Durante la pandemia del Covid-19, la tecnología se expandió, así como también algunas malas prácticas. Las plataformas como Tik Tok, Twitter, Facebook, WhatsApp o Instagram podrían ser el nido del ciberacoso, un tipo de intimidación que se lleva a cabo por tecnologías digitales.

Tanto adultos como jóvenes y niños tienen acceso a estos medios. Estos últimos pueden estar más expuestos a estas situaciones, con consecuencias que podrían afectar física, emocional y/o mentalmente a las víctimas.

Un ejemplo de este tipo de acoso ocurrió ayer, cuando se difundió la información de un grupo de jóvenes del Liceo Lastarria que habrían enviado presuntas amenazas de violación contra alumnas de otros liceos, además de compartir fotos íntimas sin consentimiento, según una de las denuncias compartidas en redes sociales. Ante lo cual, la alcaldesa de la comuna , Evelyn Matthei, y otras autoridades tomaron cartas en el asunto.

Un artículo de Unicef señaló que “cuando el acoso ocurre en línea, la víctima siente como si la estuvieran atacando en todas partes, hasta en su propia casa. Puede parecerle que no hay escapatoria posible”.

A inicios de marzo la Fundación Katy Summer –dedicada a las comunidades escolares bajo las temáticas de acoso y suicidio– participó en la primera reunión del Comité Asesor Interministerial contra la Violencia Digital. En ella ministro vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, dijo que “con el inicio de la pandemia, parte importante de nuestra vida social se trasladó hacia los espacios virtuales. Lamentablemente, eso significó que la violencia también se trasladó ahí. La violencia digital es un problema cada vez más extendido”.

Foto: Dan Peled, AAP Image.

Un estudio sobre ciberacoso y salud mental llevado a cabo por la fundación profundizó en temas de género, razones detrás el acoso, perfil de las víctimas y otras aristas. ¿Qué tiene para decirnos?

Índices de ciberacoso en Chile

La investigación de la fundación consideró una muestra de 2.370 jóvenes durante 2020, y 3.818 en 2021. De los resultados se demostró que más del 50% de los jóvenes entre 15 y 19 años sufrieron este tipo de acoso al menos una vez en los últimos 3 meses durante 2021.

Entre rangos etarios unos cuantos años mayor, las cifras disminuyeron, pero solo un poco. Un 46% de personas entre 20 y 24 años estuvo expuesto a una situación de ciberacoso, mientras que entre los 25 y 29 años correspondió a un 45%.

Entre los principales motivos del ciberacoso en Chile se encontraron: la apariencia personal (43%), la opinión política (33%), violencia de pareja (30%), la etnia o pueblo originario (28%), relación con la orientación sexual y/o género (27%), país de origen (20%) y discapacidad (5%).

Según datos de la Superintendencia de Educación (Supereduc), en 2020 un 25,8% de las denuncias de maltrato físico y psicológico entre estudiantes correspondió a ciberacoso, es decir, uno de cada cuatro estudiantes sufrió este tipo de intimidación. Cifra que aumentó con respecto a 2019, en donde figuraba un 13,6% de los casos.

Foto referencial

¿Cómo es esto para las mujeres?

En 2019, las mujeres que fueron afectadas por este tipo de acoso llegaban al 70,3%, según la Supereduc. Esta cifra ha descendido en el tiempo. Un año después, los porcentajes se igualaron levemente entre hombres y mujeres, con un 47,2% y un 51,4% respectivamente.

Según los datos recopilados por la Fundación Katy Summer, las mujeres que vivieron ciberacoso al menos una vez en los últimos tres meses de 2021 estuvieron en torno al 50% o muy cerca. Jóvenes de entre 15 y 19 llegaron el 52%; entre 20 y 24 años al 48%; y entre 25 y 29 se encontró un 50%.

Las dos principales razones que salieron a la luz detrás de esta intimidación fue la apariencia personal y la violencia de pareja. ¿De qué forma se dio este acoso? Por medio de amenazas, comentaros hirientes, suplantación de identidad y videos o fotos mal intencionados.

Y ¿quiénes son los principales sujetos detrás de la agresión? Mayormente, hombres, específicamente un 37%. Esto seguido por otras mujeres, figurando un 26%.

Reacciones

A pesar de estos abusos, solo el 1% de las mujeres denuncia, mientras que el 31% se hace daño. En otras ocasiones, con mayor incidencia, se suele ignorar al agresor o piden que detenga este comportamiento.

En un estudio llevado a cabo por el Ministerio de Educación (Mineduc) en 2018, se señaló que “La victimización entre pares puede tener consecuencias negativas para jóvenes a nivel personal en sus evaluaciones de la satisfacción con la vida, lo que puede aumentar al sentir menos apoyo de la comunidad, resultando perjudicial para el desarrollo saludable y la calidad de vida de adolescentes y preadolescentes”.

Esto podría acarrear también problemas de rendimiento académico, aislamiento, baja autoestima, depresión, ansiedad u otras repercusiones en la víctima.

Espacio escolar y cibernético

¿Sabe cuántas víctimas conocen quién ejerce violencia sobre ellas? Más de la mitad lo sabe, específicamente un 63%. De este grupo se destacan proporciones relativamente altas de los espacios a los que corresponden los agresores, siendo un 36% de la familia y un 49% del lugar de estudios.

Emanuel Pacheco, ejecutivo de la Fundación Katy Summer explica “el ciberbullying es un fenómeno que no requiere reiteración para generar daño. Con que yo suba un comentario agresivo una vez, tu como víctima de ese comentario agresivo, le puedes sacar un pantallazo y verlo mil veces”.

Foto referencial cyberbullying.

“Terminas viviendo una experiencia replicada en el que el agresor solo lo hizo una vez”, dice Pacheco. Ese es el momento en que muchas instituciones se “escudan en ‘como esto ocurre fuera de horario de clases, como ocurre con dispositivos que los papás que les pagan o les compran [a sus hijos], no es algo que la comunidad escolar deba hacerse cargo’”. Esa es la mayor frustración de la fundación.

La pandemia jugó un rol determinante en esto, enseñándole a los colegios que también tienen una presencia digital, como con el espacio de convivencia de las clases online. Esto, junto con el hecho del ciberacoso y que parte de los agresores correspondan a la comunidad estudiantil, está generando una reacción.

Hacer un cambio

Pacheco afirma que, para lograr un cambio, “se tiene que declarar un liderazgo. Alguien se tiene que hacer responsable y, para mí, el que tiene que liderar esto es la comunidad escolar”. Esto debido a que las comunidades escolares conviven con distintas familias.

“Yo puedo tener la mejor forma de educar a mis hijos, en valores y principios, pero no tengo manera de gestionar o involucrarme en como otro papá o mamá está criando a su hijo”, entonces si ese niño agrédeme al mío, “yo no tengo como defender a mi hijo de otros papás”.

Para tener una buena convivencia en el colegio, tiene que haber una buena convivencia entre los apoderados”, agrega Pacheco. “La mejor herramienta para poder prevenir situaciones de ciberacoso es generar instancias que, desde los colegios, se generen espacios de conversación, capacitaciones, conversatorios, para hablar de esa temática con los papás”.

Así mismo, menciona la necesidad de cambiar la visión minimizadora desde el mundo adulto en estas situaciones de acoso, con frases como ‘te pasa por estar todo el día en el celular’ o ‘solo ignóralo’. Situación que ocurre porque esa generación no vivió en el entorno digital actual.

La Universidad del Desarrollo desarrollará el lunes 14 de marzo un seminario llamado “Entendiendo el ciberacoso entre adolescentes y jóvenes”, en el cual participará la Fundación Katy Summer. Para acceder se necesita inscripción previa que puede encontrarse en el siguiente link: https://psicologia.udd.cl/ver-seminario/seminario-tratando-de-entender-el-ciberacoso-entre-adolescentes-y-jovenes/.