La pandemia por Covid-19 ha golpeado fuertemente al mundo. Por razones de la urgencia sanitaria, los países se han centrado en evitar el incremento de contagios y de la tasa de mortalidad de sus ciudadanos. Pero este foco debería cambiar cuando se logre un mayor control de la crisis y se comiencen a observar las secuelas del virus en las personas contagiadas que sobrevivieron.

En los últimos días de abril de 2021, ya se habían confirmado alrededor de 150 millones de casos de coronavirus en el mundo, de los cuales aproximadamente 1,2 millones corresponden a Chile, según cifras del Minsal. La misma fuente menciona que en la Región Metropolitana se registran más de 450 mil casos recuperados hasta fines de abril, de los cuales al menos el 5% requirió cuidados intensivos y un 18% experimentará secuelas neurológicas como consecuencia del síndrome respiratorio agudo severo y del potencial neuro-invasivo del SARS-CoV2.

De acuerdo con evidencia actual publicada por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el 91% de las personas que fueron ventiladas mecánicamente, obtienen puntajes en medidas de cognición global similares a los de personas con deterioro cognitivo leve; mientras que el 26% obtuvo puntuaciones similares a las que alcanzan personas con diagnóstico de enfermedad de Alzheimer en fase inicial.

Además, estudios en personas con síndrome respiratorio agudo severo producido por infección con SARS-CoV y MERS-CoV (virus con mecanismos de infección similares al SARS-CoV-2), evidencian que el deterioro cognitivo aún permanece después de un año en un 46% a 80% de los casos. Asimismo se han informado casos de encefalitis viral como consecuencia de la infección por Covid-19 y se ha planteado la hipótesis de que personas que han experimentado la enfermedad tienen mayor riesgo de sufrir episodios cerebrovasculares y síndrome de Guillain Barré (trastorno de origen viral o bacteriana, donde se altera el sistema inmune, que daña los nervios periféricos del cuerpo).

Los datos obtenidos permiten predecir la necesidad de contar con rehabilitación especializada en las diferentes etapas de recuperación después de haber contraído Covid-19, que incluya terapia ocupacional y neuropsicología clínica, disciplinas que cumplen un papel fundamental en la rehabilitación cognitivo-funcional.

La Sociedad Chilena de Medicina Física y Rehabilitación junto a otras asociaciones científicas y colegios profesionales (entre ellos el Colegio de Terapeutas Ocupacionales de Chile), generaron un documento titulado “Consenso Interdisciplinario de Rehabilitación para Personas Adultas Post COVID-19, recomendaciones para la práctica clínica”, en el que se plantean lineamientos de intervención para las diferentes disciplinas en función de la recuperación de pacientes Covid en UCI.

Esta aproximación es importante. Cuando llevamos más de un año del inicio de esta crisis sanitaria, debemos comenzar como país a diseñar políticas públicas para la rehabilitación de las personas con secuelas en etapas subaguda y crónica. Todos ellos se sumarán a los 37.000 casos anuales que según DEIS egresan de centros hospitalarios públicos y privados con algún tipo de lesión cerebral adquirida. Una cifra que podría incluso llegar a ser más del doble de acuerdo con las proyecciones y la evolución de la pandemia.

En la Unidad de Neuropsicología Clínica de la Universidad Diego Portales, intentamos visibilizar a este grupo de personas desde hace 5 años, a través, de la Semana de la Lesión Cerebral Adquirida. Desde el ámbito académico, lo hacemos a través del Diplomado de Rehabilitación Neuropsicológica, la Estadía de Neuropsicología Clínica y la Estadía de Especialización en Neuropsicología para Terapeutas Ocupacionales.

Con cada uno de ellos, buscamos contribuir a la formación de profesionales especializados en evaluación y rehabilitación neuropsicológica, quienes además de profundizar en conocimientos teóricos, realizan un entrenamiento práctico en la Clínica Psicológica de la universidad, donde se ofrecen servicios de evaluación y rehabilitación de alta calidad y bajo costo económico a personas con lesión cerebral adquirida y sus familias. En orden con el actual contexto, también se incluyen acá a usuarios con secuelas cognitivas post-Covid-19.

*Académico Facultad de Psicología UDP