Una de las situaciones que puede interferir con el descanso durante las vacaciones son los mosquitos. Sobre todo en días de calor en los que estos insectos suelen invadir los lugares de veraneo. Aunque la mayoría de éste y otros insectos característicos del verano chileno generan picaduras molestas pero inofensivas, en algunos casos pueden derivar en cuadros peligrosos para el organismo. Por ejemplo, en el caso de los arácnidos, entre un 10 y 15% de las personas que han sido mordidas por una araña de rincón pueden sufrir complicaciones severas que comprometan su estado de salud, por lo que hay que estar atento a la evolución de la zona afectada y consultar al médico.

La mayoría de los insectos comunes -zancudos, abejas, chaquetas amarillas y pulgas- tienden a producir reacciones inflamatorias locales leves, pero los arácnidos pueden producir reacciones severas que, en casos poco frecuentes, llegan a ser incluso mortales. Específicamente, la mordedura de la araña de rincón produce una brusca sensación punzante en la piel y un profundo dolor desde el momento exacto de la picadura, seguida de una hinchazón en la zona afectada. Además, la piel que rodea la mordedura se transforma en una placa roja con un centro de color violáceo y generalmente aparece en el centro una ampolla con contenido hemorrágico.

En el caso de una picadura causada por zancudos, abejas o pulgas, se recomienda observar el comportamiento de la lesión mientras se aplica hielo local en la zona afectada. Si la inflamación inicial es intensa y si hay mucha picazón, se puede utilizar un antihistamínico. En cambio, en una mordedura de araña, se debe acudir inmediatamente a un centro asistencial, idealmente con el arácnido en cuestión, para una evaluación médica.

El sol y el aumento de las temperaturas son dos factores que influyen en el aumento de mosquitos e insectos en el ambiente, lo que ocurre principalmente porque en este periodo se encuentran en etapa de proliferación. Por ello, y para evitar cualquier emergencia, se recomienda agitar y revisar toda la ropa al momento de vestirse, sacudir las toallas, separar las camas de los muros, sellar con silicona las ranuras de puertas y ventanas, y realizar aseos prolijos en el hogar, especialmente en los lugares oscuros y con poca luz como el clóset, muebles y bodegas.

Los más propensos a sufrir una picadura son los niños, porque realizan más actividades y juegos al aire libre que los exponen a estos riesgos de la naturaleza. Generalmente los menores tienden a rascarse la zona afectada, aumentando el peligro de generar un infección que requiera de atención médica.

Como recomendaciones para evitar un episodio de este tipo y el riesgo de una posterior infección:

Vestir ropa blanca o clara que cubra los brazos y piernas.

Usar repelentes.

Evitar el consumo de alimentos dulces al aire libre.

No acercarse a los nidos abejas, avispas y, sobre todo, no provocar a los insectos.

Contar con un botiquín de emergencia, sobre todo cuando hay casos de cuadros alérgicos.

Consultar con el médico de cabecera sobre las recomendaciones en esta materia, previas a salir de vacaciones.

Directora de la Central Médica y Desarrollo Clínico de Help.