamente, incluso pueden traer problemas. Situación que mostró en su presentación en el Festival de Viña del Mar el humorista Jorge Alís, que contó como un punto fuerte de su rutina las ironías sobre los malos entendidos y dinámicas de esos espacios.

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Jorge Alis, durante el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar 2019. FOTO: AGENCIAUNO[/caption]

Comodidad

Daniel Halpern, académico de la Facultad de Comunicación de la Universidad Católica, explica que a diferencia de lo que ocurre en la reunión de curso, en que el interlocutor está al frente y la comunicación es cara a cara, en los grupos de WhatsApp, el contacto tiene más libertades. "En una reunión de curso las intervenciones se regulan, se hará el esfuerzo por no quedar en ridículo preguntando algo que ya se dijo. En WhatsApp no".

Se debe tener en claro, dice Halpern, que independiente de ese tipo de grupos, la dinámica en general de espacios de chat son complejas. Y eso ocurre, explica, porque al no ver al resto, existe menos inhibición en los diálogos. "Las personas se envalentonan, dicen cosas sin filtros. Entonces sí ya las relaciones grupales son complejas, cuando no tengo filtros, muchas personas abusan".

Al igual que la sala de clases, los grupos de padres de WhatsApp están formados por personas con  diferentes creencias, nacionalidades, ideas y tradiciones. Y en ausencia de la comunicación no verbal, un simple comentario puede interpretarse fácilmente como agresión o conflicto. "Se dan malos entendidos, porque cuando las personas están cara a cara está presente todo lo que es la comunicación no verbal, lo que dice y cómo lo dice, lo que disminuye esos malos entendidos. La comunicación por tecnología es más ambigua y hay más malos entendidos. Por eso hay que minimizar la comunicación por WhatsApp", dice el experto UC.

Punto en el que coincide Ricardo Leiva, doctor en comunicación y académico de la Universidad de los Andes: "Hay papás desubicados que empiezan a preguntar a las 11 de la noche qué entra en la prueba del día siguiente".

Se trata de un fenómeno relativamente reciente, donde los colegios se están adaptando, señala Leiva. Y que ha cambiado los hábitos de los apoderados. Pese a que los colegios tienen canales formales de comunicación, tales como intranet, comunicados, o la agenda escolar, los papás se mal acostumbraron un poco y empezaron a exigir que la información sea enviada también por Whatsapp, dice, "desatendiendo los canales formales, esto puede generar proliferación de información errónea y tergiversada".

Es ahí, cuando interviene la comodidad. Muchos en vez de buscar o leer los mensajes anteriores, preguntan. "Se dan preguntas insólitas, y lo hacen porque la gente no tiene tiempo, porque es más cómodo. En ese sentido hay un abuso. No todos los papás son así, pero en todos los grupos hay algo de eso, y la gente se cansa, se agobia", señala Halpern.

Imposible no estar

La realidad de estos grupos trasciende fronteras. Es lo que muestra el éxito del libro editado en España WhatsApp de padres, de Juan de Gorostidi. En diciembre de 2017, Gorostidi, ingeniero de profesión, escribió una conversación en tono de humor en su cuenta de Twitter sobre los grupos de WhatsApp de padres. Era un simple comentario. Pero alcanzó más de 2 millones de visualizaciones en muy pocos días. "Una locura", comenta a Qué Pasa desde España.

Existía necesidad de hablar del tema. En la editorial Penguin de Random House vieron que la historia podría dar juego para un libro y le propusieron escribirlo. "Siempre había querido lanzarme a esa aventura y me atreví con el reto. En España está siendo un éxito y en unos meses saldrá una versión en alemán también. Estoy muy contento con la acogida que ha tenido. Recibo mensajes de padres de todo el mundo hispano diciendo que se sienten muy identificados con el libro y que se han reído mucho leyéndolo".

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Portada

El WhatsApp de padres

libro publicado en 2018 por Ediciones B (Penguin Random House).[/caption]

Es difícil escapar de esos grupos si se tienen hijos en edad escolar, indica Gorostidi. En teoría si se usaran bien serían muy útiles, admite, "pero lo cierto es que terminan siendo un instrumento perfecto de desinformación".

"Es muy curioso, porque los padres y madres individualmente considerados suelen ser personas razonables y organizadas, pero una vez metidos en un grupo aquello se convierte en una jaula de grillos. Y eso, de puro absurdo, es muy divertido. Estos grupos tienen todos los ingredientes para una buena trama de humor: distintos personajes, situaciones absurdas, equívocos, conflictos, etc.", señala el autor.

¿Cómo sobrevivir a esa experiencia? Gorostidi responde que su consejo es evitar entrar en el grupo, pero es casi imposible. "Lo mejor es tratar de escribir sólo la información imprescindible y, si tienes poca paciencia para leerte los 300 mensajes que se escriben al día, es muy socorrido el ´Buenas tardes, ¿alguien me hace un resumen, por favor?´".

Halpern indica que psiquiatras y especialistas en salud mental y desarrollo recomiendan evitar usarlo como "agenda" de los hijos. Es decir, no querer controlar los quehaceres de los hijos. "Tampoco usarlo como lugar para críticas, la disconformidad sobre profesores u otros apoderados dentro del grupo, aunque sin decirlo directamente, crea discusiones poco constructivas. Realizar quejas o críticas sobre situaciones que no se pueden solucionar dentro del grupo ensucia el ambiente y no llegan a nada".

Otro punto que genera conflicto, dice el experto UC, es cuando se hacen subgrupos por afinidades o por distanciamientos. "Se separa la relación, hay información a la que no acceden todos como curso".