Dos horas. Ese fue el tiempo que le tomó a un grupo de 80 voluntarios recolectar 6,5 toneladas de basura acumulada en el nacimiento del río Maullín y en el humedal Las Ranas, ambos emplazados en la ciudad de Llanquihue. Los hallazgos incluyeron materiales de construcción, neumáticos, colchones y electrodomésticos. "Encontré una bicicleta, un saco lleno de plumas de gallina, tapas de bebidas, cigarros. Luego de 15 minutos ya llevábamos 2 sacos llenos", relata Martín Guzmán, estudiante de tercero medio del Liceo Holanda de Llanquihue.
Con sus 85 kilómetros de extensión, el río Maullín es el desagüe natural del Lago Llanquihue y el hogar de una rica vida silvestre. En efecto,se trata de un sitio prioritario para la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, los asentamientos urbanos como Llanquihue ejercen una fuerte presión sobre este curso de agua. En 2010, un estudio de la Universidad de Chile alertaba que una de las principales amenazas era la proliferación de microbasurales.
"El río se convirtió en uno de los microbasurales por excelencia de la ciudad", afirma Tomás Gárate, jefe de programas de la Fundación Legado Chile, institución que organizó la limpieza con el apoyo de la empresa Patagonia. "El problema más grande que tenemos como comuna son los microbasurales", reconoce Olivia Oyarzo, encargada de Medio Ambiente de la Municipalidad de Llanquihue.
Según explica Gárate, desde 1965 hasta ahora, Llanquihue ha perdido el 55% de su superficie original de humedales urbanos debido a su relleno con ripio, escombros y residuos. "Es una experiencia muy triste, muchísima basura. Basura bajo la basura, uno no para de sacar. Esto habla de muchos años de despreocupación de la ribera del río Maullín", cuenta Isabel Wolf, profesional de la Fundación Urbanismo Social y voluntaria en la limpieza.
De hecho, en abril de este año los organizadores de la limpieza efectuaron un operativo de la misma zona, ocasión en la que retiraron más de tres toneladas de desperdicios. Solo siete meses después, se encontraron con más del doble de residuos.
A juicio de Gárate, existe un desconocimiento por parte de la comunidad del valor de los humedales. "Estos espacios proveen más de 15 servicios ecosistémicos, entre ellos la purificación de agua y la mitigación de eventos climático desastrosos", explica. Eso, sin contar con su valor recreativo, estético y espiritual. Además, estos humedales son el hogar de especies amenazadas como el huillín, el cisne coscoroba y el cuervo de pantano.
Con el objetivo de abordar en forma más estructural este problema, la Fundación Legado Chile, junto a la Municipalidad de Llanquihue y las juntas de vecinos, ha desarrollado un proceso participativo para recuperar y proteger los humedales de la ciudad. Este proceso de diálogo con la comunidad dio origen al plan de conservación "Llanquihue: Ciudad de Humedales".
Este plan contempla la realización periódica de estas limpiezas, pero también otras acciones de largo plazo, como la habilitación de un punto limpio en la ciudad y la implementación de un programa piloto de compostaje domiciliario de materia orgánica, que representa el 50% de los residuos generados por los hogares y que, sin tratamiento, van a parar a humedales y riberas.
La comunidad local se está organizando para exigir la elaboración de una ordenanza municipal para la protección de los humedales, que permita contar con los recursos y capacidades necesarios para proteger efectivamente estos frágiles ecosistemas.
Por otro lado, el plan también proyecta acciones educativas con la comunidad. "Queremos hacer un cambio de hábito en las personas, enseñar que la basura tiene un lugar y ese lugar no es en la naturaleza.", afirma Paola Ducci, especialista en gestión de residuos de Taller Verde Sur.