Dentro del Programa Nacional de Inmunización (PNI), hay algunas vacunas que requiere de una sola dosis como la vacuna BCG contra la tuberculosis y otras como la que vacuna contra el Virus Papiloma Humano que requiere dos dosis (estudiantes de tercero y cuarto básico).

Incluso, en el caso de la vacuna que protege a los niños contra la diftería, el tétanos y la tos ferina, Chile tiene un esquema primario de 3 dosis de vacuna hexavalente (en la que se incluyen estas tres vacunas) a los dos, a los cuatro y a los seis meses y luego se agregan dos dosis de refuerzo en primero y octavo básico.

No es extraño que una vacune tenga más de dos dosis, todo depende del tipo de vacuna, el tipo de inmunidad que genera y la circulación del virus o bacteria contra la que protege.

Rafael Medina, virólogo y profesor asociado del Departamento de Enfermedades Infecciosas e Inmunología Pediátrico de la U. Católica, señala que “históricamente hay vacunas que nos ponemos nosotros o nuestros hijos, que necesitan una segunda o tercera dosis”.

“Depende de cómo la vacuna incentive la respuesta protectora. En el caso de los virus, lo que se busca es que los anticuerpos que genere, neutralicen al virus para que ojalá no puedan infectar las células. En el caso específico de la vacuna contra coronavirus, se sabe que hay algunas vacunas que tienen una buena inducción con una sola dosis como la de Pfizer o Moderna y otras como Sinovac, que con la segunda dosis, generan estos anticuerpos neutralizantes y que con una tercera dosis, podría funcionar mejor”, explica Medina.

FOTO: Mario Tellez / La Tercera

El académico de la Universidad Católica y director del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia, Alexis Kalergis y director del ensayo clínico con la vacuna de Sinovac que se realiza en el país, indica que el uso de una tercera o incluso una cuarta dosis de vacunas para reforzar la inmunidad es algo relativamente frecuente en la actualidad en otras vacunas, como es el caso de las vacunas contra el virus de la hepatitis B y la del neumococo. También recuerda que hay otros esquemas de vacuna que requieren inoculación cada año, “como ocurre en el caso de influenza, en respuesta a las nuevas cepas de virus que circulan”.

“La idea de la aplicación de una tercera dosis para las vacuna contra Covid-19 ha sido planteada ya desde hace algún tiempo por algunos investigadores como una manera de, “primero, promover respuestas inmunes más robustas en individuos que responden débilmente a la vacunación; segundo, prolongar la inmunidad contra este virus en el tiempo, incrementando la intensidad de la respuesta inmune generada contra Sars-CoV-2 luego de la vacunación con dos dosis; y en tercer lugar, complementar o intensificar la protección conferida por las dosis anteriores para neutralizar posibles nuevas variantes del virus que están circulando mundialmente (lo que podría implicar actualizaciones en la formulación de las vacunas en consideración de las variantes existentes)”, dice Kalergis.

Alexis Kalergis. Foto: Mario Tellez

La temporalidad de la aplicación óptima de esta tercera dosis puede ser variable y debe ser estudiada en el contexto de estudios clínicos, agrega el investigador.

César Bustos, infectólogo de Clínica Universidad de los Andes, indica que las vacunas buscan educar al sistema inmune y hacer que las las células de este sistema puedan producir anticuerpos que reacción frente al virus y nos defiendan.

“Hay vacunas con las que con unas pocas dosis alcanzamos una protección que nos da inmunidad frente a la infecciones y que las podemos recibir de niños y nos protegen hasta que somos adultos. Otras requieren dos o tres dosis. Cada vacuna tiene su propio esquema con el que se probó seguridad, eficacia y tiempo por el que nos deja inmune”, dice Bustos.

¿Cómo actúa?

Vivian Luchsinger, viróloga e investigadora del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, explica que cuando se inocula una dosis de refuerzo lo que se hace es estimular nuevamente la producción de anticuerpos y se aumenta la cantidad de éstos circulando. Así, mientras más anticuerpos tenga una persona, está mejor preparada para defenderse cuando ingrese el virus. “Entre estos anticuerpos están los neutralizantes que son los que impiden que el virus entre a la célula y la infecte. Hay otros componentes de la respuesta inmune, como la adaptativa (linfocitos T) sobre todo, que también serán más estimulados. Por lo tanto todos estos elementos de la respuesta inmune aumentarán en cantidad, pero además hay una selección de los mejores anticuerpos, por lo habrán anticuerpos de mayor avidez, es decir, que interaccionan mejor con los antigenos a los que se tienen que unir a proteger a la célula”, dice.

La investigadora agrega que las dosis de refuerzo se utilizan con bastante frecuencia, sobre todos en las vacuna inactivadas (en las que el virus no replica porque no tiene capacidad de infectar, como la vacuna de Sinovac). “En las vacunas inactivadas, la cantidad de antígeno es fija y necesitan habitualmente dosis de refuerzo y eso ocurre para las vacunas como la de Hepatitis B, A e influenza. En ellas, tener varias dosis, mejora la respuesta inmune”, señala Luchsinger.

En personas contagiadas con el virus y que por lo mismo, ya tienen anticuerpos, las vacunas vuelven a resaltar esos anticuerpos, “reactivan los anticuerpos de memoria, el cuerpo recuerda que se había infectado, reconoce esos antígenos y rápidamente pude volver a producirlo y se incrementa en cantidad”, explica Medina.

Nuevo esquema de vacunación

Según Medina, hay varias experiencias que dicen vacunando con varias dosis se incentiva más la protección, sobre todo si se considera que nunca antes nos habíamos enfrentado a una enfermedad como esta. En esa lógica, insiste, “no es extraño que se varíen las dosis y es probable que en el futuro se tengan que modificar las vacunas que ya están establecidas para una mayor cobertura y protección”.

El virólogo, recuerda que una situación similar ya pasó con influenza y ahora, todos los años se cambian las proteínas que contiene la vacuna y cree probable, que según avancen las nuevas variantes, también se deba realizar una estrategia similar de una vacuna anual contra Covid-19. “Puede ser una estrategia para ayudar a que este virus se quede como estacional”, dice.

Durante la reunión de la semana pasada en la que el Instituto de Salud Pública (ISP), se planteó también que una segunda dosis de la vacuna CanSino, recién aprobada en Chile y la única en una sola dosis, podría elevar los índices de protección que esta vacuna presenta en los estudios clínicos realizados hasta ahora.

Cuando se trata de una enfermedad nueva, es lógico que se trata de un proceso dinámico y en la medida en que surja nuevo conocimiento y nuevas respuestas, el esquema de vacunas se pueda ir mejorando, “nada está escrito en forma inamovible”. Es el propio uso de las vacunas el que nos irá mostrando qué funiona y qué no es tan bueno, señala Luchsinger, no hay que olvidar que las vacunas son nuevas.

En el caso específico de una tercera dosis para las vacunas contra Covid-19, Kalergis señala que es fundamental contar antes con suficientes datos científicos y clínicos derivados de los estudios en curso, dado que éstos darán información sobre la seguridad de la vacuna y la inducción de la inmunidad, así como la duración de la imunidad, que permitirá recién evaluar con dato con base científica la necesidad de dosis adicionales de la vacuna. “Es posible además que sea necesario hacer estudios adicionales a los actuales, para poder tomar la decisión con la mayor evidencia científica y clínica posible”, agrega el investigador.

Poco serio e irresponsable

Conocido como efecto booster, la dosis extra de vacuna aumenta o excita al sistema inmune para una mejor protección, reconoce Bustos, pero dice que hablar hoy de la posibilidad de una tercera dosis es muy precoz y hasta poco serio porque “no tenemos datos crudos de lo que está ocurriendo con las perosnas que están recibienodo una o dos dosis”. “En este momento, este tipo de conjeturas apresuradas. sin estudios de por medio son peligrosas y crean malestar, dan sensación de poca seriedad. En dos, en tres años más, puede ser que se revise lo que ocurrió y se diga si es necesario dos o tres dosis de alguna vacuna. Pero en este momento, es solo especulación”, dice el infectólogo de la Clínica U. Andes.

Para Vivian Luchsinger, el solo hecho que las autoridades planteen la posibilidad de más dosis es irresponsable porque hay millones de personas en Chile y en el mundo que ni siquiera han recibido una, personas que hoy están sin ayuda para su inmunidad. “Cuando estemos todos vacunados, se puede plantera una tercera dosis y si es que hay vacunas”, recalca.