¿Trabajar para vivir o vivir para trabajar? La otra secuela de la pandemia
La extensa crisis por Covid-19 y sus consecuencias, ha llevado a poner en tela de juicio y dar un sentido crítico a la vida, el tiempo libre y el bienestar. El resultado en un proceso de repensar el presente y el futuro laboral. En EE.UU., se llama "la gran renuncia" al fenómeno que en 2021 se expresó con 47,8 millones de trabajadores que dejaron su empleo de forma voluntaria.
Para muchos y muchas la pandemia fue el momento para preguntarse: ¿Quiero trabajar cómo lo hacia antes? Es el caso de Silvia (48 años), que prefiere no dar su apellido, que con su carrera de administración por 20 años se dedicó al área gastronómica. Trabajó en comida rápida a cafetería, y logró puestos de jefatura. Pero eso cambió luego del 18 de octubre de 2019: comenzaron a cerrar locales. A las pocas semanas la despidieron.
“Pensé esto va a pasar, voy a descansar y tomar vacaciones y en marzo del 2020 volveré a trabajar”, dice. Pero llegó la pandemia. Cambio de planes. Se mantuvo optimista y pensó que no serían más de seis meses.
Pero el Covid-19 estuvo por más tiempo. Mucho más. Periodo en el cual evaluó su trabajo. “Yo quería hacer otra cosa, pero no sabía muy bien qué”. cuenta. Una amiga me comentó en junio de 2020 sobre estudiar terapias alternativas. Ahí empecé a decir: ´esto es lo que yo quiero´”, comenta sobre una decisión que no imaginó años antes.
Un camino que reconoce la tiene más contenta. El trabajo previo a la pandemia lo recuerda con muchas exigencias y nulo tiempo para ella. “Yo viajaba fuera de Santiago. Tenía que levantarme a las 3 am para tomar un avión a las 5 am″, dice. Y en un ambiente que cuenta, no era el mejor. Poca valoración y dudas de su trabajo, pese a que las evaluaciones positivas.
Había abusos. Muchos, dice Silvia. “No podía comer con los operarios porque encontraban que se veía feo. Tenía que hacer muchos informes y a veces me quedaba en la casa para avanzar, pero era mal visto. Tampoco podía almorzar tranquila, era un pecado almorzar. Había una cultura de sacrificio, el más sacrificado era mejor visto. Tampoco podía pedir vacaciones porque siempre venía algo importante o no podían ser cuando quería. No podías celebrar tu cumpleaños, porque no había tiempo. Yo aparezco en todas las celebraciones de familia con ropa de la empresa porque llegaba corriendo. No tenía tiempo. Mi familia no me veía. Llegaba solo a dormir. Eso fue durante 20 años”, comenta sobre vivencias que le afectaron su salud.
Crisis laboral
La pandemia extendió sus alcances más allá de la salud. Al igual que Silvia, muchas personas repensaron su rumbo laboral.
En Estados Unidos lo bautizaron “the great resignation” o la gran renuncia. Según el Departamento del Trabajo de ese país, en 2021 se dio un comportamiento del mercado laboral inusual: 47,8 millones de trabajadores y trabajadoras dejaron su empleo de forma voluntaria.
El académico en administración y negocios Anthony Klotz de Texas A&M University, ha indicado que esa ola de renuncias fue el resultado de repensar el presente y el futuro laboral en tiempos de Covid-19.
Desde funcionarios de la salud agotados hasta personas en cargos ejecutivos, renunciaron a tasas récord. Si bien, no hay estudios que indaguen en las razones, para muchos muchos fue el paso para cambiar de trabajo, de carrera o tomar descansos. Decisiones motivadas por salarios bajos, falta de respeto en el lugar de trabajo, problemas con el cuidado de los niños y sobrecarga laboral que también trajo la pandemia.
En 2021, datos de “Pulse of the American Worker Survey” señalaron que uno de cada cuatro trabajadores había considerado cambiar su empleo actual como consecuencia de la pandemia.
En Chile, especialmente en 2021, también se experimentó una escasez de mano de obra a nivel operativo y alzas en la rotación de personal a nivel profesional. No a los niveles de Estados Unidos, el escenario es diferente, pero con alza en la tasa de desempleo durante el primer año de la pandemia, mayor presencia del empleo informal y la creación de empleos precarios. Pero de todos modos, fue un tiempo de replantear necesidades y proyecciones en lo laboral.
Para Diana Aurenque, directora Departamento de Filosofía Universidad de Santiago es un fenómeno interesante. Algo sin duda llamativo, porque si algo quedó claro durante la pandemia, sobretodo en la fase más estricta del 2020 con encierros prolongados, añade, es que el trabajo estable se valorizó mucho, “permitía a las personas realmente cuidarse y a muchas otras no, además mucha gente perdió empleos o tuvo que dejarlos por fuerza mayor, por cuidar a los hijos o cuidar a otros, en el caso de las mujeres”.
Pero por otro lado, y de forma curiosa admite Aurenque, también implicó una crisis. La pandemia, más que una crisis sanitaria en realidad fue una crisis de todo. De relaciones. De sentido. “Fue una crisis mucho más amplia que solo sanitaria, yo creo que eso llevo a las personas a poner en tela de juicio y darle un sentido crítico a sus propias vidas”.
En época de confinamiento muchos trabajos se transformaron a on line. Fue una ayuda. Pero también el horario laboral y el horario no laboral se confundieron completamente, dice Aurenque: “Las casas dejaron de ser lugares de protección, sino lugares de trabajo sin estar tampoco acondicionadas para eso. Muchos trabajaban en el comedor o en sillas que no eran ergonómicas”.
El resultado, fue que se hizo muy complejo hacer la separación entre el tiempo libre en el hogar, y el laboral. “Todo esto en condiciones que no eran las mejores. Esa mezcla de que el tiempo completo del hogar destinado a trabajo, y a trabajos que no eran en las condiciones laborales, por cierto puede llevar a las personas a cambiar de empleo, a buscar otro trabajo que permitiera una mejor separación entre tiempo laboral y tiempo libre, o que ofreciera otro tipo de condiciones”, indica.
Bienestar y trabajo
En este fenómeno, dice Aurenque también existe algo más épocal. La pandemia demuestra algo que hace mucho las sociedades contemporáneas modernas quieren impulsar: que las personas puedan trabajar en aquello donde tienen talentos. Es el ideal del trabajo. No solo como una fuente de ingreso, sino también de satisfacciones.
“Sentir que el trabajo es gratificante es algo está hace bastante tiempo, y tiene que ver con que no somos seres que queremos simplemente existir o necesitamos asegurar la sobrevivencia mediante un trabajo que genere recursos, hay algo más. También uno desea una especie de realización o una satisfacción. En ese sentido que las personas dejen de hacer labores porque no les satisfaga es un ideal que hace bastante tiempo está en la sociedad”, subraya.
La pandemia a su vez, da alguna u otra forma por el encierro o de la falta de contacto social, hizo revalorar el tiempo de cada uno. “Salirse un poco de esta maquinaria donde el tiempo valioso es el en que trabajo, produzco y genero ingresos, sino que ver finalmente con cosas que no necesariamente son materiales. Tiempo con los afectos, con amigos, de ocio, de salir a caminar. Todo ese tiempo que en esta maquinaria permanente de producir y hacer, y ser a través del hacer, se interrumpió un poco a propósito de la pandemia”, apunta.
Incluso luego de experimentar el teletrabajo, para algunos la presencialidad no resultó atractiva. Ya el año pasado el estudio “Decoding Global Talent”, de Boston Consulting Group (BCG) y The Network a nivel mundial y con el apoyo de Laborum.com en Chile, mostraba que el 92% de las y los chilenos tenía como preferencia en el futuro optar por un empleo que les permita trabajar desde casa ocasionalmente o híbrido.
Un cuestionamiento que se dio además por los efectos en la salud mental. Tal como indicó el Termómetro de la Salud Mental en Chile, de la ACHS y el Centro de Estudios y Encuestas Longitudinales de la UC, el agobio, los problemas de sueño y concentración afectaron a uno de cada dos encuestados. Y para uno de cada tres encuestados su estado de ánimo es peor hoy que antes de la pandemia.
Otro elemento que podrían explicar lo que ocurre, señala la académica es que el maltrato y el abuso cada vez más deja de ser normalizado en el espacio laboral. “Hay una tendencia y procesos políticos importantes que en el fondo dicen que los trabajadores o profesionales, la ocupación que sea, tienen una dignidad similar. No porque alguien estudio más años en la universidad o tiene especializaciones, es más importante que una persona que tiene un oficio que a lo mejor aprendió o una carrera técnica”.
Habría que mirar estudios, “pero yo tengo la impresión que estamos viviendo un cambio”, dice Aurenque. Una razón por la cual se cambia de rubro o acortan jornada laboral, podría ir porque muchos se dan cuenta que trabajar y tener más ingresos no significa una mejor vida. “Significa que trabajas más y tienes más ingresos, pero también en la medida que tienes más también empiezan a surgir otro tipo de responsabilidades que hay que manejar, como cuándo ves a la familia, cuándo tienes tiempo para disfrutar de los ingresos que has generado. Esos son temas importantes y que son regalos de alguna forma de la pandemia”.
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