Tasa de fecundidad en Chile llega al nivel más bajo de su historia y es una de las más bajas del mundo
El Instituto Nacional de Estadísticas presentó el Anuario de Estadísticas Vitales correspondientes al 2022, lo que muestra cómo fue la realidad sanitaria en Chile al término de la pandemia.
Entre otros datos, los niveles de fecundidad han ido descendiendo desde hace años en el país y las más recientes Estadísticas Vitales, que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) publicó esta semana, dan cuenta de que la Tasa Global de Fecundidad (TGF), es decir, el número de hijos(as) promedio que tendría una mujer durante su vida fértil (15-49 años), sigue disminuyendo y ubicándose bajo el nivel de reemplazo, que es de 2,1 hijos(as).
Así, mientras en 2022 la TGF fue de 1,25 hijos/as promedio por mujer, las estadísticas provisionales de 2023 muestran que dicha tasa llegó a 1,16 hijos/as, la más baja de la historia del país e incluso una de las menores tasas a nivel mundial. Es más, si se compara con 1992, la cifra de 2023 estaría reflejando una caída de 53,7%.
Tasa de fecundidad en Chile llega al nivel más bajo de su historia y es una de las más bajas del mundo
¿Qué consecuencias podría tener para el país que estas tasas de fecundidad sean tan bajas? Según la académica e investigadora del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Martina Yopo, una de las consecuencias directas que tiene la baja natalidad es el decrecimiento y envejecimiento de la población. “Si nosotros pensamos que de alguna manera toda la organización social y la organización de sistemas sociales clave desde la economía, al trabajo, desde la educación a la salud y los cuidados, están basados en el principio de que van a haber nuevas generaciones que reemplacen a las generaciones que de alguna manera van envejeciendo, ese principio hoy con esta tasa de natalidad tan baja que tenemos en Chile está puesto en cuestión y pone un desafío importante para nuevamente el funcionamiento de sistemas sociales clave”, enfatiza.
Esto, además agrega la investigadora, nos supone un desafío muy importante a nivel país, “y es absolutamente necesario que se comience a tomar esta nueva realidad demográfica como un indicador muy serio para la formulación de políticas públicas que permitan abordar los desafíos que estas transformaciones suponen”.
Los nacimientos también siguen una tendencia a la baja, pues si bien en 2022 hubo un total de 189.303 bebés nacidos a nivel país, marcando un alza de 6,8% respecto a 2021, ese aumento se considera como un efecto “rebote”, observado también en otros países, tras la importante reducción de las cifras en 2020 (-7,2%) y 2021 (-9,1%) a causa del Covid-19.
Matías Gómez, sociólogo y director Laboratorio de Conversación Pública de la Universidad Central reconoce que estos indicadores muestran una tendencia que “pareciera ser irreversible. Desde luego hay que entender factores estructurales como cuestiones económicas, la restricción monetaria que pueden tener las personas hoy en día para poder tener hijos, así como las decisiones más culturales de aplazar los proyectos de vida familiares después de los 30 años, y que los proyectos de vida de las personas no incorporan necesariamente tener un hijo o una hija hoy en día”, detalla.
Esto, como consecuencia, muestra la alta probabilidad de que la población empiece a reducirse quizás un poco antes de lo que estaba proyectado, donde indicadores mostraban que eso no iba a ocurrir en Chile antes del 2050. “Eso sin duda pone las alertas, porque si bien podemos contar con una amortiguación que puede venir de los nacimientos de mujeres migrantes, mujeres extranjeras, esto no va a ser suficiente. Es importante pensar en políticas y medidas que apunten a la reactivación de la tenencia de hijos, el aumento de hijos, tales como cuestiones tributarias, que pueden estar ligados a incentivos, digamos, de no cobro de impuestos, pero también algo más asociado a quizás pensar alguna transferencia monetaria”, agrega Gómez.
En efecto, las estadísticas provisionales de nacimientos de 2023 (174.067 bebés) muestran una variación de -8% con relación a 2022 y de -37,6% respecto a 1992. Es decir, en 2023 hubo 105.031 nacimientos registrados menos que en 1992.

Retraso en la edad en que las mujeres tienen hijos
Las estadísticas del INE muestran también que la edad en que las mujeres en Chile son madres sigue retrasándose. La Tasa Especifica de Fecundidad (TEF) más alta (número de hijos/as por 1.000 mujeres según el grupo de edad de la madre) en 2022 estuvo en el tramo de 30 a 34 años, con una tasa de 67,2 hijos por cada mil mujeres en esa edad. En 2023, según cifras provisionales, la TEF más alta se ubicó en el mismo tramo etario, pero bajó a 60,7.
En 1992, en contraste, la TEF más alta se situó en el grupo de mujeres de 25 a 29 años y fue de 135,4 hijos por cada mil mujeres en esa edad. La maternidad adolescente (15 a 19 años) también se ha reducido: la TEF entre ese grupo pasó de 64,6 nacimientos por cada mil jóvenes en 1992 a 12,2 en 2022 y a 11,0 en 2023, según datos provisionales.
“El hecho de que cada vez las mujeres se están convirtiendo en madres a edades más avanzadas tiene un correlato importante en aumento de autonomía reproductiva. Hoy tienen mayor acceso y posibilidad de uso anticonceptivo y también transformaciones culturales en torno al género, donde hoy las mujeres no solamente aspiran a realizarse en el ámbito familiar, sino también en otros ámbitos de dominio público como la educación y el mercado del trabajo”, reflexiona Yopo al respecto.
Sin embargo, la socióloga comenta que esto también habla de las dificultades que hoy viven las mujeres para poder tener hijos en Chile. “Es esta tesis que yo vengo trabajando hace un tiempo de la infertilidad estructural, de que hoy hay mujeres que quieren ser madres, que están interesadas en tener hijos, pero no tienen las condiciones sociales adecuadas para hacerlo. Ahí hay un conjunto de factores que van desde las desigualdades de género y la ausencia de corresponsabilidad a la penalización que siguen enfrentando las mujeres que se convierten en madre en el mercado laboral, temas de pobreza de tiempo, temas de encarecimiento de costos de vida. Entonces, si vamos a hablar un poco de las causas de la baja natalidad, tenemos que hablar no solamente de transformaciones culturales, sino también de desafíos estructurales, que hoy es el que Chile tenga condiciones objetivas que hacen que las mujeres consideren que es difícil convertirse en madres”, concluye la investigadora.

Nacimientos de madres extranjeras
En contraste a la tendencia nacional, el número de nacimientos de madres extranjeras en Chile ha continuado incrementándose. Así, mientras en 2017 el 6,9% de los nacidos vivos provenía de una mujer de origen extranjero, en 2022 esa proporción subió a 18,9%.
De los 35.864 nacidos vivos de madres extranjeras en 2022, el mayor porcentaje (20,3%) fue de mujeres venezolanas, seguidas de las madres peruanas (10,6%) y haitianas (10,0%). Los porcentajes más altos de hijos(as) de madres extranjeras por región estuvieron en Tarapacá y Antofagasta, donde de cada 100 nacimientos ocurridos 48 y 41 nacimientos fueron de madres extranjeras, respectivamente.
Defunciones a la baja
En 2022 hubo un total de 136.972 defunciones, lo que implicó un leve descenso interanual de 0,5% y según cifras provisionales de 2023, el número de fallecimientos ese año volvió a disminuir, al contabilizarse 121.975 muertes, un 10,9% menos que en 2022. Dichas bajas se produjeron tras las fuertes alzas anotadas en 2020 (aumento de 15,1% respecto a 2019) y en 2021 (incremento de 9,1% respecto al año anterior), años marcados por la presencia de la pandemia de Covid-19.
El mayor número y porcentaje de defunciones en 2022 ocurrió en el grupo de 80 a 84 años, con 18.771 decesos (13,7% del total), seguido por el grupo de 85 a 89 años, con 18.404 muertes (13,4%). Los grupos de causas de muerte que más decesos provocaron fueron las “enfermedades del sistema circulatorio”, con 33.503 fallecimientos (24,5% del total), y los “tumores (neoplasias)”, con 29.931 defunciones (21,9%).
El número de fallecimientos asignados al Covid-19 siguió siendo importante en 2022, al llegar a 13.433 decesos, cifra que representa un 9,8% del total de fallecimientos del año. Los fallecidos menores de un año alcanzaron a los 1.110 casos en 2022, con una tasa de mortalidad infantil (TMI) que se situó en 5,9 defunciones por cada mil nacidos vivos. En 2023, de acuerdo con cifras provisionales, hubo 1.147 muertes de este grupo etario, con una TM de 6,6.
Esperanza de vida al nacer vuelve a subir
Entre 2010 y 2019 existió un aumento absoluto de 2,40 años en la esperanza de vida al nacer. Por efecto de la pandemia, en 2021 la esperanza de vida fue de 79,14 años para ambos sexos, lo que marcó una disminución absoluta de 1,71 años respecto a 2019. Sin embargo, los datos recientes dan cuenta de que este indicador comenzó nuevamente a subir, al situarse en 79,72 en 2022 y en 81,39 en 2023, según cifras provisionales de ese último período. Es decir, en tan solo dos años (2021-2023) se produjo un alza absoluta de 2,25 años en la esperanza de vida en el país.
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