Científicos de la Universidad Estatal de Michigan (MSU por sus siglas en inglés), Estados Unidos han hecho un descubrimiento sorprendente sobre el sistema nervioso entérico del intestino humano, que en sí mismo está lleno de hechos sorprendentes. Para empezar, está el hecho de que este órgano alberga el llamado “segundo cerebro” y que con esta investigación se vuelve a rectificar que sí existe.
“La mayoría de las personas ni siquiera saben que tienen esto en sus entrañas”, dijo en un comunicado Brian Gulbransen, profesor del Departamento de Fisiología de la Facultad de Ciencias Naturales de MSU.
Las personas en su mayoría no saben que en los intestinos se ubica el sistema nervioso entérico que es extraordinariamente independiente. Por eso es que los intestinos, podrían llevar a cabo muchas de sus funciones habituales incluso si se desconectaran de algún modo del sistema nervioso central. Incluso, el número de células especializadas del sistema nervioso, es decir, neuronas y glía, que viven en el intestino de una persona es aproximadamente equivalente al número encontrado en el cerebro de un gato.
“Es como un segundo cerebro en nuestro intestino”, afirmó Gulbransen. “Es una extensa red de neuronas y glía que recubre nuestros intestinos”.
Las neuronas son el tipo de célula más familiar, y son famosas por conducir las señales eléctricas del sistema nervioso. Las glías, por otro lado, no son eléctricamente activas, lo que ha hecho que sea más difícil para los investigadores descifrar lo que hacen estas células. Una de las principales teorías fue que las células gliales brindan apoyo pasivo a las neuronas.
Gulbransen y su equipo han demostrado ahora que las células gliales desempeñan un papel mucho más activo en el sistema nervioso entérico. En la investigación publicada en línea en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores revelaron que la glía actúa de forma muy precisa para influir en las señales que transmiten los circuitos neuronales. Este descubrimiento podría ayudar a allanar el camino hacia nuevos tratamientos para enfermedades intestinales como el síndrome del intestino irritable que afecta entre un 10% y 20% a la población chilena.
“Si pensamos en este segundo cerebro como en un computador, la glía es el chip que funciona en la periferia”, dijo Gulbransen. “Son una parte activa de la red de señalización, pero no como las neuronas. La glía modula o modifica la señal”.
En lenguaje informático, las glías serían las puertas lógicas. O, en una metáfora más musical, la glía no lleva las notas que se tocan en una guitarra eléctrica, sino que son los pedales y amplificadores que modulan el tono y el volumen de esas notas.
Nuevos tratamientos para enfermedades intestinales
Independientemente de la analogía, la glía es más importante para asegurar que todo funcione bien -o que suene bien- de lo que los científicos entendían hasta ahora. Este trabajo crea una imagen más completa, aunque más complicada, del funcionamiento del sistema nervioso entérico. También crea nuevas oportunidades para tratar potencialmente los trastornos intestinales.
“Esto está muy lejos, pero ahora podemos empezar a preguntarnos si hay una manera de dirigirse a un tipo o conjunto específico de glía y cambiar su función de alguna manera”, dijo Gulbransen. “Las compañías farmacéuticas ya están interesadas en esto”.
A principios de este año, los científicos de la Universidad Estatal de Michigan descubrieron que la glía podría abrir nuevas vías para ayudar a tratar el síndrome del intestino irritable, una dolorosa enfermedad que actualmente no tiene cura. La glía también podría estar implicada en otros problemas de salud, como los trastornos de la motilidad intestinal, el estreñimiento, y un trastorno poco frecuente conocido como pseudoobstrucción intestinal crónica. “En este momento, no se conoce la causa. La gente desarrolla lo que parece una obstrucción en el intestino, sólo que no hay ninguna obstrucción física”, dijo Gulbransen. Sólo hay una parte del intestino que deja de funcionar”.
Aunque subraya que la ciencia no está en condiciones de ofrecer tratamientos para estos problemas, sí está mejor equipada para investigarlos y comprenderlos mejor. En tanto, Gulbransen cree que la MSU va a ser una figura central en el desarrollo de esa comprensión.
“La MSU tiene uno de los mejores grupos de investigación sobre el intestino del mundo. Tenemos este enorme y diverso grupo de personas que trabajan en todas las áreas principales de la ciencia intestinal. Es uno de nuestros puntos fuertes” finalizó.