¿Superdotados o Altas Capacidades? A qué se enfrentan en Chile las personas con coeficiente intelectual por sobre el promedio
A propósito de la historia en Reino Unido de un niño que aprendió a leer a los dos años, autoridades y expertos contestan cómo funciona en Chile la identificación de estos casos, cómo se apoyan y cómo se desarrollan junto a sus pares y la sociedad. Se estima que hay 355 mil casos en fase educativa en el país.
Hace una semana la historia de Teddy dio la vuelta al mundo. El pequeño de Reino Unido con tan solo dos años de vida ya leía y escribía, y a los cuatro se convirtió en el miembro más joven en la actualidad de la Asociación Internacional de Superdotados (Mensa), fundada en Inglaterra en 1946.
La historia de Ignacio no ha dado la vuelta al mundo, pero su madre, Tamara (43), la cuenta: “Alrededor de los dos años, mi hijo hablaba adecuadamente con palabras muy elaboradas, escribía y leía. Yo pensaba que era porque se rodeaba de muchos adultos”. Ignacio ahora tiene ocho años, vive en la Región de Valparaíso y, según los expertos en educación y psicología en Chile, es una persona identificada con Altas Capacidades (AACC).
Ignacio retrata lo que los expertos indican como precocidad cognitiva. El director del Programa Delta de la Universidad Católica del Norte, Alejandro Proestaki, explica que son “manifestaciones conductuales que se escapan de la norma, por ejemplo un niño que aprenda a caminar o hablar a los ocho meses”. Si bien es un “talento en latencia”, la investigadora Katia Sandoval, de la Red Chilena para la Alta Capacidad, distingue que “la mayoría de las personas (con AACC) tuvieron desarrollo precoz, pero no todas las personas con precocidad llegan a tener alta capacidad”.
Cuando Ignacio estaba en el jardín, como madre primeriza, Tamara depositó su confianza en que el establecimiento educacional donde lo inscribió pudiera explicar qué pasaba con su hijo. “Me dijeron que buscara uno más academicista (NdR: el saber pedagógico debe estar sustentado en la ciencia). Me sentí sola, me decían que le escondiera los libros, que no lo llevara a museos, que mejor lo llevara a la plaza, porque lo estaba sobreestimulando antes de tiempo”.
Tamara sigue con su relato: “No tenía ni idea qué eran las Altas Capacidades. Las personas tenemos la idea de la superdotación, como si los niños fueran de otro planeta”. Con el tiempo y junto a otros padres crearon la Fundación de Altas Capacidades Abrazando el Talento, que busca vincular a familias e informar y sensibilizar a la población chilena sobre esta materia.
¿Qué son las Altas Capacidades?
La discusión teórica sobre las AACC se puede resumir en “lo que necesitamos saber para brindar una educación generadora de oportunidades”, plantean las académicas María Leonor Conejeros (PUC de Valparaíso) y María Paz Gómez (Usach). “La primera investigación de carácter formal y longitudinal fue desarrollada en el año 1920″ y desde entonces factores como la “conceptualización, caracterización y prácticas educativas” han pasado por diferentes hipótesis.
Sobre la “superdotación”, la directora del programa de Talentos Proenta de la Universidad de la Frontera, Helga Gudenschwager, expresa que “el concepto responde a la evaluación que da como resultado un coeficiente intelectual (CI) categorizado como el más alto de la escala”. Sandoval agrega que “este concepto es antiguo y se dejó de usar porque denotaba una superioridad hacia los otros”.
En el documento mencionado por las académicas Conejeros y Gómez se puntualiza que existe un estudio sobre el alto nivel de CI donde se señala que “puede desarrollar adultos altamente productivos, pero con pocas evidencias de logros extraordinarios como podría esperarse”, y que factores como la “creatividad o el compromiso con las tareas” tienen una mayor relación de las AACC y el éxito académico.
Según la definición de AACC que señala la directora de la Escuela de Talentos Académicos ALTA UACh, Lavinia Armasu, son “una actitud por encima del promedio en una o más áreas del conocimiento humano”. Agrega que “no existen psicólogos muy especializados, muchos de estos niños llegan a ser medicados y prefieren salir del sistema educacional” común.
Tamara prosigue: “Tuve suerte, generalmente los papás pasamos por muchos profesionales”. Pero una neuropsicóloga detectó que Ignacio, pese a tener cuatro años, su “edad intelectual” era de un niño de seis a siete años.
Frases como “mamá, me enseñan cosas que yo ya sé” o “¿por qué me están pasando eso?” eran parte del día a día de Tamara. Independiente de obtener la recomendación de un profesional, no ha obtenido respuestas por parte de las instituciones tradicionales ni de la escuela libre a la que asistió en 2022, por lo que decidió que desde este año Ignacio tendrá clases particulares.
Fuentes de la Red Chilena de AACC indican que posiblemente una arista de la deserción educativa puede ser la desmotivación, el bullying y la frustración que pueden afectar a estos niños. Actualmente, entre las 274 familias de la Fundación de AACC Abrazando el Talento, 17% no está dentro del sistema educacional formal.
Sandoval explica que en las distintas realidades socioeconómicas, los familiares más cercanos pueden incidir en el desarrollo e incluso el uso de estas habilidades. Lo que ella denomina “el lado oscuro”, lo ejemplifica con una situación: “Prisioneros que han excavado fosas para escapar sin que estas se derrumben puede que tengan Altas Capacidades y a lo mejor de niños fueron un ingeniero en potencia”.
“Cuando nosotros pedimos a los profesores que presenten mayor desafío a los niños, no es porque queremos tener a Einstein en nuestra casa, sino para que ellos puedan conocerse y desarrollar hábitos de estudio”, indica Tamara (43). La principal preocupación es que los niños desarrollen herramientas emocionales para afrontar problemas más complejos. “Hay muchos fracasos en la universidad porque no tuvieron estos hábitos desde chiquititos”, dice.
Desde la fundación existen distintas colaboraciones con organizaciones nacionales e internacionales, dentro de ellas Ignacio ha podido asistir a clases gratuitas de Talentum, un programa de talleres español online para niños con AACC. Su familia pretende postularlo a los Programas de Talentos de la Universidad Católica de Valparaíso cuando cumpla 10 años.
Apoyo del Mineduc
Casos como los de Javiera Ovalle (18), que estudiará Medicina en la Universidad Austral, y Melanie Dávila (22), que está en 5° de Medicina en la Universidad de Chile, los expertos los califican como “perfil de éxito académico” y lo que tienen en común es que ambas fueron beneficiadas en su etapa escolar por el Ministerio de Educación (Mineduc) gracias a la “Promoción de Talentos Académicos en escuelas y liceos municipales”. Gracias a ese programa pudieron inscribirse en cursos y talleres impartidos por académicos universitarios cuando ellas cursaban entre 6° básico y IV medio.
Existen convenios con siete universidades: UC del Norte, de Chile, de Valparaíso y del Maule, de Concepción, de La Frontera y Austral de Chile.
Para la selección, la directora de ALTA recalca que “las notas nunca son un indicador, porque a veces ellos son ‘niños problema’. En algunos programas también se incorporan entrevistas de admisión. Luego se realiza una prueba cognitiva con ilustraciones para no tener sesgo cultural o de lenguaje”.
Durante los siete años arman su propia malla acorde a sus intereses. “Tenía 10, 12 años, y estaba tomando cursos de biología marina, microbiología o neurociencias”, cuenta Javiera, quien ingresó a la educación superior por postulación especial del programa.
“Me acuerdo que tomé un curso de hormonas, nos ponían capítulos de Dr. House y teníamos que adivinar cuál era la involucrada en el diagnóstico. Me gustaba demasiado, porque era como ser detective, pero con biología”, cuenta Melanie, quien así decidió estudiar Medicina. Fue la primera seleccionada en la U. de Chile en 2019 tras alcanzar la mejor ponderación entre Matemáticas, Lenguaje y Comunicación de la PSU (827,4 puntos).
“Lamentablemente, hay sólo 2.000 becas a nivel nacional, lo que es muy poco, ya que hay entre 10% o 15% de niños con Altas Capacidades en el país”, explica la directora de la Escuela de Talentos Académicos ALTA.
El déficit de la legislación chilena
Katia Sandoval, de la Red Chilena para la Alta Capacidad, indica que el decreto 332, del año 2011, permite el ingreso excepcional de niños a primero básico antes de los seis años, pero “requiere haber sido identificado con Alta capacidad determinado por informes y una serie de certificaciones de profesionales”. Dichas evaluaciones, según expertos, tienen un valor aproximado entre 200.000 y 500.000 pesos.
En 2019, los senadores Felipe Kast (Evópoli) y Ena von Baer (UDI) presentaron un proyecto de ley en donde se proponía “la detección temprana de niños(as) con Altas Capacidades para el aprendizaje y, al mismo tiempo, asegurar su desarrollo e integración en un contexto de enriquecimiento curricular y aprendizaje colaborativo”, cuenta Kast. Y agrega que “se encuentra en la Comisión de Educación del Senado, pero ni la comisión ni el Ejecutivo de turno han estado interesados para darle prioridad”.
La Fundación Abrazando el Talento señala que hay legislación en la materia en países como Colombia, Bolivia, Francia, entre otros. Otro ejemplo es Argentina, donde la Ley de Educación Nacional 26.206 establece que “las autoridades educativas jurisdiccionales organizarán o facilitarán el diseño de programas para la identificación, evaluación temprana, seguimiento y orientación de los o las alumnas con capacidades o talentos especiales y la flexibilización o ampliación del proceso de escolarización”.
La española Cristina Rodríguez, directora alterna del Núcleo Milenio para la Ciencia del Aprendizaje y académica de la Universidad Católica del Maule, aclara que “las leyes generales de educación llevan muchos años incorporando apoyo a los niños con Altas Capacidades” y cuenta que en su país hace más de 20 años la ley exige que se cumplan las mismas condiciones que en Argentina: una detección temprana de la precocidad intelectual y proveer soluciones educativas, pero cada comunidad autónoma tiene independencia para el modo en que se realiza.
La académica cuenta que en la Comunidad Autónoma de Canarias “realizamos identificación de niños de seis años, sólo de precocidad intelectual, ya que a esa edad no se puede identificar una Alta Capacidad”. Si bien advierte que el apoyo de políticas públicas que visibilicen y acojan a la comunidad de Altas Capacidades puede dificultar la asistencia a establecimientos de educación tradicionales, que no detectan el talento, es ahí cuando los padres buscan soluciones alternativas.
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