Felipe, cliente que ha pasado por el diván del runner a lo largo de las últimas semanas, está fascinado con su terapia de pareja. Pese a sus históricas reticencias, reconoce que debió haber aceptado ir hace años, tal vez desde el principio del matrimonio, e incluso desde su pololeo, pues la terapeuta le ha hecho ver que varios de los problemas de pareja que hoy padecen con la Isi… los arrastran desde sus respectivas casas. ¿Papá y mamá?
Seba, esta señora me abrió la cabeza y quedé tan sorprendido que al final de la sesión me pasó un libro de Eckhart Tolle y me dijo que leyera para la próxima semana (silencio). Te juro que nunca leo… con suerte cosas de la pega y tonteras en las redes sociales… pero leí lo que la doctora tenía subrayado… y quedé pa’ dentro…
“Si me hubiera dicho que nos íbamos a casar para terminar como sus papás, que se dedican a cuidar y entretener nietos, no me caso ni cagando”
¿Qué te llamó la atención?
¿Te leo mejor?
Como quieras…
“si usted es una de las muchas personas que tiene problemas con sus padres, si usted aún alberga resentimiento sobre algo que hicieron o no hicieron, entonces usted todavía cree que tenían elección, que podían haber actuado de forma diferente. Siempre parece que las personas tienen una elección, pero se trata de una ilusión. Mientras su mente con sus patrones condicionados dirijan su vida, mientras usted sea su mente ¿qué elección tiene? Ninguna”.
Seba, te juro que siento como si hubiera leído un pasaje especialmente oscuro de Yoda en la Guerra de las Galaxias, pero me hizo total sentido esto de que tener elecciones es una ilusión. Mis viejos son como son… no podían ser de otra forma… y yo también… y la Isi y sus viejos igual… Y nada, suena medio raro hablarlo acá, pero es lo que hablamos en la terapia de pareja.
¿Hablaron de los papás?
La doctora empezó a preguntar por mis viejos y al principio no entendí por qué lo hacía y medio me piqué. De hecho, estuve un buen rato a la defensiva, pues los problemas son entre la Isi y yo, pero cuando caché a dónde iba la doctora, me sorprendí, pues fui capaz de reconocer que soy igual de pendejo que mi vieja… algo en lo que nunca había pensado. Fue un bombazo inesperado para mí y algo evidente para la Isi, que me miraba con cara de… ¿recién te dai cuenta?
¿Qué no veías?
Para mí, mi viejo siempre fue mi gran tema por lo cabrón que era cuando era pendejo y casi nunca pensé o critiqué a mi vieja, pues ella, mal que mal, era quien me salvaba… pero hablando de ellos caché lo desesperante que tiene que haber sido para mi papá haberse casado con una cabra chica que hizo todas las cosas que se suponía había que hacer… a pesar de ella…
¿Cómo qué?
Mira, a mi vieja nunca le gustó mucho la casa. Tampoco quería trabajar y aunque era mamá de cuatro, era seca para dejarnos con las nanas o con los abuelos. A mi mamá le encantaba salir, esa era su mayor felicidad y mi papá era el viejo latero, lleno de trabajo y de responsabilidades (silencio). Igual de pendejo yo no entendía estas cosas y encontraba que mi viejo era un plomo y que por eso estaba bien que mi mamá saliera a ventilarse con amigas y con sus hermanas. Y obvio, cuando empecé a salir en la adolescencia mi vieja gozaba, le encantaba saber a dónde había ido, qué había hecho, que invitara amigos a la casa, que pasara con panoramas. A ella le gustaba que fuera bueno pa’l webeo y por ella que nunca me hubiera puesto a pololear con la Isi… que ahora cacho es más como mi papá…
¿Cómo así?
La Isi fue mi Gerente General desde que pololeamos en cuarto medio hasta que nació nuestro tercer hijo y dejó de trabajar. En todo ese tiempo pese a todas las cagadas que me mandaba, nunca le discutí nada, pero sí le reclamaba atención, pues entre la pega, la casa y los niños no había casi ventanas para nosotros. Y cuando renunció a su pega, en vez de acercarnos más, se puso aún más mamá. Ahí se me vino abajo y sin darme cuenta me puse igual de plomo que mi viejo… pero sin ser como mi viejo… ¿me cachai?
No creo…
Mi viejo era… es… un cabrón…. pero siempre ha tenido una ética de trabajo impresionante y un sentido de la responsabilidad que te encargo. Básicamente, aparte de su pega, se hacía cargo de la casa, de nosotros y de mi mamá… Y claro… no era el weon más cariñoso del mundo… Pero… ¿qué más le puedes pedir? Y así fue la Isi desde el principio, igual a mi viejo y yo igual a mi vieja, con la diferencia de que siempre he trabajado. Y aunque suene asqueroso, nos bancábamos, hasta que la Isi renunció a la pega para dedicarse 100% a los niños. Ahí se puso igual a mi suegra (silencio) y ya caché que no me queda otra que asumir la Gerencia General, cargo que nunca quise y para el que nunca estuve preparado.
Me perdí…
Es una paja ser el jefe de la familia -en eso soy igual a mi vieja-; no me gusta el tema de la casa, ni el de los niños y me era cómodo que la Isi ocupara el cargo. Además, la admiraba, porque era seca pa’ la pega y se manejaba en la casa con los niños… pero todo se fue a la mierda cuando empezó a ser full mamá… (silencio). Ahí la empecé a ver con otros ojos o la empecé a ver como era…
¿Qué viste?
Puta, vi a una mina latera, media guatona y mal vestida… no me calentaba nada. Y por triste que suene, alejarme le vino perfecto, pues ya no la jodía y la dejaba dormir. Por mi lado, me puse a correr como loco y empecé a ir al gimnasio para botarlo todo… pero a los meses caché que me estaba calentando con cualquier mina que estuviera fit…
¿Y pudiste hablar de esto en terapia de pareja?
¿Así como te lo cuento a ti? No… Pero en nuestras peores peleas se me ha arrancado…
¿Y en qué está ese tema con la Isi?
Yo sé que vuelvo loca a la Isi con el tema físico, con su falta de cuidado y atención no solo hacía mí, sino con ella misma y hacia nosotros como pareja. Y no solo eso, también caché que la Isi se ha puesto rígida y latera por querer ser como sus papás, que son dos viejos mamones que la apañan en todo (silencio).
¿Tan así?
Sí, son los super abuelos, pero no se despeinan ni se desordenan y me ven a mí como un desastre y a mi familia como si fuéramos lo peor, pues mis viejos no son tan presentes ni ayudadores. Mi vieja con cuea lleva a mis hijos a comerse un helado una vez en el verano y mi viejo cuando vamos los fines de semana termina encerrándose en su escritorio después del almuerzo, pues le chatean los gritos de los niños. Y a la Isi, obvio, le molesta esta dinámica, pero nunca se había cuestionado lo que me pasaba a mí con sus papás…
¿Qué te pasa con tus suegros?
Me chatea que sean tan correctos y esa esclavitud con los nietos. Y por esto me encantó la terapia de pareja, pues yo pensé que solo a mí me iban a dar como caja. ¡Y no! La señora es justa y también le dijo su par de verdades a la Isi sobre ella y sus viejos, pues básicamente vive para sus estándares y quiere repetir su modelo… siendo que ella al principio no era así. Además, se casó conmigo y ella tenía clarísimo que a mí nunca me ha gustado esa onda pechoña… Es más, si me hubiera dicho que nos íbamos a casar para terminar como sus papás, que se dedican a cuidar, entretener y trasladar nietos por todos lados, no me caso ni cagando. ¿Qué mis papás son como la callampa como abuelos? Demás que sí, pero prefiero terminar como mi vieja, que no para de webear o como mi viejo que, pese a que jubiló, está metido en mil cuentos...
¿Y cómo sigue tu historia con la Isi?
No lo sé, pero ya caché que no me chateaba solo por el físico de la Isi, sino todo lo que hay detrás. ¿Y te digo otra cosa? Estoy feliz de ya no ser el Rey de los weones, pues antes juraba que yo era el único problema y que todo se iba a resolver el día que cambiara o madurara. Y casi me habían convencido, pero ahora estoy seguro que no quiero pasar los mejores años de mi vida con una mina que es igual de cabrona que mi viejo y que quiere que seamos tan lateros como los suyos. ¡Ni cagando! Yo quiero una webada distinta, una mina rica, entretenida, que quiera salir conmigo y que no esté siempre cansada y de mal humor. Y si la Isi no está dispuesta a ser esa mujer, tendremos que buscar una nueva fórmula o mejores estrategias con la doctora…
En El poder del ahora Eckhart Tolle afirma que “nadie elige la disfunción, el conflicto, el dolor. Nadie elige la locura” y Felipe no es la excepción. Tal como hemos visto estas últimas semanas, su matrimonio navega de crisis en crisis, pero -para sorpresa de todos- la terapia de pareja ha traído esa luz que, según este guía espiritual alemán, es esencial para salir de la oscuridad.
Es cierto, nadie elige tener problemas matrimoniales, sino que estos ocurren -siguiendo la línea de pensamiento de Tolle- “porque no hay suficiente presencia en usted para disolver el pasado, suficiente luz para disipar las tinieblas. Usted no está completamente aquí. Usted aún no ha despertado del todo. Mientras tanto, la mente condicionada sigue gobernando su vida”.
Además, gracias a la terapia de pareja han salido a la luz no solo aspectos ocultos de mi cliente y su pareja, sino de sus padres. Mirarlos a ellos, mirar sus dinámicas, le ha permitido a Felipe entender mejor qué es lo que está pasando en su matrimonio, pues tal como señala el psicoanalista Horacio Etchegoyen, “en la relación amorosa se dan determinadas pautas que se repiten toda la vida, cada uno enfrenta una situación amorosa con todo el bagaje de su pasado, con modelos que, reproducidos, configuran una situación en la cual el pasado y el presente se ponen en contacto”.
Guste o disguste a muchos adultos, de tanto en tanto hay que mirar qué pasó con nuestros padres para entender lo que hoy nos está pasando como pareja. Y es que para Tolle -al igual que para los psicoanalistas argentinos que hemos visitado en columnas anteriores- “las relaciones nunca antes han sido tan problemáticas ni han estado tan cargadas de conflicto como ahora”.
¿Cómo puede salir Felipe de este pantano? De acuerdo a la mirada espiritual de Tolle, la clave está en cambiar nuestro enfoque, aceptando que las relaciones de pareja no están para hacernos felices o para alcanzar la realización personal, sino para ayudarnos a tomar conciencia de todo lo que no pudimos… o no quisimos ver… antes de casarnos o emparejarnos…