Esta pandemia generada por el coronavirus Sars-CoV-2 está afectando principalmente a adultos mayores y aquellos con enfermedades asociadas como diabetes, hipertensión y obesidad, además de los inmunosuprimidos. Son ellos los que, hasta ahora, han presentado más riesgo de complicaciones.
Sin embargo, en la medida en que avanza el virus, se ha visto que personas jóvenes y sanas, también están sufriendo cuadros graves y algunos han muerto.
En Estados Unidos, un análisis realizado por el periódico The Washington Post evidenció que del total de fallecidos en ese país, 759 son personas menores de 50 años y de ellos, poco más de 230 menores de 30 años.
La propia Organización Mundial de Salud envió un mensaje directo a los jóvenes advirtiendo que este grupo no es inmune al virus y que si bien, la mayoría de los contagiados pasará la enfermedad sin síntomas o con síntomas leves, a otos “este virus podría llevarlos al hospital durante semanas o incluso matarlos", según dijo el director general de este organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
A la luz de la cifras, las personas jóvenes y sanas, son las menos afectadas, pero hay un grupo pequeño que sí está enfermando de Covid-19. Razones pueden haber muchas y una de ellas puede estar en la reacción exagerada del propio sistema inmune de cada paciente que termina causando una inflamación excesiva en los pulmones.
Tormenta inflamatoria
Cuando un microrganismo (virus, bacterias, hongo) ingresa al organismo, el sistema inmune es el encargado de detectarlo y hacerle frente para lograr eliminarlo del cuerpo y lo hace mediante distintas células y sustancias que secreta con este fin.
Una de sustancias son las citoquinas. “Son proteínas, uno de los mecanismos que tienen el sistema inmune y que tienen como función coordinar funciones. Hay varios tipos de citoquinas y según el tipo, es la respuesta inmune que se genera. Un grupo de ellas promueve la inflamación del tejido”, explica Fabiola Osorio, investigadora del programa de Inmunología del Instituto de Ciencias Biomédicas, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (Icbm).
La inflamación, al igual que la fiebre son signos que tiene el organismo para advertir que algo esta ocurriendo. En el caso de las citoquinas que promueven la inflamación, permiten en términos sencillos, advertir el lugar en el que está ocurriendo el problema.
“En un principio, esto es súper bueno si ocurre como respuesta primaria pero si no se “apaga” y no se detiene a tiempo, en lugar comienza a destruir y se transforma en patología”, señala Osorio. El daño causado puede ser multisistémico y potencialmente mortal.
Este mecanismo inflamatorio, también se observó en la epidemia de SARS (2003) y MERS (2012) e incluso durante la gripe española hace cien años, pero hoy tiene existen algunas estrategias terapéuticas que pueden ser útiles y “apagar” estas citoquinas para terminar con la inflamación.
La también presidenta de la Asociación Chilena de Inmunología, señala que “la tormenta de citoquinas es una sobrerreacción del sistema inmune que termina muchas veces cobrando la muerte de los pacientes por daños que no tienen que ver con la infección misma, sino por el descontrol del propio sistema que finalmente genera un daño exacerbado en los tejidos”.
Este mecanismo ha sido observado principalmente en pacientes adultos jóvenes, presumiblemente sanos y cuyo sistema inmune funcionaba, antes de la pandemia, en forma normal.
Leandro Carreño, también investigador del Programa de Inmunología de ICBM y del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII), asegura que si bien aún no es posible determinar con precisión el impacto de este mecanismo inmunológico en la mortalidad de las poblaciones menores de 50 años, la tormenta de citoquinas podría explicar el por qué personas consideradas como “sanas durante toda su vida” experimentan episodios respiratorios tan críticos por Covid-19.
Según Carreño, para los científicos este fenómeno se puede ver como una cuestión de equilibrio, una delgada línea que separa una respuesta inmune competente de una descontrolada en adultos jóvenes, grupo con mayor riesgo de sufrir una reacción nociva por la tormenta de citoquinas.
“En general, la respuesta inmune empieza a subir al detectar al patógeno y luego baja cuando se elimina, y no solo porque ha vencido al virus, sino porque se tiene que autocontrolar. El sistema en sí mismo es un equilibrio, pero que se puede desviar y terminar atacando tejidos propios, algo similar a cuando personas sufren enfermedades autoinmunes, donde estos mecanismos pierden balance y es tan reactivo que se confunde y empieza a dañar al organismo propio, lo que conocemos hoy en día como una respuesta híper- o auto-inflamatoria”, explica el investigador del IMII.
Siguiendo esta lógica, los adultos mayores, pacientes con enfermedades de base y los inmunosuprimidos tienen más riesgo porque su sistema inmune está debilitado. Los niños, al tener un sistema inmune aún inmaduro, tienen una menor capacidad de reaccionar frente a los virus y de alguna manera, considerando las cifras de contagiados y fallecidos, hoy ayuda a este grupo
Los afectados que hacen cuadro más severo entre los 30 y 50 años, dice Carreño, podrían ser personas que tienen una enfermedad de base sin diagnosticar o que tengan una anomalía en el sistema inmune.
Interleuquina 6
Una de las citoquinas que participa en la inflamación se llama interleuquina 6 y es precisamente, una proteína para la que existe un fármaco que la controla (antagonista)
Careño dice que la respuesta inflamatoria del sistema inmune innato involucra a una triada de citoquinas, que es comandada por esta glucoproteína secretada por las células macrófagas. “Es, por así decirlo, la más importante de todas, porque llama a la secreción de nuevas citoquinas, entre ellas la inteferón gamma, que prende todo. Y ahí la respuesta deviene en desastre”.
En las últimas semanas se publicaron algunos estudios en Medrxiv, un sitio científico que da a conocer investigaciones reciente de impacto clínico pero antes de la revisión de pares, que mencionan la medición de esta citoquina como una posible herramienta de predicción de insuficiencia respiratoria en pacientes con Covid-19.
Es más, ante la falta de tratamiento específico contra el Covid-19, también se está probando medir la interleuquina 6 en los pacientes contagiados con el virus, mediante un examen de sangre. Quienes tienen niveles altos de proteína, podrían estar más en riesgo de complicaciones
La tormenta de citoquinas, además del Sars y el Mers, es un fenómeno usual en enfermedades autoinmunes como el lupus o la artritis reumatoidea, razón por la que algunos medicamentos asociados a su tratamiento están siendo utilizados contra el nuevo coronavirus.
Algunos pacientes han respondido bien pero en otros, la terapia con anticuerpos monoclonales, no ha funcionado. ¿La razón? No siempre los casos graves pueden obedecer a una tormenta de citoquinas, responde Carreño. Según él, aún hay terreno por avanzar, pero la búsqueda de marcadores que indiquen que se producirá este tipo de respuesta podría anticipar problemas respiratorios y la necesidad de ventilación mecánica, añade el investigador.