Las noticias internacionales han detallado de manera dramática el potencial eruptivo de Islandia, pero ¿Qué hay detrás de esta noticia? ¿Cuál es la naturaleza geológica de la isla? ¿Por qué el magma es extraído desde las profundidades y erupcionado a lo largo de una fractura de varios kilómetros de largo? ¿A qué se debe la intensa actividad sísmica que antecedió a la erupción? ¿Es esta erupción el final de una catástrofe? Muchas de estas preguntas están circulando en las redes sociales y la opinión pública en general.
Partamos por el principio. Islandia es una isla creada a partir de productos volcánicos que componen la estructura donde se crea la corteza oceánica que subyace bajo el Atlántico. La mayoría de estas colosales estructuras geológicas se encuentran bajo los océanos, pero Islandia es un lugar especial, ya que la dorsal o valle tectónico está —por alguna razón geológica— expuesta en la superficie.
Si bien, en todos los océanos existen estos valles tectónicos donde se crea corteza oceánica, el magma que alimenta estas erupciones proviene del manto terrestre, que es la capa interna más gruesa que compone la Tierra, con unos 2.870 km de espesor y que corresponde al 80% del volumen del planeta.
En el manto existen estructuras colosales de material caliente que asciende desde el inferior y a medida que este material va en ascenso y se acerca a la base de la corteza terrestre, se funde con ella, debido a la liberación de presión, lo que produce el magma.
A este tipo de estructuras geológicas los científicos las denominan “plumas mantélicas” y son la principal fuente de energía que mueve a las placas tectónicas. Bajo Islandia existe una de estas plumas, la que controla la intensa actividad volcánica de la Isla. El empuje desde abajo hacia arriba de esta pluma hace que la corteza se levante y se abra, generando mega fracturas por donde el magma es extraído.
En este sentido, la actividad sísmica que antecedió a la erupción, se debe al proceso de fracturamiento y a la inyección de magma a lo largo de estas fracturas. De ahí, el resultado visto en la imágenes de la televisión, es decir, magma saliendo a borbotones a lo largo de una fractura incandescente.
Para los habitantes de Grindavik ciertamente esto es un desastre, pero para la Tierra es sólo un evento más, como muchos que han antecedido a esta espectacular erupción. Lo importante, es saber que sin este tipo de procesos, la Tierra no podría mantener funcionando la tectónica de placas, ni la vida como la conocemos hoy, por lo que este proceso geológico es fundamental para el reciclaje de la corteza y para mantener los ciclos geológicos de un planeta vivo.
*Gabriel González es investigador principal del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) y académico de la Universidad Católica del Norte.