Soy médico y aquí te explico el peligroso vínculo descubierto entre el aceite de cocina y el cáncer
Científicos demostraron en una investigación que esta sustancia de uso común puede activar directamente una vía de crecimiento en células de algunos tipos de cánceres muy comunes.
Actualmente existen numerosas pruebas que demuestran que nuestra dieta y los alimentos que consumimos pueden influir en el resultado si tenemos la mala suerte de padecer cáncer.
Los científicos están especialmente interesados en cómo sucede esto, en particular en los mecanismos celulares y moleculares que subyacen a estas asociaciones. Esto aportaría más información a las recomendaciones nutricionales y nos ayudaría a comprender cómo se forma el cáncer para poder prevenirlo.
Ahora, un estudio ha identificado un vínculo molecular entre el ácido linoleico, una grasa común presente en los aceites de cocina, y el cáncer de mama agresivo, lo que renueva el debate sobre las opciones dietéticas y el riesgo de cáncer. Los hallazgos, si bien significativos, requieren una interpretación cuidadosa para evitar alarmas innecesarias y ofrecer una guía útil al público.
Soy médico y aquí te explico el peligroso vínculo descubierto entre el aceite de cocina y el cáncer
El ácido linoleico es un ácido graso omega-6 abundante en los aceites de soja, girasol y maíz. Investigadores de Weill Cornell Medicine en Nueva York demostraron que puede activar directamente una vía de crecimiento en células de cáncer de mama triple negativo, un tipo de cáncer de mama especialmente conocido por su agresividad y sus limitadas opciones de tratamiento.
El cáncer de mama triple negativo representa aproximadamente el 15 % de todos los casos de cáncer de mama, pero debido a su alta prevalencia, afecta a muchas personas. Los investigadores descubrieron que el ácido linoleico se une a una proteína llamada FABP5 (proteína transportadora de ácidos grasos 5), la cual se encuentra en niveles elevados en estas células cancerosas.
Esta unión activa la vía mTORC1, un regulador crucial del crecimiento y el metabolismo celular, que impulsa la progresión tumoral en la investigación preclínica, incluyendo estudios con animales. Mi investigación actual se centra en esta vía en diversas células normales y cancerosas.
En el nuevo estudio, ratones alimentados con una dieta rica en ácido linoleico desarrollaron tumores más grandes, lo que sugiere que la ingesta dietética podría exacerbar el crecimiento de este cáncer. También se observó un vínculo con las personas: se detectaron niveles elevados de FABP5 y ácido linoleico en muestras de sangre de pacientes con cáncer de mama triple negativo, lo que refuerza la plausibilidad biológica de este vínculo.
También es posible que las implicaciones se extiendan más allá del cáncer de mama triple negativo a otros tumores como el cáncer de próstata.
El ácido linoleico es un ácido graso esencial, por lo que debe obtenerse de los alimentos. Desempeña un papel en la salud de la piel, la estructura de las membranas celulares y la regulación de la inflamación. Sin embargo, las dietas modernas, ricas en alimentos procesados, ultraprocesados y aceites de semillas, suelen aportar un exceso de grasas omega-6, incluido el ácido linoleico, mientras que carecen de omega-3, presentes en el pescado, las semillas de lino y las nueces.
Este desequilibrio podría promover la inflamación crónica, un conocido contribuyente al cáncer y otras enfermedades.
Por lo tanto, el estudio sugiere que el ácido linoleico podría impulsar directamente el crecimiento del cáncer en contextos específicos. Esto contradice estudios observacionales previos que no encontraron una asociación clara entre el ácido linoleico dietético y el riesgo general de cáncer de mama. Por ejemplo, un metaanálisis de 2023 de 14 estudios en más de 350.000 mujeres concluyó que la ingesta de ácido linoleico no tuvo un efecto significativo en el riesgo de cáncer de mama en la población general.
La discrepancia resalta la importancia de que los investigadores analicen específicamente los subtipos de cáncer y también factores individuales, como los niveles de FABP5 en los propios cánceres. Otro estudio demostró que el ácido linoleico protegía contra el cáncer de mama, lo que demuestra la importancia de considerar todo en contexto.
No entrar en pánico
Si bien este nuevo estudio destaca un mecanismo plausible que vincula el ácido linoleico con el desarrollo del cáncer, no demuestra que los aceites de cocina causen cáncer de mama, ni mucho menos. Otros factores, como la genética, la dieta general y la exposición ambiental, desempeñan un papel importante.
Los hallazgos no justifican la eliminación generalizada de los aceites de semillas, sino que sugieren moderación y selectividad, especialmente para personas de alto riesgo. Muchos aceites, como el de oliva, contienen menos ácido linoleico y más grasas monoinsaturadas o saturadas, que son más estables a altas temperaturas.
Considere también comer más frutas y verduras como parte de una dieta sana y equilibrada.
Un estudio reciente que analizó exhaustivamente los hábitos alimentarios durante 30 años demostró que las dietas ricas en frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y productos lácteos bajos en grasa se relacionaban con un envejecimiento saludable. En dicho estudio, el equipo de Harvard realizó un seguimiento de más de 100.000 personas entre 1986 y 2016. Menos del 10 % de los encuestados logró un envejecimiento saludable, definido por la ausencia de 11 enfermedades crónicas graves y sin deterioro de la función cognitiva, física o mental al llegar a los 70 años.
Organizaciones como el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer destacan que el uso moderado de aceites vegetales es seguro y que la obesidad, no las grasas específicas, es el principal factor dietético que aumenta el riesgo de cáncer.
Este estudio, por lo tanto, subraya la importancia de contextualizar las grasas alimentarias en la investigación del cáncer. Si bien el papel del ácido linoleico en el cáncer de mama triple negativo es un descubrimiento crucial, es solo una pieza de un gran rompecabezas. Una dieta equilibrada y completa sigue siendo un pilar fundamental en la prevención del cáncer y una estrategia que todos pueden adoptar.
*Justin Stebbing, profesor de Ciencias Biomédicas, Universidad Anglia Ruskin
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