La magnitud de la pandemia se evidencia en todo. Decir eso no es exagerado si día a día vemos cómo distintos aspectos muestran los efectos de la crisis sanitaria. Y en el caso de las mujeres, el ciclo menstrual es uno de los más afectados.
Porque la pandemia ha sido sinónimo de desafíos estresantes y abrumadores. El distanciamiento social, la educación en el hogar, el desempleo, las preocupaciones económicas, el aislamiento y muchos otros aspectos, agotadan física y emocionalmente. En especial a las mujeres, que diversos muestran han sido las más afectadas.
Por ejemplo, un estudio Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de 2020, reveló la alta carga doméstica que ellas tienen en pandemia. Así, si un 38% de los hombres dedicó cero horas semanales a realizar tareas domésticas como cocinar, hacer aseo y lavar ropa, frente al 14% de las mujeres. Es decir, las mujeres dedicaron 9 horas semanales más que los hombres a tareas domésticas.
En cuanto a las horas semanales dedicadas al cuidado de niños y niñas (solo hogares con menores de 14 años), la misma encuesta indica que un 57% de los hombres dedicó cero horas a estas actividades la última semana de julio 2020 versus 27,6% de las mujeres.
Y si de salud mental se trata, un estudio Ipsos indica que un 32% de las mujeres declara que está en un estado de depresión a raíz de la pandemia. Cifra que en el caso de los hombres llega a un 25%.
Que como consecuencia la salud de las mujeres se viera alterada y con ella aumentaran los trastornos menstruales, era un síntoma esperable. Lo sabe Andrea Huneeus ginecóloga infanto juvenil de Clínica Alemana de Santiago, que ha visto cómo aumentan en estos meses crecen estos casos. “Ha habido muchos trastornos, desde menstruaciones que se fueron en marzo 2020 y no volvieron más, a ciclos irregulares”, reconoce.
Amelia Alvarado académica de la Escuela de Obstetricia de la Universidad Mayor es parte del equipo de tele consejería en medicina que esa institución da a estudiantes y también ha notado un alza en distintas alteraciones del ciclo menstrual, todas, dice, relacionadas con estrés, “efectivamente se ven y lo que es más frecuente es la ausencia de la menstruación”.
El alza en ese índice de consulta, señala Alvarado se notó ya con el estallido social de octubre de 2019 y luego siguió con la pandemia. “No se ha tenido respiro en cuanto a la tensión, entonces se ven muchas ausencias de menstruación y por lo mismo aumento en las consultas de sospecha de embarazo”.
El tema ha sido un motivo de conversación reiterada entre especialistas en ginecología, indica Aníbal Scarella Chamy, gineco-obstetra y coordinador del Centro de Medicina Reproductiva de Clínica Ciudad del Mar y miembro de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginegología. Algunos creen que se trata de una condición prevalente y en alza, mientras que otros consideran que se ha mantenido estable. Lo cierto, añade, es que el ciclo menstrual está vinculado a distintos elementos, y tanto el estrés, como la falta de ejercicio o el ejercicio excesivo, hasta algunas enfermedades, por ejemplo, pueden generan cambios.
Una señal importante
“La menstruación es el sexto signo vital” detalla Scarella. Es la señal, en el caso de las mujeres en edad fértil, que, junto con temperatura corporal, el pulso, frecuencia respiratoria, la presión arterial y el dolor dan cuenta de la condición de salud. “Pequeñas alternaciones en la menstruación pueden ser expresión de enfermedades subyacentes o una clara expresión del estrés”, advierte.
La normal es que puedan transcurrir hasta 35 días en que no llegue la menstruación, indica Alvarado. Pero ya después de una semana de atraso se debería poner atención, y ver, dice, “si se estuvo expuesta a riesgo de embarazo y consultar a un profesional ya sea matrona o ginecólogo para descartar una causa más grave”, señala Alvarado.
En esos casos, dice Huneeus la consulta es el modo para realizar los exámenes y estudios hormonales que puedan ayudar a descartar que no sea algo orgánico. Sin embargo, admite, la mayoría de los casos corresponden a algo funcional, una señal de los efectos del estrés en el organismo. “También he visto muchas hemorragias y todo tipo de trastornos de ciclos”, añade.
Estrés crónico
El causante de todo es el estrés. Una condición que produce alza en la llamada hormona del estrés o cortisol, sustancia, explica Alvarado que dentro de todos sus efectos estimula el hipotálamo y altera las hormonas del ciclo menstrual. “Esto, por ejemplo, les sucede a estudiantes en periodo de exámenes o al estar de duelo, cualquier situación de estrés puede gatillar este mecanismo”.
El control del ciclo menstrual no reside en el útero, sino en el cerebro. El hipotálamo administra la glándula pituitaria y controla la liberación de diferentes hormonas, algunas de ellas activan los ovarios para producir estrógeno y progesterona. Esas dos hormonas son las que espesan el revestimiento del útero para preparar el cuerpo para el embarazo. Si el embarazo no se produce, los niveles hormonales disminuyen y el revestimiento del útero se desprende y se produce el sangrado, la menstruación.
Cuando la información recibida por el hipotálamo cambia, todo el cuerpo, incluido el ciclo menstrual, puede verse afectado. Porque también ayuda a controlar la frecuencia cardíaca, la presión arterial y cuánto comemos hasta cuánto dormimos.
La pandemia, como evento estresante influye, explica Huneeus. También afectan otros eventos cambios en el peso o ejercicio excesivos. “Por eso es necesario descartar una patología como ovario poliquístico u otra falla ovárica y para eso se piden estudios hormonales y exámenes, si se descarta eso, hay que atacar el estrés con apoyo psicológico y terapias”.
El estrés agudo afecta la menstruación, lo altera y también lo hace el estrés crónico, el que se experimentas en situaciones de guerra, o en situaciones de duelo, señala Scarella. Y si bien no implica que todas las mujeres presenten ciclos irregulares, en contexto general cómo el actual, “sí se puede alterar como una expresión de nuestra salud, que no es solo la del cuerpo, sino la salud mental y social y reproductiva, en ese contexto evidentemente hay implicancias pese a que en Chile no hay estudios sobre el tema”.
Las señales son ciclos más cortos, más extensos o que desaparecen. Las reglas dolorosas, en cambio, aclara Scarella, no corresponden a alteraciones por estrés, “esos son cuadros distintos y pueden ser expresión de la endometriosis o miomas, algo que debe considerarse, por eso no se debe normalizar jamás el dolor menstrual”.
Desajustes que pueden aumentar aún más. Todo gracias a la llegada de las nuevas cuarentenas y el alza de casos. “Sin duda esto puede aumentar con la llegada de las nuevas cuarentenas, porque para las mujeres que el año pasado pudieron tolerar de alguna forma el encierro esto va a ser demasiado y pueden aparecer trastornos del ciclo, ya que el estrés es acumulativo”, advierte Huneeus.