En 2021, una investigación de la Universidad de Binghamton y Universidad Estatal de Nueva York sugirió que el colapso demográfico de Isla de Pascua era un mito y en realidad no sucedió.
Según la historia más repetida, en la Isla de Pascua, la gente taló todos los árboles, tal vez para hacer campos para la agricultura o para erigir estatuas gigantes en honor a sus clanes. Esta decisión llevó a un colapso catastrófico, con solo unos pocos miles que sobrevivieron para presenciar el desembarco de los primeros barcos europeos en sus remotas costas en 1722.
Según la investigación, que usó una innovadora técnica computacional, los científicos determinaron que la isla experimentó un crecimiento poblacional constante desde su asentamiento inicial hasta el contacto europeo en 1722. Después de esa fecha, dos modelos muestran una posible meseta poblacional, mientras que otros dos modelos muestran una posible disminución.
En resumen, no hay evidencia de que los isleños usaran las palmeras ahora desaparecidas como alimento, un punto clave de muchos mitos del colapso. La investigación actual muestra que la deforestación se prolongó y no resultó en una erosión catastrófica; los árboles fueron finalmente reemplazados por jardines cubiertos de piedra que aumentaron la productividad agrícola. Durante épocas de sequía, la gente pudo haber dependido de las filtraciones costeras de agua dulce.
La construcción de las estatuas moai, consideradas por algunos como un factor que contribuyó al colapso, en realidad continuó, incluso, después de la llegada de los europeos.
¿Suicidio ecológico en Isla de Pascua? Análisis genético muestra realmente que pasó con los rapa nui
Ahora, un estudio genético publicado en Nature desmiente también esta teoría de larga data. El estudio fue realizado por un equipo internacional de científicos y fue codirigido por el profesor asistente Víctor Moreno-Mayar de la Universidad de Copenhague y en la que también participó el arqueólogo chileno Francisco Torres Hochstetter.
“Nuestro análisis genético muestra una población en crecimiento estable desde el siglo XIII hasta el contacto europeo en el siglo XVIII. Esta estabilidad es fundamental porque contradice directamente la idea de un colapso dramático de la población antes del contacto”, afirmó en un comunicado Víctor Moreno-Mayar.
En caso de un colapso poblacional, los investigadores habrían podido observar un acervo genético menos diverso en sus análisis, simplemente debido a que había una población más pequeña. Sin embargo, cuando el equipo analizó los genomas de 15 individuos rapanui que vivieron entre 1670 y 1950, no encontraron ninguna señal de tal colapso.
No sólo no hay evidencia de un colapso poblacional antes de la llegada de los europeos a la isla, sino que los datos también muestran que eran capaces de realizar viajes aún más formidables a través del Pacífico de lo que se había establecido previamente, llegando finalmente a las Américas.
“Las muestras utilizadas en el estudio se obtuvieron del Museo de Historia Natural de París, lo que garantiza métodos de muestreo mínimamente invasivos por respeto al significado cultural de los restos. Además, cuando se presentaron los resultados en curso a los representantes de la comunidad rapanui, se discutió la necesidad de repatriar a sus antepasados como un objetivo central para los esfuerzos futuros inmediatos”, dijo Víctor Moreno-Mayer, Instituto Globe.
“Hemos visto que los archivos del museo contienen errores y etiquetas incorrectas. Ahora que hemos establecido que estos 15 individuos eran de hecho rapanui, sabemos que pertenecen a la isla”, dice Moana Gorman Edmunds, arqueóloga de Rapa Nui y coautora del estudio.
Una cultura que se adaptó al cambio
El equipo de científicos no sólo ha aportado pruebas en contra de la teoría del colapso, sino que también ha puesto de relieve la estabilidad de la sociedad rapanui a lo largo de varios siglos hasta las perturbaciones provocadas por el contacto europeo en 1722. La teoría del “colapso” había sido puesta en duda por estudios anteriores basados en datos arqueológicos y argumentos de dinámica poblacional. Sin embargo, esta es la primera vez que se ha utilizado la genética para abordar esta cuestión.
Los investigadores ahora creen que los rapanui se adaptaron a los desafíos ambientales que efectivamente ocurrieron en la isla entre los siglos XIII y XVIII, lo que socava las teorías que sugieren que la mala gestión de los recursos condujo al colapso social en el siglo XVI o XVII.
El paisaje de Rapa Nui cambió entre el poblamiento de la isla, que se produjo alrededor del siglo XIII, y el contacto europeo 500 años después. Sin embargo, la estabilidad de la población a lo largo de este tiempo demuestra que se trataba de una población resiliente, capaz de adaptarse a los desafíos ambientales, dice el estudio.
El concepto de que los cambios en el medioambiente afectan a las poblaciones humanas comenzó a despegar en la década de 1960. Con el tiempo, ese enfoque se volvió más intenso, ya que los investigadores comenzaron a considerar los cambios en el medioambiente como un motor principal de cambios y transformaciones culturales, lo que explica en parte la teoría del suicidio ecológico de Isla de Pascua.
Pero esta correlación puede derivar más de preocupaciones modernas con la contaminación impulsada por la industrialización y el cambio climático, en lugar de evidencia arqueológica. Los cambios ambientales, señala Lipo, ocurren en diferentes escalas de tiempo y en diferentes magnitudes. La forma en que las comunidades humanas responden a estos cambios varía.
Navegación de larga distancia en el Pacífico
Además de cuestionar la teoría del “colapso”, el nuevo estudio también encontró evidencia de que era poco probable que Rapa Nui fuera la última parada en la travesía por el Pacífico. Aunque 3.700 km de océano separan a Rapa Nui de Sudamérica, el análisis genético también mostró que los rapanui estuvieron en contacto con los indígenas americanos antes de que los europeos llegaran a la isla.
El equipo descubrió que aproximadamente el diez por ciento del acervo genético rapanui tiene origen indígena americano. Pero lo más importante es que pudieron inferir que ambas poblaciones se conocieron antes de que los europeos llegaran a la isla y a las Américas.
Si bien nuestro estudio no puede decirnos dónde los rapanui entraron en contacto con los indígenas americanos, esto podría significar que los ancestros rapanui llegaron a América antes de Cristóbal Colón”, agrega Malaspinas.
Este resultado resuelve un largo debate sobre si hubo alguna interacción preeuropea entre polinesios y indígenas americanos.
“Personalmente, creo que la idea del suicidio ecológico se ha construido como parte de una narrativa colonial, es decir, la idea de que estos pueblos supuestamente primitivos no podían gestionar su cultura ni sus recursos, y que eso casi destruyó a su pueblo. Pero la evidencia genética muestra lo contrario. No solo no hay evidencia de un colapso demográfico antes de que los europeos llegaran a la isla, sino que los datos también muestran que eran capaces de realizar viajes aún más formidables a través del Pacífico de lo que se había establecido previamente, llegando finalmente a las Américas. Así que ahora podemos dejar de lado esas ideas”, dijo Moreno-Mayar.