Sebastien Bertrand, el científico belga que estudia los glaciares de la Patagonia chilena
He viajado más de 20 veces al país y la mayoría de sus investigaciones están radicadas acá. Ahora lidera un nuevo proyecto científico del Renard Centre of Marine Geology (RCMG) de la U. de Gante.
Sebastien Bertrand lleva años viajando a Chile. Su objetivo: comprender cómo se ha transformado la Patagonia producto del cambio climático, y en particular, cómo han retrocedido los glaciares. "Me interesan particularmente porque retroceden más rápidamente que la mayoría de los otros glaciares en el mundo y son mucho menos estudiados que los del hemisferio norte", explica.
"Además, el retroceso de los glaciares en la Patagonia chilena afecta el nivel del mar en todo el planeta, no solamente en el hemisferio sur", agrega.
Doctorado en Geología de la Universidad de Lieja (Bélgica), empezó a trabajar en colaboración con científicos chilenos durante su doctorado en 2002, y con proyectos en la Patagonia desde 2007. "He viajado más de 20 veces a Chile. La mayoría de mis proyectos están en Chile pero he tenido proyectos en Europa y en Argentina también. Empecé estudiando sedimentos de lagos y ahora trabajo principalmente en fiordos", explica.
Ahora, con la ayuda del centro COPAS Sur-Austral, y junto a un equipo de científicos del Renard Centre of Marine Geology (RCMG) de la U. de Gante, regresó a la Región de Aysén para recuperar instrumental dejado hace un año y continuar con una investigación que busca definir de qué están compuestas las fuentes de sedimentos que llegan al fiordo Baker-Martínez y, así reconstruir el origen de las crecidas abruptas del río debidas al vaciado de lagos glaciales (proceso conocido como GLOF) que han afectado a la región.
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Bertrand (izquierda) junto a parte del equipo con que realizó la reciente campaña científica en la Antártica.[/caption]
El objetivo de la primera etapa de la expedición fue muestrear los ríos Colonia, Del Salto, Ñadis, Baker, Pascua, Bravo y Huemules, recolectando más de 700 litros de agua, los que luego fueron filtrados en el laboratorio costero de COPAS Sur-Austral en Caleta Tortel. Ahí los científicos separaron el sedimento en suspensión para luego analizar su composición química.
Ahora, en esta segunda expedición, el objetivo fue recuperar el instrumental anclado en los fiordos Baker y Steffen desde febrero de 2018, incluyendo "trampas" o recolectores automáticos de sedimentos y sensores de turbidez que permiten registrar las variaciones en el aporte de sedimento a los fiordos.
"Nuestra última campaña con la embarcación Sur-Austral de la U. de Concepción tenía dos objetivos. El primero es entender mejor el fenómeno de GLOF (crecidas de ríos glaciales),
que ha afectado la región durante los últimos siglos
. Este estudio nos permitirá descifrar las relaciones entre el cambio climático y la evolución de uno de los peligros naturales más devastadores en la Patagonia", explica el científico.
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El segundo propósito fue muestrear los sedimentos del fiordo Eyre, que está alimentado por el único glaciar de la Patagonia chilena que sigue avanzando: el Pío XI.
Lo que pretendemos en este caso es reconstruir la evolución del glaciar durante las últimas décadas y entender cómo su avance está registrado en los sedimentos del fiordo", añade.
Los resultados obtenidos hasta ahora, han revelado que en los últimos dos años el sedimento se depositó en el fondo marino a razón ~3 cm por año, acumulándose mayoritariamente en verano debido al aumento de los caudales de los ríos a causa del deshielo de glaciares.
"Este fue el crucero científico más largo que se haya realizado en la Sur-Austral desde Caleta Tortel", dice Bertrand. "Recuperamos 15 testigos (tubos gigantes) que serán utilizados para entender cómo el avance glacial queda registrado en el sedimento. Asimismo, esta campaña también sirvió para recolectar más de 11 km de perfiles de CTD, los que se usarán para comprender cómo las aguas del Pacífico entran a los fiordos y averiguar si afectan el comportamiento de los glaciares", agrega.
La travesía por el fiordo Eyre marcó el final de la expedición 2019 por la Patagonia chilena. Tras su término, las muestras fueron enviadas a diversos laboratorios en Bélgica y Chile, donde están siendo procesadas y analizadas meticulosamente para registrar una serie de parámetros físicos y geoquímicos, los que servirán para estudiar los sedimentos de los fiordos y entender cómo se depositan en el fondo de los mismos.
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