Encontrar ansiolíticos, antidepresivos y calmantes en las farmacias se ha vuelto una difícil misión, incluso para medicamentos como benzodiacepinas que tienen venta restringida y contra receta.

“Tuve que esperar seis semanas para conseguir hora con un psiquiatra, por que abren las agendas y se llenan altiro. Me dio la receta pero visité más de diez farmacias buscando el medicamento que él me había indicado y en todos lados me decían que no había y que no sabían cuándo podía llegar. Me tuvo que indicar otro”, reclama Roxana (45).

¿Qué está pasando? Son varias las situaciones que pueden explicar esta escasez de algunos productos, pero todas ellas tienen un factor común: la pandemia de Covid-19.

Stephan Jarpa, químico farmacéutico, director de la agencia regulatoria IN House y ex director del Instituto de Salud Pública (ISP), señala que efectivamente existe un desabastecimiento de ciertos medicamentos producto, entre otras cosas, de un alto consumo.

“Es una mezcla de factores. A las farmacias no les está llegando todos los despachos de los laboratorios. Debido a la pandemia, los laboratorios están con algunas dificultados de logística, distribución y abastecimiento, como muchas industrias. Por otro lados, las enfermedades neuropsiquiátricas y psiquiátricas están en aumento, hay más personas con patologías, algunas más complejas y que necesitan contención farmacológica”, indica Jarpa.

A esto se suma que en Chile la producción de medicamentos es baja y dependemos básicamente de la importación. No son más de 10 laboratorios los que producen algún medicamento en Chile. Entonces, cualquier retraso en la aduana o en el envío de fármacos o materias primas en el exterior, repercute en el abastecimiento en las farmacias. “Hoy existe un confi, cartón para hacer las cajas, productos para hacer las mezclas”, insiste el director de In House.

Mayor demanda

Otro aspecto a considerar, es la cantidad de estos medicamentos que se requieren en las UCI de clínicas y hospitales, también en pacientes Covid. La Cenabast, por ejemplo, está comprando muchas partidas de medicamentos, entre estos mismos que hoy escasean: calmantes, ansiolíticos. “En las urgencias de los hospitales hay más pacientes con delirium que es necesario calmarlos para que no se levanten, ni se saquen las vías ni quieran irse. Se tiene que tratar en paralelo a la patología que tiene”, explica Jarpa.

Bernardo Barra, psiquiatra de la Clínica Universidad de los Andes, confirma que la pandemia ha aumentado las consultas psiquiátricas porque las personas están con altos niveles de angustia, trastornos de ansiedad, trastornos de pánico. “Estos pacientes requieren ansiolíticos en diferentes dosis. Hemos visto un amento en los trastornos depresivos, los síntomas depresivos y los trastornos de ansiedad”, cuenta.

A su consulta llegan personas que consultan por primera vez y se van con una receta médica, otros que ya habían tenido alguna situación anterior y comenzaron a medicarse por su cuenta y también, algunos que ya consumen algún medicamento que consiguieron por ahí tras la recomendación de un pariente, amigo o vecino. “Incluso en las ferias libres hay un mercado negro que comercializa ansiolíticos”, reconoce el especialista.

“En los últimos meses ha pasado que los pacientes a los que se les indicó algún medicamento, llaman o escriben a los pocos días de la consulta para avisar que no lo han conseguido y preguntan dónde pueden comprar, que les vendieron una sola caja cuando necesitaban dos para el tratamiento. Claramente, ha habido un aumento del consumo de ansiolíticos y eso al parecer estaría generando que la oferta no logre abastecer la demanda”, comenta Barra.

Reemplazo de medicamentos

La misma situación le ha tocado observar a Juan Ariel Zúñiga, psiquiatra de Vidaintegra. ¿Lo que más se repite? Son los cuadros que más han aumentado son los ansiosos, luego los depresivos y también se han descompensado los trastornos afectivos bipolares e incluso los cuatros y las esquizofrenias.

“Los pacientes me refieren que los fármacos están agotados, que no están, que los embarques no han llegado y hemos tenido que recurrir a otros fármacos que en algunos casos no son los que están indicados para esa patología”, dice el psiquiatra.

Para Zúñiga, la relación es más clara, “hemos recetado más ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos y si aumenta la consulta, aumenta la cantidad de medicamentos que se les indica a los pacientes”.

Enzo Rivera, neurólogo de la Clínica Ciudad del Mar y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso, dice que aunque no le ha tocado ver situaciones de escasez de medicamentos, sí ha sido testigo del aumento en la consulta ambulatoria. Desde su experiencia, dice que ésta aumentó un 30% en comparación con los meses antes de la pandemia.

“Hay más trastornos depresivo, cefaleas relacionadas con la tensión, problemas de sueño, agravamiento o reaparición de síntomas del área emocional de pacientes que ya tenían antecedentes. Todas ellas, tienen que ver con el confinamiento, el estar recluido en ambientes que no ofrecen espacios o comodidad, lidiar con las tensiones de la vida diaria, sin deportes, distracción, sin poder juntarse con amigos. Las familias disfuncionales, familias en las que alguno de sus miembros tiene que hacer de cuidadores de pacientes enfermos también tienen un deterioro de su salud mental”, señala Rivera.

Industria

Desde la Asociación Industrial de Laboratorios Farmaceuticos (Asilfa), desestima escasez o desabastecimiento. “Efectivamente en este período de pandemia, que lleva más de un año, la población en general, producto del encierro, ansiedad, angustia y diferentes estados de ánimo, ha requerido buscar ayuda en este tipo de medicamentos”, indica Elmer Torres, vicepresidente ejecutivo de Asilfa. Y agrega que todos estos medicamentos tranquilizantes menores o ansiolíticos “deben ser prescritos por un médico o médica con una previa evaluación”.

“La industria produce de acuerdo a la demanda de la población en hospitales y farmacias; por lo tanto, si hay mayor requerimiento en este tipo de productos, nuestro sector está preparado para producirlos, al igual como lo estamos haciendo en otra categoría de medicamentos para la pandemia, como analgésicos y antiinflamatorios. Todo esto, bajo las normas y condiciones sanitarias”, recalca.