El Gobierno recientemente instalado en nuestro país se verá enfrentado a un panorama energético interno e internacional que, posiblemente, no estaba dentro de los planes originales de trabajo ni en sus propuestas de desarrollo energético sustentable para Chile.
La invasión de Rusia a Ucrania ha puesto en tela de juicio la debilidad de las matrices energéticas de aquellos países que dependen fuertemente de terceros para asegurar su suministro energético. En este sentido, grandes potencias europeas están viendo tambalear sus matrices energéticas y rápidamente se han marcado pautas y estrategias que permitan asegurar la independencia en el rubro.
Alemania, sin ir más lejos, con una fuerte dependencia del gas ruso, está trabajando en la elaboración de una hoja de ruta en búsqueda de fuentes de energía autóctonas que permitan calefaccionar sus ciudades sin tener que usar gas. Incluso, un alto dirigente de la Unión Europea solicitó, en pleno invierno, apagar los sistemas domiciliarios de calefacción con gas. El precio de la gasolina se ha disparado en Europa y el panorama se ve complejo en el corto plazo.
Sin lugar a dudas, esta crisis generada por la despiadada invasión rusa a Ucrania nos está afectando y lo seguirá haciendo en el corto y mediano plazo. La gasolina sigue subiendo y, posiblemente, suba aún más.
Además, la competencia internacional por adquirir gas natural licuado (que supone casi un 25% de nuestra matriz energética) va a ser dura y es más que probable que se genere un fuerte impacto en el precio de este combustible y en la disponibilidad del mismo. Alemania ya está pensando en implementar de manera urgente plantas para tratar el gas natural licuado y, como nuevo comprador de esta fuente energética va a impactar fuertemente en el precio de este combustible. Como ya están indicando especialistas en economía en nuestro país, estos nuevos compradores del recurso energético generarán un nuevo estatus en lo que a suministro de gas natural se refiere.
Este panorama energético internacional se ve, además, agravado en Chile por la terrible escasez hídrica en la que estamos inmersos. Si se tiene en cuenta que nuestra matriz energética está compuesta por, aproximadamente, un 50% de combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo) y el otro 50% por renovables, con un fuerte componente de hidroelectricidad, unos simples cálculos apuntan a un sombrío panorama energético para el futuro próximo. Miramos al cielo en estos días con la esperanza de que caigan las primeras lluvias otoñales. Sin embargo, en caso de que ello ocurra, se necesitará mucha agua para que los acuíferos se recarguen y para que la generación de hidroelectricidad pueda, realmente, cubrir parte de la demanda energética de nuestro país.
Ante este panorama incierto, las energías renovables “no convencionales” tienen mucho que aportar. Y, si bien es cierto que ha habido un fuerte desarrollo de la energía solar, resulta insólito la falta de estrategias para desarrollar la geotermia en nuestro país. ¿Por qué geotermia? Porque es la única energía renovable que no depende de las variaciones climáticas. La única que puede proveer de energía base a Chile, ya que la generación de electricidad mediante geotermia es una tecnología probada, con más de un siglo de experiencia a nivel mundial, estable y con una capacidad de generar electricidad las 24 horas del día, los 365 días del año.
Además, el uso directo de la geotermia permite calefaccionar espacios urbanos. Incluso, podemos hablar de calefacción distrital (como ocurre en varias ciudades europeas), reduciendo drásticamente las emisiones de material particulado y mejorando considerablemente la calidad del aire de nuestras ciudades.
Tenemos la oportunidad bajo nuestros pies. El contexto geológico en el que se encuentra Chile es altamente favorable para el desarrollo de la geotermia, tanto para la generación de electricidad como para su uso directo. Ojalá las nuevas autoridades de este Gobierno pongan en valor a la geotermia, en miras del plan de descarbonización aprobado, para ir de la mano de una estrategia de generación de energía limpia, sustentable con el medio ambiente y que nos otorgue independencia y seguridad energética.
Aún estamos a tiempo como país, pero para ello se necesita voluntad política y que el Estado se haga cargo de un derecho básico que debemos tener todos: un suministro estable y seguro de energía para un desarrollo sustentable. Apostar por las energías renovables que tenemos en nuestro país es ganar independencia energética. Apostar por un fuerte desarrollo de la geotermia es ganar seguridad para nuestra frágil matriz de generación. La seguridad energética es una cuestión de Estado.
* Director del Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA) de la Universidad de Chile