El uso de mascarilla es una de las herramientas más relevante y simple de implementar para evitar el contagio por Sars-COV-2 que provoca la enfermedad de Covid-19. Y hoy, gracias a la existencia de nuevas variantes el virus ha demostrado tener mucha más capacidad de transmisión, y como resultado las mascarillas toman mayor protagonismo.
Las alternativas son varias. Y la confusión de cuáles usar y cómo, aumenta. Karina Bravo jefa de laboratorio CMQ validaciones mascarillas, pantallas faciales y ropa quirúrgica del LICTEX de la Universidad de Santiago, indica que en un contexto de escasez existen varios puntos a tomar en cuenta a la hora de pensar en qué mascarilla usar.
Bravo dice que “un punto importante es que en Chile no está oficializada la normativa internacional para probar funcionalidad de las mascarillas por el Ministerio de Salud, aun así, hemos implementado la validación de mascarillas quirúrgicas y mascarillas sociales (género)”. La especialista es clara en indicar que son las autoridades las que deberían priorizar la certificación o fabricación de mejores mascarillas antes de que sean las mismas personas que tengan cómo detectar falsificaciones y que en este contexto de escasez se ha requerido que se elaboren las propias con telas comunes.
“El ISP hizo un llamado a los laboratorios que podían validar o certificar estos elementos de protección personal bajo los retos de innovación Elementos de Protección para el personal de salud COVID19 de CORFO y Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, donde LICTEX respondió al llamado instalando la capacidad para validar mascarillas”, explica Bravo. El mismo Instituto de Salud Pública, añade, realizó un estudio de las normativas internacionales y tomó la Especificación UNE de la Unión Europea como principal lineamiento para este tipo de mascarillas.
Lictex surge en 1998 como un proyecto universitario y en el 2012 obtuvo la acreditación por parte del Instituto Nacional de Normalización (INN), bajo la norma ISO17025. “La obtención de esto, nos situó como el primer laboratorio chileno dedicado al área textil acreditado”, dice Bravo.
Con 22 años de trayectoria en el mercado textil, el desafío no ha sido fácil. Y en el 2020 iniciaron el proyecto Fortalecimiento Covid-19 para validar mascarillas, ropa quirúrgica y pantallas faciales, “posicionándonos como el único laboratorio de validación”, explica.
1. ¿Ocupar dos mascarillas?
El descubrimiento de las nuevas variantes altamente transmisibles, en Estados Unidos provocó estos últimos días que expertos en salud pública recomendarán a la población usar dos mascarillas para aumentar la protección.
Un consejo que llegó de voz de Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de ese país. El especialista promocionó el uso de doble máscara en el programa de televisión Today señalando que esas dos capas de protección “tiene sentido común y que probablemente sería más efectivo”.
Sin embargo, en una siguiente entrevista en CNN, Fauci señaló que se deben seguir las recomendaciones dadas por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, sus siglas en inglés) que no exige usar dos máscaras o N95. Rochelle Walensky, la nueva directora de los CDC advirtió posteriormente que las máscaras N95 son incómodas de usar y pueden disuadir el uso constante si se expanden al público en general.
Bravo señala que si se cuenta con suficientes mascarillas certificadas resulta razonable usar dos. Recomendación válida para el contexto de Estados Unidos, sin escasez. Sin embargo, dice, existe evidencia que señala que usar dos mascarillas no resulta confortable, “la evidencia muestra que las personas al usar dos mascarillas las usan por menos rato, suele asomar la nariz o las se la sacan en momentos inapropiados, pero siempre es más razonable usarlos y en primera línea certificadas, así no se provoca escasez de mascarillas quirúrgicas donde el personal de salud es quienes deben tenerlas disponibles para uso”.
2. Tela exterior repelente al agua
En el caso de las llamadas mascarillas sociales o de tela, la especialista indica que tienen que ser de doble o triple tela. “La tela externa tiene que ser repelente al agua, debe tener una tela intermedia como algodón o una tela que funcione como filtro, y la tela interna que va en contacto con el rostro debe contar con alguna proporción con nylon o poliuretano junto a algodón”, destaca.
Los CDC indican que las mascarillas sociales deben considerar “dos o más capas de tela lavable y transpirable” e insiste en evitar las máscaras quirúrgicas y otros revestimientos faciales destinados a los trabajadores de la salud.
En el LICTEX de la Universidad de Santiago cuentan con una lista de proveedores que voluntariamente se han certificado para mascarillas sociales y quirúrgicas, “para que cualquier persona tome la decisión de cuál usar de manera informada”.
Son 8 empresas validadas voluntariamente hasta la fecha, comenta Bravo. “Le pedimos a los proveedores y fabricantes que certifiquen, esto es un valor agregado a su producto, algo muy necesario para asegurar que estos elementos funcionan, porque sin duda vamos a usar mascarillas por mucho tiempo más”.
3. Ajuste similar a N95
Si no se cuenta con una cubierta facial de grado médico, es posible obtener mayor protección si se usa una mascarilla que quede bien ajustada al rostro de triple tela. “Ojalá se considere un ajuste en el rostro similar a la N95”, indica Bravo.
¿Cómo se logra eso? Al ponerse la mascarilla, indica Bravo, hay ajustar los elásticos y la mascarilla tiene que cubrir la nariz y tener ajuste para producir un sello (metal presente en las quirúrgicas). “Ese ajuste va por sobre la nariz gracias al metal que lleva y hace que se ajuste a la talla de nariz”.
Lo más importante de cualquier mascarilla es que logre el mejor tipo de selle en el rostro. “Las quirúrgicas de todos colores también son efectivas, pero no se recalca la importancia del calce. El ISP mide las mascarillas y tienen la capacidad de medir sellos, pero con respecto a las mascarillas sociales no se les mide el sello en el rostro en la actualidad, esperamos instalar esa capacidad pronto”, indica Bravo.
La mascarilla apropiada debe cubrir completamente su nariz y boca y ajustarse cómodamente a los lados de su cara. Tampoco se aconsejan las hechas de vinilo u otra tela que dificulte la respiración, ni aquellas con máscara con válvulas de exhalación o conductos de ventilación, ya que permiten que las partículas de virus escapen de forma concentrada.
4. Quirúrgicas certificadas
La experta de la U. de Santiago indica que en el caso de las mascarillas quirúrgicas hay pocos fabricantes en Chile, los que cumplen la normativa. Sin embargo, no ocurre lo mismo con las importadas. “Nadie certifica que el certificado que traen realmente asegure que cumple con medidas requeridas, tampoco determina las condiciones en las que se aplicaron las normas”, dice Bravo.
En el LICTEX de la Universidad de Santiago al medir mascarillas de exportación, Bravo indica que determinaron que algunas mascarillas quirúrgicas entregan solo un 70% de eficiencia de filtración bacteriana, “y para calificar como tales, las mascarillas quirúrgicas certificadas deben alcanzar un 95% al 98% de eficiencia de filtración bacteriana”.
En caso de contar con mascarillas quirúrgicas importadas, la especialista explica que es recomendable usarla sobre ella una de tela, “y así es probable que se acerque a 90% de filtración bacteriana”. La combinación de dos capas de material relativamente ineficiente puede funcionar mejor juntas que una sola mascarilla de mala calidad.
Una desventaja de las mascarillas quirúrgicas es que muchas no se ajustan tan bien al rostro. Por eso la opción de usar una de tela sobre ella puede permitir un ajuste más apretado y al mismo tiempo agregar una capa adicional de filtración.
5. Nanopartículas de cobre
En el caso de las mascarillas con recubrimiento de nano partículas (cobre o plata), la especialista de la U. de Santiago detalla que esas nano partículas se deben situar solo en la capa externa. Es recomendable, dice, que se “usen en un contexto en exposición a más personas, es probable que puedan caer partículas y las nanopartículas de cobre o plata podrían eliminarlas”.
Pero como no están formalizadas, dice Bravo, se debe comprobar la seguridad el uso de estas nanotecnologías respecto de la seguridad toxicológica. “Podría ser tóxico según las características de nanopartículas para la inhalación. Las nacionales no tienen certificación, por eso es importante hacer un llamado a proveedores y fabricantes nacionales a que obtengan certificación internacional. Por eso, mientras los proveedores y fabricantes no demuestren la seguridad toxicológica haría un llamado a no ocuparlas”.
6. Pantallas faciales como complemento
La evidencia es cada vez más clara de que Sars-CoV-2 puede propagarse por pequeñas partículas suspendidas en el aire. Es por eso que el protector o pantalla facial de plástico transparente, reservado hasta ahora para el personal sanitario, han masificado su uso.
Aumentar la protección, por ejemplo, de mascarillas sociales o de tela, se puede lograr con las pantallas faciales, que funcionan, dice Bravo, como complemento a las mascarillas y son validadas por la normativa UNE 168 basada en cuatro puntos: resistencia contra gotas y salpicaduras, valorización del campo visual, determinación de zonas protegidas que determinan su dimensión y protección lateral. “Debe proteger la zona de mucosa de los ojos que es la parte susceptible de contagio de todos los virus respiratorios y mientras más amplia sea lateralmente más protege esa área”, explica.
Para que el protector facial cumpla con su objetivo de protección tiene que usarse con mascarilla, “son estrictamente complementarios”, dice la experta.
Por eso, explica, no podría un protector facial certificado compararse al uso de lentes ópticos o de sol como protección: “el lente no actúa como barrera, las pantallas faciales y también anteojos tipo antiparras sí dan una protección similar porque protegen la mucosa de los ojos, se validan por la misma normativa UNE 168, en cambio los anteojos de cualquier tipo están abiertos en la zona superior y no cumplen dimensiones mínimas, lo que hace susceptible a la mucosa de los ojos como vía de contagio”.