A propósito del incendio que afectó a la Catedral de Notredame el lunes pasado, es posible hacer una reflexión sobre las decisiones que una sociedad toma respecto de sus edificios y de su patrimonio en general. Cómo se cuida, el valor que se les da y si luego de incendios se reconstruyen.
En el caso de Notre Dame, Macarena Ibarra, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC, destaca que durante el siglo XIX, Víctor Hugo denunció como barbarie y vandalismo el descuido de edificios de la Francia medieval y, en particular, apeló a la necesidad de conservar la Catedral de Notredame. "El escritor romántico instó al Estado del siglo XIX a asumir la defensa y valoración del patrimonio arquitectónico mediante campañas de restauración de edificios arruinados o abandonados y de la promulgación de una ley de protección de monumentos. En sus escritos planteó su preocupación tanto por el riesgo de los monumentos del París postrevolucionario como por la radical transformación que ordenó Napoleon III y ejecutó el Barón Haussmann tras promediar el siglo", indica.
Hay dos cosas en un edificio: su uso y la belleza, dice la experta. Así, "su uso pertenece al dueño, su belleza a todo el mundo, usted, yo, todos nosotros…", indica, sostenía el intelectual a propósito de la conservación de monumentos. "Por una parte, esto implicaba reconocer el patrimonio como asunto de interés nacional y, por otra, comprender su mantención en relación a su uso y a su belleza".
Para el caso de Notredame, tanto su uso como su belleza, entendida como los atributos estéticos e históricos, han sido validados por generaciones constituyéndose como un bien patrimonial cuyo destino ha sido resguardado. "Pero la pregunta acerca de qué cambiar, qué reemplazar y qué conservar, puede ser también de respuesta más compleja. Es una difícil interrogante que las sociedades se plantean respecto de sus monumentos y que se relaciona al sentido y significados que estos tienen. Y, justamente, en palabras de Víctor Hugo, tiene que ver con el uso y la belleza de los edificios", aclara.
Tragedias patrimoniales en Chile
En nuestro país, la arquitectura y el orden urbano también han sido afectados históricamente por incendios, destaca Ibarra. "Hace algunos años un periódico nacional señalaba que el patrimonio chileno se veía afectado cada semana por un incendio. Entre el año 2011 y el 2015, templos emblemáticos fueron afectados o desaparecidos a causa de incendios y fueron reconstruidos o restaurados".
Pero otros históricos templos, no se han reconstruido. Tal fue el caso, dice la académica, del incendio que afectó a la Catedral colonial en Santiago, de orientación norte sur, hace 250 años, coyuntura que aceleró el cambio de orientación y la construcción del templo actual, más grande y en sentido oriente poniente, hecho que se venía ideando desde décadas anteriores. "El incendió de 1769 sepultó todo vestigio de ese antiguo templo colonial", destaca.
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Otro histórico caso fue el incendio de la Iglesia de la Compañía en 1863, ubicada en la esquina sur poniente de calle Bandera con Compañía, en Santiago. "Tal como Notredame esta semana, el trágico episodio, entonces, conmocionó al mundo entero. Esta catástrofe, que quitó la vida a mil personas, fue extensamente comentada en Europa donde artistas y escritores reaccionaron frente a los hechos y quisieron representarlos. La prensa chilena fue reproducida en todas partes del mundo. Y el conocido incendio del templo de la orden jesuita, tampoco se reconstruyó. En cambio, se instaló, ocho años después, en el lugar de la tragedia un monumento, dedicado al dolor, obra del francés Carrier Belleuse.
La respuesta que la sociedad contemporánea dio, señala Ibarra, fue entonces la de un "monumento de sitio de la catástrofe", que borraba la tragedia y perpetuaba el dolor.
En definitiva, los incendios u otras catástrofes que afectan a los edificios patrimoniales, obligan a repensar su sentido, subraya. "Exigen poner en relación su presente con su pasado una vez más, con el fin de pensar su futuro. Obligan a preguntarse por su significado social, por su uso y por su belleza, en definitiva por los atributos que se le otorgan. Esas respuestas son las que actualizan lo que una sociedad considera como patrimonio, una y otra vez".