En Chile existen más de 2.000 volcanes, de los cuales 95 se encuentran potencialmente activos. De ellos, 60 tienen registro histórico de actividad, muchos con grandes erupciones, como el volcán Puyehue en 1921, el volcán Llaima en 1933, el Villarrica en 1948, 1964 y 1984, o el volcán Chaitén en 2008.

Y este lunes, las estaciones de monitoreo del Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin) instaladas en las inmediaciones del Complejo Volcánico Nevados de Chillán registraron a las 10.33 horas un sismo asociado a la dinámica de fluidos al interior del sistema de volcanes.

La explosión generó una columna eruptiva que alcanzó dos kilómetros de altura sobre el cráter y flujos piroclásticos de corto alcance. La onda acústica asociada fue de 166 pascales.

La actividad está enmarcada en el proceso de crecimiento de un domo, explicaron desde Sernageomin.

Pero la historia del actual ciclo eruptivo del Nevados de Chillán se remonta a diciembre de 2015, cuando el aumento de la sismicidad interna del volcán cambiara el estado de relativa calma que primaba en el sector.

Se puede hablar de tres etapas en este ciclo eruptivo. La primera se desarrolló desde enero de 2016 hasta diciembre de 2017, y consistió en la formación de un nuevo cráter en la zona noreste de lo que se conoce como el volcán Nuevo. Luego, una segunda etapa, caracterizada por el emplazamiento de un cuerpo de lava de tipo domo (material viscoso) al interior del cráter recientemente formado, con una tasa de crecimiento considerada baja y sin mayores episodios de explosivos.

Finalmente, desde julio de 2018 y hasta la actualidad, la dinámica consiste en un ciclo de crecimiento y destrucción del domo, con explosiones esporádicas asociadas a destrucción parcial de la corteza del domo de lava, cuyo impacto se ha restringido a dos kilómetros en torno al cráter.

Debido a ello, y a la actividad registrada la mañana del lunes, Sernageomin emitió un Reporte Especial de Actividad Volcánica (REAV) ante la situación en la Región de Nuble.

La Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior, en tanto, señaló que Sernageomin mantiene el nivel de alerta técnica en Amarillo, que comprende variaciones en los niveles de parámetros derivados de la vigilancia que indican que el volcán está por encima de su umbral base y que el proceso es inestable, pudiendo evolucionar aumentando o disminuyendo esos niveles, por ende una erupción probable, se podría desarrollar en un periodo de semanas o meses.

¿Qué tan probable es que la actual actividad genere una erupción?

De acuerdo a Pablo Salucci, geógrafo Docente Universidad San Sebastián, el volcán comenzó su ciclo eruptivo prolongado a principios de 2016, con diferentes fases y procesos que han ocurrido en éste. “Ha presentado un ciclo de reducido impacto, a pesar de que ha generado ocho ciclos de lava, emisión constante de cenizas y gases. El impacto está restringido solamente a dos kilómetros del cráter, lejos de centros poblados e infraestructura turística en la zona”.

Agrega que desde 2016, el volcan comenzó lo que se denomina “un nuevo ciclo eruptivo”, en el cual ha tenido varios “pulsos” o erupciones menores que generado domos (obstrucción del crater por lava) y coladas de lava por su ladera. “Este volcán en epocas pasadas ha tenido grandes ciclos eruptivos de varios años, por lo que este comportamiento no es algo nuevo”, y por lo mismo, la actividad no necesariamente implica que haya una erupción inminente, pero que se trata de un fenómeno en evolución, que hay que seguir monitoreando.

Por ello, agrega que es importante continuar con sel monitoreo en este volcán y “estar atento a lo que digan las autoridades técnicas y civiles al respecto ya que, y como se mencionó anteriormente este volcan tiene una gran historia eruptiva”.

Estos son los volcanes más peligrosos del país

1. Volcán Villarrica:

El ranking lo lidera el volcán ubicado en el límite de las provincias de Cautín y Valdivia, entre los lagos Villarrica y Calafquén. Pertenece a los volcanes denominados de Categoría I, junto a otros 13 volcanes en el territorio nacional. Es considerado de muy alto riesgo. Cuenta con una decena de eventos históricos, unos milenarios y otros más recientes.

Es un estratovolcán de 2.847 metros sobre el nivel del mar, 2.450 m, contando desde la base. Además de su capacidad geológica, su ubicación, en una zona altamente habitada, lo convierte en un volcán de extremo cuidado, más aún en verano.

Posee un cráter abierto de 200 m de diámetro, con fumarola continua y un lago de lava cuasi permanente, cuya superficie posee altura variable. El volcán está cubierto por un importante glaciar que se extiende por 30,3 km2 con un volumen equivalente en agua de ~4,2 km3.

Pablo Salucci, recuerda que el Villarrica, catalogado como número uno en peligrosidad, tiene una historia bien compleja, con varios fallecidos incluso. En 1948, 1964 y 1984 ocurrieron sus eventos más importantes.

Imagen del cráter del volcán Villarrica. EFE/Sernageomin

2. Volcán Llaima:

El segundo “gigante rocoso” más peligroso de Chile, ocupa gran parte del Parque Nacional Conguillío, y es considerado uno de los volcanes históricamente más activos de Sudamérica y uno de los más voluminosos de los Andes del Sur. Su flanco occidental, suroccidental y oriental presentan más de 29 km2 de glaciares.

La cumbre norte tiene un cráter abierto de 350 m de diámetro y más de 300 m de profundidad, con una fumarola activa desde 1994 con emisión de gases y vapor de agua. Los productos volcánicos generados por el volcán Llaima son principalmente basaltos y andesitas basálticas.

El registro eruptivo histórico incluye 48 eventos documentados entre 1640 y 2009, durante los cuales se produjo la emisión de coladas de lava, formación de lahares, proyección de piroclastos y ocasionalmente la generación de flujos piroclásticos como en 1640, su mayor erupción histórica registrada. El último ciclo eruptivo se inició en mayo 2007 con una débil de emisión de ceniza seguida de una erupción estromboliana moderada con generación de lahares en enero de 2008, que culminó en abril de 2009 con una erupción estromboliana vigorosa.

Volcán LLaima, uno de los más activos y peligrosos de América. Francisco Negroni

3. Volcán Calbuco:

El tercero en la lista. Ubicado 30 km al noreste de la ciudad de Puerto Montt y 30 km al este de Puerto Varas, este estratovolcán tiene un perfil irregular, y a diferencia de la mayoría de los volcanes de los Andes del Sur, se emplaza al oeste de la traza principal de la Zona de Falla Liquiñe-Ofqui.

Presenta glaciares pequeños en la cima, aunque durante la etapa invernal es ampliamente cubierto por la nieve sobre la cota 1.000 m. En cuanto a sus erupciones, éstas han sido principalmente de tipo subpliniano. Se tiene data de al menos 12 ciclos eruptivos históricos.

Debido a su composición andesítica predominante, las erupciones históricas revelan un comportamiento eruptivo violento, caracterizado por eyección de piroclastos de caída y de flujo, además de lavas, domos, espinas, oleadas por explosión lateral y lahares. Los flujos piroclásticos históricos han afectado principalmente el sector noreste del volcán y en menor medida hacia el lago Chapo.

La erupción histórica más importante ocurrió en 1893-95, a partir de la cual, se comenzó a formar el domo que ha crecido hasta alcanzar el borde del escarpe originado por la avalancha. Antes de erupciones de cierta magnitud, han ocurrido precursores tales como ruidos subterráneos, sismos, fumarolas y pequeñas explosiones de ceniza.

Imagen del volcán Calbuco.

4. Nevados de Chillán: pulso continúo

El cuarto en la lista, es el volcán Nevados de Chillán, que comenzó su ciclo eruptivo prolongado a principios de 2016, con diferentes fases y procesos que han ocurrido en éste.

Al estudiar el pasado geológico de este volcán, el registro muestra que ha sido capaz de generar grandes erupciones explosivas.

Salucci explica que este volcán tiene un pulso bastante continúo, “siempre ha tenido este comportamiento, lo normal es que sea así. En Chile es normal que tengamos por lo menos un volcán así, sería anormal que ningún volcán se encuentre con trabajo eruptivo”.

5. Falla Liquiñe-Ofqui

Los volcanes y su actividad, tienen un vínculo directos con sismos y terremotos. “Uno observa particularmente en los volcanes del sur, Región de los Ríos, de los Lagos y Aysén, una serie de estructuras volcánicas alineadas con la Falla Liquiñe-Ofqui, que es una falla que tiene más de 1.000 km de largo, y que produce un fenómeno llamado ordenamiento estructural de los volcanes, los cuales se han alineado a lo largo de esta falla. Es un rasgo geo-morfológico muy propio del sur de Chile”, explica Salucci.

En paralelo, en otros lugares del planetas, han ocurrido erupciones volcánicas de gran envergadura en el último tiempo. Es el caso del volcán Cumbre Vieja en la isla española de La Palma, Canarias, lugar donde la lava comenzó su descenso hacia la costa destruyendo a su paso casas, árboles y distintos tipos de construcciones, obligando a evacuar a más de cinco mil personas. Se trata del primer evento de este tipo en la isla en 50 años (1971).

Situación similar ocurre en el volcán Wolf, de la Isla Isabela, la mayor de Galápagos. Éste se reactivó luego de siete años, con columnas de humo y ceniza, que alcanzaron una altura de casi 4.000 msnm. Tras una evaluación del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de Ecuador, determinaron que no representa mayor peligro, debido a que es una zona no habitada.

Salucci descarta una relación entre los diferentes eventos. “No hay relación, son volcanes distintos. Nuestros volcanes son continentales, lo de Galápagos es una isla. Volcanes como aquellos suelen tener un flujo de lava mucho más fluido. No olvidar lo que ocurrió en el volcán Cumbre Vieja en las Islas Canarias”.