“Son tan dañinos que ni siquiera se clasifican como alimentos”: Los nocivos efectos de los ultraprocesados
La nutrióloga de la UC-Christus, Verónica Irribarra, explica la relación entre estos comestibles y el riesgo de contraer ciertos tipos de cánceres, además de estar asociado a daño cognitivo.
Dos estudios de gran escala evidenciaron que ciertos alimentos tienen relación con el deterioro cognitivo, de forma particular con un mayor riesgo de demencia. Asimismo, otra investigación reciente dio a conocer que este mismo grupo de productos estaría asociado a la aparición de diferentes tipos de cáncer ¿Cómo provocaría estas afecciones en la salud?
El deterioro cognitivo es el declive de las funciones cognitivas, y tiene clasificaciones. La primera es el deterioro cognitivo leve (DCL) que, según la Asociación de Alzheimer, es la etapa temprana de pérdida de memoria o de capacidad cognitiva, como lenguaje y la percepción visual o espacial. La demencia es otra manifestación de este declive. De acuerdo a la Organización Panameriacana de la Salud, es un término general para varias enfermedades que suelen ser crónicas y progresivas, y afectan en la capacidad de realizar actividades diarias. El Alzheimer es la forma más común de demencia.
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Sao Paulo, y publicado en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense dan cuenta de la relación entre los alimentos ultraprocesados y el deterioro cognitivo. Así también lo confirma otra investigación, hecha por científicos de la Universidad de Tianjin y publicada en la revista Neurology.
Con muestras que varían entre las 10 mil y las 72 mil personas adultas, las investigaciones concluyeron que un mayor consumo de alimentos ultraprocesados se asoció con el deterioro cognitivo y un mayor riesgo de demencia, mientras que el reemplazo de este tipo de comidas por alimentos sin procesar -o mínimamente procesados- se relaciona con un menor riesgo de esta enfermedad neurodegenerativa.
¿Qué son alimentos ultraprocesados?
La nutrióloga Uc Christus, Verónica Irribarra, explica que los alimentos ultraprocesados vienen de una clasificación denominada Nova, un sistema de cuatro categorías que agrupa a los alimentos según su tipo y su grado de procesamiento.
Primero están los alimentos sin procesar o mínimamente procesados, que son aquellos de origen animal o vegetal que no han experimentado ningún procedimiento industrial o son mínimamente procesados, tales como las frutas y verduras, legumbres, carnes, leche y huevos. En segundo lugar están los ingredientes culinarios procesados, tales como aceites de girasol u oliva y el azúcar de caña. Posterior a eso vienen los alimentos procesados, elaborados como el pan, quesos, pescados curados y las frutas en conserva.
Finalmente llegamos a la última categoría, pero hay un reparo. Estas sustancias son tan dañinas “que Nova ni siquiera las clasifica como alimentos, sino como productos ultraprocesados. Se trata de inventos industriales en base a sustancias que derivan de alimentos o cosas sintetizadas”, enfatiza Irribarra.
Estos productos son principalmente aquellos que pasan por un proceso de hidrogenación. Es decir, aceites que se transforman en grasas sólidas mediante la adición de hidrógeno bajo altas presiones y temperaturas. Estas sustancias son aglutinantes, colorantes y endulzantes, que se presentan como papas fritas en bolsa, barras de cereal, bebidas de fantasía, hamburguesas, nuggets, galletas y otros snacks. También las comidas que vienen listas para servir.
La doctora comenta que el concepto perfecto para este tipo de productos es “engañoso”, ya que se venden como snacks saludables o como alimentos que distan mucho de lo que pretenden ser. Ejemplifica con las “barritas de cereal” y las papas fritas en tarro. “No es una papa y ni siquiera tiene su forma, es una especie de puré con harina, azucares, sal y algo de almidón”, añade Irribarra.
“Son diseñados para ser extremadamente apetecibles, las personas lo consumen cuando quieren algún tipo de comida reconfortante” informa Irribarra, sobre los alimentos de mala calidad nutricional y muy concentrados en calorías, sales, azucares y grasas.
Relación con el cáncer y demencia
Los productos ultraprocesados han sido estudiados durante varios años. Según las investigaciones, estos “alimentos” estarían relacionados con la depresión, enfermedades cardiovasculares, obesidad infantil y adulta, hipertensión arterial y diabetes.
Sobre el deterioro cognitivo, la profesional de la UC-Christus hace una relación directa entre la diabetes y los accidentes cardiovasculares. Explica que el consumo de estos productos altos en azúcar aumenta el riesgo de diabetes que, a su vez, se relaciona con el incremento de enfermedades y accidentes cardiovasculares, las que conllevan un deterioro cognitivo.
La nutrióloga también destaca el daño a la flora microbiana, conjunto de microorganismos que viven en un ambiente dado, como en el aparato digestivo. Su desgaste, producto del consumo de alimentos ultraprocesados también tiene efectos porque hay una comunicación entre el tubo digestivo y el sistema nervioso central. “La producción de las pequeñas moléculas, producto de la actividad de la flora microbiana, incide en el ánimo y en la función cognitiva”, advierte la nutrióloga.
Pero estas consecuencias no se quedan solo en la diabetes, la alteración de la microbiota, los accidentes cardiovasculares y la pérdida cognitiva en todo su conjunto.
Otro nuevo estudio, realizado por investigadores la Universidad Imperial de Londres, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), la Universidad de Sao Paulo y la Universidad NOVA de Lisboa, encontró que un mayor consumo de estos alimentos se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer en general, y específicamente de ovario y cerebro, y también con más probabilidades de morir de cáncer de ovario y de mama.
La investigación concluyó que cada aumento del 10% en el consumo de estos alimentos se vinculó con un aumento del 6% en la mortalidad por cáncer en general, junto con un aumento del 16% para el cáncer de mama y un 30% para el de ovario.
Acerca de otros cánceres, Irribarra sostiene que las personas que consumen alimentos ultraprocesados en general consumen pocas frutas, verduras y fibras, “por lo tanto, aumenta el riesgo de cáncer de colon”.
Las múltiples repercusiones del consumo de este tipo de productos escapan de la barrera de la salud, pues inciden muchos factores. Entre ellos, hay consecuencias sociales, culturales, económicas y ambientales. Sobre este último aspecto, la nutrióloga señala: “Acá en Santiago comes un alimento que se traslada desde muy lejos, un snack producido en otro hemisferio”.
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