El Telescopio Magallanes Gigante dio inicio a un proceso de cuatro años en el que se fabricará y pulirá su séptimo y último espejo primario, que permitirá completar la superficie colectora de luz de 368 metros cuadrados del telescopio, destinada a ser el sistema óptico más grande y complejo del mundo.
Juntos, los espejos captarán más luz que cualquier otro telescopio existente y permitirán a la humanidad develar los secretos del universo proporcionando análisis químicos detallados de los cuerpos celestes y ayudando a entender sus orígenes.
Comienza fabricación del último espejo del Telescopio Magallanes Gigante
La semana pasada, el Laboratorio de Espejos Richard F. Caris, de la Universidad de Arizona, cerró la tapa de un horno especialmente diseñado, con unas 20 toneladas de vidrio óptico de la más alta pureza en su interior, debajo de las gradas del estadio de fútbol americano de los Arizona Wildcats.
El horno girará mientras calienta el vidrio a una temperatura de 1.165 °C. De esta forma, el vidrio se curvará para dar al espejo su forma parabólica. El espejo, que tendrá un diámetro de 8,4 metros (equivalente a la altura de una casa de dos pisos cuando está en posición vertical), tardará tres meses en enfriarse para luego pasar a la etapa de pulido.
Gracias a una sensibilidad 50 millones de veces superior a la del ojo humano, “este telescopio hará historia con sus futuros hallazgos”, celebra Buell Jannuzi, quien se desempeña como investigador principal del equipo de fabricación del espejo primario del Telescopio Magallanes Gigante, director del Observatorio Steward y director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Arizona. “Estamos muy contentos de acercarnos a otro gran hito en la fabricación del Telescopio Magallanes Gigante”.
El espejo primario anterior ya está listo para ser incorporado a un enorme prototipo de soporte a comienzos del próximo año, tras lo cual se dará inicio a las pruebas finales de rendimiento óptico que servirán de ensayo para los siete espejos primarios.
Una vez montados, los siete espejos trabajarán juntos como si fueran un solo espejo monolítico de 25,4 metros de diámetro —el tamaño de una ballena azul adulta— con una sensibilidad hasta 200 veces mayor y una capacidad de resolución cuatro veces más grande que los telescopios espaciales más avanzados de hoy.
El Telescopio Magallanes Gigante será el primer telescopio extremadamente grande en tener listo su espejo primario. Con una sólida infraestructura operativa completada en el sitio del telescopio en Chile, el proceso de fabricación se concentra actualmente en el subsistema del telescopio —un componente fundamental— antes de pasar a la cubierta.
“Nos encontramos en una etapa muy importante de la fabricación, que transcurre principalmente en Estados Unidos”, señala Robert Shelton, presidente del Telescopio Magallanes Gigante.
La estructura del telescopio, que tiene 39 metros de altura, se está fabricando con 2.100 toneladas de acero estadounidense en una planta especialmente construida en Rockford (Illinois), mientras también se fabrica el primero de los siete espejos secundarios adaptativos que funcionarán en tándem con los siete espejos primarios.
“Esta combinación de poder de recolección de luz, eficiencia y resolución de imagen nos permitirá hacer nuevos hallazgos en todas las áreas de la astronomía”, afirma Rebecca Bernstein, directora científica del Telescopio Magallanes Gigante. “Tendremos una capacidad única para estudiar planetas en alta resolución espacial y espectral, lo cual es fundamental para determinar si un planeta tiene una composición rocosa, como la Tierra, si contiene agua líquida y si su atmósfera contiene la combinación necesaria de moléculas para que haya vida”.
El telescopio está programado para empezar a operar a fines de esta década, y contribuirá a buscar respuestas a algunas de las preguntas más apremiantes de la humanidad, entre ellas, de dónde venimos y si estamos solos en el Universo.