El 20 de enero pasado, cuando Joe Biden se convirtió en Presidente de Estados Unidos una de las primeras labores que realizó -tal como lo había prometido- fue firmar un orden ejecutiva para que su país se uniera nuevamente -después de que Donald Trump decidiera salirse del tratado- al Acuerdo de París, el pacto climático de 2015 suscrito por 194 naciones que busca mantener el aumento de la temperatura global de este siglo por debajo de los 2°C y continuar el esfuerzo para bajarlo a 1,5 ºC.

Y esa instrucción se hizo efectiva hoy.

El gobierno de Biden celebró la noticia y, a través de un comunicado, el actual secretario de Estado de Estados Unidos, Antony J. Blinken, manifestó que “tan trascendental como fue nuestra adhesión al Acuerdo en 2016, y tan trascendental como lo es hoy, lo que hagamos en las próximas semanas, meses y años es aún más importante”.

“Ustedes nos han visto y seguirán viéndonos incorporar el cambio climático en nuestras conversaciones bilaterales y multilaterales más importantes. En estas conversaciones, preguntamos a otros líderes: ¿cómo podemos hacer más juntos?”.

Así, agregó: “El cambio climático y la diplomacia científica nunca podrán volver a ser ‘agregados’ en nuestras discusiones sobre política exterior. Abordar las amenazas reales del cambio climático y escuchar a nuestros científicos está en el centro de nuestras prioridades de política nacional y exterior. Es vital en nuestras discusiones sobre seguridad nacional, migración, esfuerzos de salud internacional y en nuestra diplomacia económica y conversaciones comerciales”.

Tras elogiar el pacto mediambiental, negociado por el expresidente Barack Obama, Blinken dijo que la diplomacia climática será crucial. Es por esto que Biden planea una cumbre climática para el 22 de abril, en coincidencia con el Día de la Tierra.

En tanto, John Kerry, exsecretario de Estado y ahora enviado climático de Estados Unidos, pidió al mundo que aumentara sus ambiciones en las conversaciones sobre el clima de la ONU que tuvieron lugar en Glasgow en noviembre.

Biden, además, se comprometió a que el sector energético estadounidense esté libre de polución para 2035 y que el país pase a ser una economía de emisiones cero para 2050.

Pero los objetivos del Acuerdo de París son esencialmente no vinculantes, y cada país redacta sus propias medidas, un punto en el que insistieron Obama y Kerry, conscientes de la oposición política en casa.